Este martes 14 de mayo se celebran los 62 años desde la boda de los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía. Se casaron un lunes en Atenas y lo hicieron en tres ceremonias diferentes: la católica, la ortodoxa y la civil, ninguna de ellas en español, ya que la princesa griega no hablaba ni una palabra del idioma. Mientras tanto, en España pretendían que nada ocurría, ya que Franco intentó quitarle protagonismo al enlace. La suya es una historia de altibajos que empezó mal y que, visto lo visto, también acaba así.

No es una 62 aniversario cualquiera. Lo celebran cada uno en una esquina del mundo, más distanciados que nunca, cuando hace casi cuatro años que viven en continentes diferentes. En las pocas ocasiones que han coincidido desde entonces no se han dejado fotografiar juntos. Las únicas excepciones fueron los funerales de Constantino de Grecia en Atenas e Isabel II en Londres, así como la boda de Hussein de Jordania en Ammán.

Es decir, solo en citas oficiales donde ejercen un papel institucional más allá del familiar.

Los reyes Juan Carlos y Sofía saludan a la familia real jordana en la boda de Hussein de Jordania y Rajwa Al-Saif.
Los reyes Juan Carlos y Sofía saludan a la familia real jordana en la boda de Hussein de Jordania y Rajwa Al-Saif. | RTVE

Una relación distante, pero no rota

Mientras el rey Juan Carlos no tiene problema en dejarse ver con sus hijas, la reina Sofía sigue formando parte de la agenda de la Familia Real española. La diferencia de situación es evidente y se significa también con una distancia pública, pero la tensión que hubo en el pasado ya no existe. Supuestamente, la relación entre ellos no está totalmente rota.

En teoría el emérito mantiene videollamadas habituales con su mujer desde que se fue a vivir a Abu Dabi, tal y como señalaba hace algunas semanas Vanitatis. Además, en la fiesta de Almeida y Teresa Urquijo varios invitados atestiguaron haberles visto charlando sin tensión de ningún tipo. Al igual que ocurrió en el funeral de Fernando Gómez-Acebo, cuando durante el camino al altar se les vio hablando con naturalidad.

Algunos medios señalaron este detalle como un cambio en la dinámica de los eméritos. Un acercamiento de posturas a pesar de que, de cara a la galería, la situación sigue siendo distante.

No hay divorcio a la vista

A lo largo de los últimos años se ha dejado claro una y otra vez que no hay planes de divorcio. A pesar de que Juan Carlos llegó a prometer a Corinna, según cuenta la ex princesa alemana, que dejaría a Sofía para casarse con ella. Una traición que enturbió aún más la imagen del emérito en mitad de una crisis de la que nunca se ha recuperado.

La reina Sofía y el don Juan Carlos, a su salida del restaurante donde se celebró una cena durante las celebraciones del funeral de Constantino de Grecia. | Europa Press

La separación física parece más que suficiente en este momento, y no hay ninguna necesidad de guardar las apariencias. El más claro ejemplo está que en eventos sociales donde coinciden hacen lo posible para no dejarse ver juntos. Elena y Cristina han estado en varias ocasiones en Abu Dabi visitando a su padre y han hecho llegar la imagen a los medios de comunicación, a modo de reivindicación. También estuvieron en la celebración de su 86 cumpleaños el pasado mes de enero, organizada por unos amigos del exmonarca. Fiesta a la que la reina Sofía no acudió.

De hecho, la reina Sofía nunca ha hecho ese viaje. Y si lo ha hecho ha sido en secreto, sin que nadie lo supiera, al igual que Felipe y Letizia o las niñas. La distancia es un mensaje para la población, una diferenciación clara entre uno y otro lado de la familia, una brecha que no se cierra ni con el paso del tiempo.

Se vio claramente cuando, a la salida de la parroquia de San Francisco de Borja tras la boda de Almeida, el rey Juan Carlos posó con sus hijas y sus nietos. Apropiadamente, la reina Sofía no acudió a la ceremonia y, por tanto, no posó para la instantánea, que hubiera sido histórica.

La reina Sofía nunca ha perdido el cariño

Pese a que la crisis del rey Juan Carlos podría haber salpicado a la reina Sofía, a la que los más críticos han tachado de consentidora, lo cierto es que la percepción pública de la griega ha sido, generalmente, buena. Se la considera sacrificada por haber aguantado las aventuras de su marido durante años, así como sus feos. Lo mismo que ocurrió cuando fue la reina Letizia quien se "enfrentó" a su suegra en aquel comentado incidente en la catedral de Palma.

La reina Sofía parece siempre discreta, callada y, en cierto modo, sumisa. Nunca ha dejado de trabajar, tiene una salud de hierro y está siempre pendiente de su hermana pequeña, Irene, que dicen que no está en su mejor momento de salud. Una imagen impecable que solo se ha visto enturbiada en ocasiones concretas, como el pasado mes de marzo cuando parecía tener problemas con el español en su discurso al recibir la Medalla de Oro de las Islas Baleares.

La reina Sofía en un acto oficial del pasado mes de febrero.
La reina Sofía en un acto oficial del pasado mes de febrero. | Europa Press

Los gestos que ha tenido que aguantar Sofía

Hay varios gestos muy criticados que ha tenido que aguantar la reina Sofía a lo largo de los años. Uno de los últimos fue en Atenas, con motivo del funeral de Constantino de Grecia, cuando el rey Juan Carlos cortó los saludos de su mujer porque parecía tener repentina prisa.

Pero los hay más famosos, como el que se observó en 2010 en Santiago de Compostela. Los entonces Reyes acudieron a hacer una ofrenda floral al apóstol en la catedral pero, durante un momento, Juan Carlos pareció perder el equilibrio y la Reina acudió en su ayuda.

Según recuerda Pilar Eyre, en el programa de televisión en el que trabajaba se llevó a un experto en leer labios para ver qué le había dicho el entonces monarca a su mujer. Pero según cuenta la periodista, "era tan fuerte" que no llegó a emitirse. Supuestamente le dijo: "¡Déjame en paz coño, quién te ha dicho que me ayudes!" Nada que celebrar, por tanto, en este aniversario en la distancia de un matrimonio que incluso cuando estaba unido parecía difícil.