Sean Combs: The Reckoning, la docuserie de cuatro episodios producida por Curtis “50 Cent” Jackson y estrenada este martes en Netflix, ordena treinta años de ascenso y caída de Sean “Diddy” Combs a través de un mosaico de colaboradores, acusadoras, amigos de la infancia y dos miembros del jurado que lo exoneraron de los cargos más graves.
El artista, fundador de Bad Boy Records y una de las figuras centrales del hip-hop estadounidense desde los noventa, cumple hoy una condena de cuatro años tras haber sido declarado culpable en julio de dos cargos de "transporte para ejercer la prostitución". Fue absuelto de los delitos más graves –trata sexual y crimen organizado– después de un juicio de dos meses.
Las filtraciones previas apuntaban a una pieza de ajuste de cuentas. El resultado es un retrato de poder, ambición y abuso sostenido que llega mientras el músico cumple una condena de cuatro años por dos delitos de transporte para ejercer la prostitución.
A pesar de las amenazas legales del entorno del artista, que acusa a la producción de emplear material “robado”, la serie se ha emitido sin modificaciones. La directora, Alexandra Stapleton, insiste en que las imágenes fueron obtenidas “de forma legal”. El foco, sin embargo, está en lo que revelan.
Un Diddy desbordado antes de su detención: "Estamos perdiendo"
El material inédito más llamativo procede del propio “Diddy”. La serie integra vídeos grabados por él en un hotel de Manhattan mientras se preparaba para su arresto en septiembre de 2024 –un material que ha servido para que sus abogados solicitaran la suspensión de la emisión–. Lo muestran tenso, desbordado, dando instrucciones a su equipo legal y preocupado por su imagen pública. En uno de esos momentos se le oye decir por teléfono: “Os voy a dejar a vosotros, los profesionales, que estudiéis la situación y volváis con una solución. No estáis trabajando juntos como deberíais. Estamos perdiendo”. Son fragmentos que contrastan con la figura del productor omnipotente que dominó la industria desde mediados de los noventa.
Biggie, Tupac y la sombra de 1997
El segundo episodio abre el capítulo más abrasivo: la conexión entre Combs, las tensiones entre las bandas Crips y Bloods, y los asesinatos de Tupac Shakur y Notorious B.I.G. La docuserie recupera el testimonio de Duane “Keffe D” Davis, que atribuye a Combs un supuesto acuerdo para asesinar a Shakur y a Suge Knight, un pago que, según él, nunca llegó.
La serie sostiene que Combs empujó a Biggie a promocionar su disco en Los Ángeles pese a la amenaza latente. Tras el asesinato del rapero, el documental acusa al productor de cargar a la herencia del artista los costes del multitudinario funeral neoyorquino que él mismo encabezó.
Kirk Burrowes, antiguo socio, condensa esa tensión con una frase que la serie subraya: “Sean tenía envidia de sus propios artistas; era celoso de su talento”.
Por qué el jurado no lo condenó por los cargos más graves
Los testimonios de dos jurados del proceso federal añaden un ángulo poco habitual. Ambos explican por qué no consideraron creíble la declaración de Capricorn Clark, exempleada que aseguró haber sido secuestrada a punta de pistola por Combs en 2011. “Era difícil reconciliar su relato con el hecho de que siguiera viajando y saliendo con él”, resume una de las integrantes del panel.
También detallan su lectura del testimonio de Cassie Ventura, que relató años de coerción, consumo de drogas y los llamados freak-offs, encuentros sexuales con terceros organizados por Combs que, según ella, incluían presión, amenazas y un control absoluto de su actividad. Una de las juradas define como “imperdonable” el vídeo de 2016 en el hotel Intercontinental, donde se ve a Combs agrediéndola. Aun así, ambos explican que la acusación no encajaba con los requisitos legales para condenar por trata de personas o crimen organizado: “La violencia doméstica no era uno de los cargos”, recuerdan.
Una agresión olvidada
Aubrey O’Day, exintegrante de Danity Kane, revisa en el documental un incidente de 2005 del que no conserva recuerdos y que un testigo describió como una agresión sexual mientras ella estaba inconsciente en un sofá. O’Day afirma que no “bebía de ese modo” y vincula su expulsión del grupo en 2008 a su negativa a aceptar avances sexuales del productor.
The Reckoning se instala en el catálogo de Netflix mientras el caso Combs sigue su curso en múltiples frentes civiles. El músico ha negado todas las acusaciones. La docuserie, más que resolver, amplifica las grietas de una figura cuya influencia definió el hip-hop de los noventa y cuya caída ha dejado un archivo turbulento: testimonios cruzados, imágenes inéditas y una frase que, en el relato de sus antiguos aliados, funciona como eje de su deriva final: “Sean tenía envidia de sus propios artistas”.
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