Lo dice sin dramatismo, con la naturalidad de quien ya no necesita explicar sus decisiones: Elizabeth Olsen no volverá a rodar una película de estudio que no tenga garantizado su estreno en cines. "Si una película se hace de forma independiente y solo se vende a una plataforma, está bien. Pero no quiero hacer algo donde el streaming sea el fin de todo", cuenta en una entrevista para la revista InStyle.

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Lo suyo no es nostalgia, sino una forma de entender el trabajo. "Creo que es importante que la gente se reúna como comunidad, que vea a otras personas, que esté junta en un espacio. Por eso me gustan los deportes", dice. "Ya ni siquiera hacemos audiciones en persona", lamenta.

Olsen, 36 años, lleva más de una década moviéndose entre dos mundos: el cine de los grandes estudios y el independiente. A uno le debe su fama; al otro, su propia voz. Desde que interpretó por última vez a Wanda Maximoff en Doctor Strange en el multiverso de la locura (2022) no ha vuelto al universo Marvel. En su lugar ha rodado pequeñas películas, como Las tres hijas o La evaluación y ahora Eternity, una comedia romántica de A24 ambientada en el más allá que se estrena en España el próximo 5 de diciembre.

El retorno de la comedia romántica

En Eternity, su personaje, Joan, debe decidir con quién pasar la eternidad: con su primer amor o con el hombre con el que ha compartido su vida. "Fue bonito hacer una comedia romántica que trata sobre una vida entera. Una historia de amor ordinaria", dice Olsen. "Es una película feliz sobre algo sencillo".

El proyecto, coprotagonizado por Miles Teller y Callum Turner –el guapísimo novio de Dua Lipa–, recuerda al tono de las comedias de Billy Wilder o de las historias románticas de los años 60 y marca la nueva fortaleza de la comedia romántica, con éxitos recientes como Materialistas. "Queríamos hacer algo divertido, que entretuviera y que hiciera pensar en cómo tomamos decisiones en la vida", explica la actriz. "No todo tiene que analizarse hasta el agotamiento. Es una comedia disparatada".

Fuera del plató, la hermana pequeña de las gemelas Ashley y Mary-Kate, hoy consagradas a la moda con su firma de ultra lujo The Row, mantiene la misma combinación de rigor y distancia que en su trabajo. En la conversación con InStyle ironiza sobre su reputación de actriz reservada. "Mis amigos dicen que soy como una actriz de los 80. Me encanta... aunque no sé muy bien qué significa". Quizá signifique, como ella misma reconoce, que no se presta a la autopromoción constante que hoy exige Hollywood. "Cada vez es peor", comenta sobre los contratos que incluyen apariciones, vídeos y campañas. "¿Por qué estoy llevando ropa de otros todo el tiempo?", bromea sobre la presencia de estilistas y los acuerdos con firmas de moda.

Una actriz reservada

Hace años abandonó Instagram y no ha vuelto. "Si te expones, la gente cree que quieres que entren. No quiero que se me identifique con una marca; quiero que vean al personaje que interpreto", afirma. "No sé ser una versión performativa de mí misma para el público, ni quiero aprender a hacerlo".

En cuanto a Marvel, mantiene una relación afectiva con la franquicia. "Hacer esas películas es divertido. Ridículo, en realidad. Somos adultos jugando en un parque. Pero hay cientos de personas trabajando hacia un mismo objetivo, y eso es fuerte", dice. "Los que hacen efectos visuales son artistas". El universo de superhéroes le ha permitido elegir. "Marvel me da seguridad financiera. Puedo tomar decisiones. Eso me da valor para hacer películas independientes". Pero su lealtad está, claramente, con el cine que se proyecta en pantalla grande. No por fetichismo, sino por una idea sencilla: la de compartir un espacio real con desconocidos.

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