El mito del heroísmo soviético vencedor sobre el "diablo" nazi se construye en torno al 9 de mayo, el Día de la Victoria. El líder ruso, Vladimir Putin, se apropió de la conmemoración, que convirtió en una jornada patriótica de ensalzamiento a su régimen, que considera heredero de los luchadores contra el nazismo. En esa cabriola ideológica, Putin presenta la invasión de Ucrania como una continuación de aquella guerra para frenar a Hitler, en la que la entonces Unión Soviética luchaba en el mismo bando que los aliados. Pero después de casi 15 meses desde el inicio de la invasión de Ucrania, la Rusia de Putin está demostrando que no es invencible y que lucha contra los defensores de la democracia liberal. Ya ni siquiera habla de "victoria", sino de "éxito estratégico". Resulta significativo también que haya rumores de que la contraofensiva ucraniana arrancará el 9 de mayo. 

En el 78 aniversario del fin de la llamada Guerra Patriótica, como denominan los rusos a la Segunda Guerra Mundial, el desfile militar en la Plaza Roja será a puerta cerrada y no habrá aviación. El 22 de junio de 1941 Hitler invadió la Unión Soviética y provocó la entrada de la URSS en la guerra. Hasta entonces la guerra no era cosa de la URSS. Stalin había firmado en 1939 un pacto de no agresión con Hitler pero el Führer no lo respetó. Esa guerra era, como dijo Stalin al pueblo de la URSS, "una cuestión de vida o muerte para el Estado soviético, para los pueblos de la URSS: se trata de que los pueblos de la Unión Soviética sigan siendo libres o acaben esclavizados". Por ello, se empeñó en que fueran sus tropas las que fueran los artífices de la caída de Berlín. 

El Día de la Victoria es un acontecimiento memorable para quienes participaron en la Segunda Guerra Mundial... Hoy quienes lo celebran son quienes jalean la guerra en Ucrania"

ricardo san vicente, profesor jubilado de literatura rusa

En la contienda murieron 26,6 millones de ciudadanos de la URSS, según el último informe realizado en tiempos de Mijail Gorbachov. "El Día de la Victoria es un acontecimiento memorable para quienes participaron en la Segunda Guerra Mundial. Fue un enorme sacrificio y ni siquiera sabemos de forma fidedigna el número de bajas. También se cometieron atrocidades. Hoy los que lo celebran son quienes jalean la guerra en Ucrania, una guerra en la que Rusia es el agresor, un país que ignora cualquier convención internacional", explica Ricardo San Vicente, profesor jubilado de literatura rusa en la Universidad de Barcelona. A San Vicente, que vivió hasta los ocho años en Moscú, le duele ver esta metamorfosis.

Al desfile militar de Moscú está confirmada la asistencia de Vladimir Putin, a pesar del supuesto intento de atentado contra él con dos drones que sobrevolaron el Kremlin el pasado miércoles. Los drones, con pequeña carga explosiva, fueron interceptados y no causaron ni daños personales ni materiales. Las autoridades rusas acusan a Ucrania y EEUU, que niegan cualquier tipo de relación con los drones o intentos de magnicidio. Sin embargo, el ex primer ministro ruso Dmytri Medvedev ha llamado a eliminar al presidente ucraniano en represalia. De hecho, Rusia lleva intentando matar a Zelenski desde el principio de la invasión rusa. A finales de febrero enviaron un comando de tropas chechenas con este cometido. 

Las especulaciones sobre el origen de los drones son los últimos estertores de una guerra de desinformación que se libra en paralelo a los combates sobre el terreno. A mitad de camino, está Yevgueni Prigozhin, el jefe del Grupo Wagner que se queja continuamente de la falta de munición y que este viernes ha llegado a amenazar con la salida el 10 de mayo de sus mercenarios de Bajmut, la localidad de Donetsk en la que se libran encarnizados combates desde hace nueve meses.

Prigozhin lleva tiempo criticando al ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu. Si el Grupo Wagner se marchara de Bajmut en torno al Día de la Victoria, sería una catástrofe para Putin. Pero no se descarta que esto sea una maniobra de despiste y realmente tengan previsto tomar Bajmut de forma inminente para que el líder ruso presuma de ello el 9 de mayo.

Aún así sería una victoria pírrica, dado el elevadísimo número de bajas rusas. No hay datos oficiales pero EEUU cifra en 20.000 el número de muertos rusos en Ucrania desde diciembre: muchos de ellos, en Bajmut.

Planes fracasados

"Los rusos han dejado de hablar de victoria. Ahora se refieren al éxito estratégico, que consistiría en quedarse con los territorios anexionados (Donetsk, Lugansk, Zaporiya y Jergón). De esta manera, Moscú reconoce implícitamente que sus planes en Ucrania han fracasado. El plan A, que fue el que pretendían poner en macha los primeros días, fue un fiasco, y el plan B va mal. Veremos si conservan ese objetivo del éxito estratégico cuando Ucrania ponga en marcha la contraofensiva", señala Mira Milosevich, investigadora principal para Rusia, Eurasia y los Balcanes en el Real Instituto Elcano. 

Putin intentará separar la victoria de la Gran Guerra Patriótica de los fracasos y errores de la campaña en Ucrania"

mira milosevich, elcano

"El 9 de mayo en Rusia se celebra la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Putin intentará separar esa victoria de los fracasos y errores en la campaña militar en Ucrania. Y volverá a fomentar la narrativa sobre el enemigo nazi, de 1945, y el de ahora. Resulta paradójico que la URSS de entonces combatiera con aquellos a los que ahora llama nazis", añade Milosevich. 

Aunque la rendición se había firmado en Reims el 7 de mayo de 1945, volvió a hacerse en Berlín el 8 de mayo casi a medianoche, ya 9 de mayo en Moscú. El mariscal Zhukov representó a la Unión Soviética en el acto. El primer desfile militar tuvo lugar el 24 de junio de 1945 y desfiló el mariscal Zhukov a lomos de un caballo blanco. Los veteranos de la guerra arrojaron a sus pies las banderas confiscadas a los nazis. A partir de 1947 la jornada dejó de ser festiva. En el vigésimo aniversario de la derrota nazi, en 1965, se recuperó la conmemoración. Putin militarizó los desfiles a partir de 2008. 

Para celebrar el Día de la Victoria de este 2023 se han adoptado medidas especiales, que confirman cómo Rusia se siente más vulnerable y cómo Putin teme que haya cualquier tipo de crítica contra la movilización de tropas. En al menos seis regiones fronterizas con Ucrania no se celebrarán desfiles militares.

En Moscú no se puede acceder a la Plaza Roja desde el pasado 27 de abril y la restricción no termina hasta el 10 de mayo. Ya antes del incidente de los drones se habían adoptado estas precauciones con la excusa de la "protección de la población". Lo que se teme es que un dron aterrice en la Plaza Roja en pleno desfile o perpetre un atentado de verdad. Un financiero ucraniano habría ofrecido casi medio millón de euros a quien consiga colocar un artefacto no tripulado en la plaza en plena ceremonia. Ya solo que se especule con algo así es un signo de la debilidad que ha mostrado el Kremlin, impensable hace unos meses. 

Estamos ante un país que nada tiene que ver con aquel pueblo heroico que luchó contra la hidra fascista"

ricardo san vicente

Temor a las concentraciones

Lo que resulta llamativo es que en Rusia se haya prohibido el Regimiento Inmortal. Recogen la tradición de las concentraciones de veteranos de guerra. Tres amigos periodistas, Igor Dimitriyev, Sergei Lapenkov y Sergei Kolotovkin, organizaron la primera marcha en Tomsk, una población de Siberia, en 2012. En 2018 ya hubo más de un millar de concentraciones. Llevan fotografías de sus parientes víctimas de la Gran Guerra Patriótica. En principio era un homenaje de las familias, pero el Kremlin se apropió del mensaje en su beneficio. De hecho, en España los opositores rusos y los ucranianos se han movilizado para impedir que se celebren estas marchas de apoyo a la guerra. 

Sin embargo, el Kremlin teme que cualquier concentración se transforme en una protesta contra la guerra. "La prohibición de encuentros públicos tiene menos que ver con la preocupación por la seguridad de los ciudadanos y más con la obsesión paranoica de Putin con el cierre de cualquier vía a la crítica a la guerra, incluso aunque el apoyo a Ucrania es pequeño y la amenaza de un levantamiento muy remota", escribe en The Guardian Samantha de Bendern, investigadora asociada en Chatham House. 

Según San Vicente, "el Regimiento Inmortal puede reivindicar valores que Putin ha ignorado. En esta guerra han muerto miles de personas. Es un regimiento mortal presente en las familias rusas de hoy". 

Presión sobre Ucrania

En el campo de batalla ha empezado la cuenta atrás para la contraofensiva de Ucrania, de la que se ha hablado tanto que hay posibilidades de que las expectativas sean excesivas. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha dicho que el 98% del armamento que pidió Ucrania a EEUU diversos países de la OTAN ya está en su destino.

En el discurso del 9 de mayo, es probable que Putin aluda a que Rusia libra una guerra no solo contra Ucrania, sino contra EEUU y sus aliados europeos. En ese sentido, puede entenderse la escalada verbal sobre los drones que ha derivado en las acusaciones del Kremlin contra Washington por el supuesto atentado contra Putin. 

"Seguimos con la guerra de desgaste que se ve en Bajmut a la espera de la contraofensiva. La presión es enorme sobre Ucrania, que podría convertirse en víctima de su propia narrativa. Se verá si puede recuperar los territorios que ha perdido. Rusia ha reforzado su defensa. Como las dos partes aún creen que pueden ganar, aún están lejos las negociaciones", señala Mira Milosevich. 

En torno a la fecha del 9 de mayo es previsible que haya movimientos. Hace un año, Putin aseguraba que vencerían como en 1945. Ahora esperamos, sobre todo, la contraofensiva ucraniana o bien la caída de Bajmut, que a lo sumo sería una victoria pírrica. En todo caso, como dice Ricardo San Vicente, "estamos ante un país que nada tiene que ver con aquel pueblo heroico que se defendió de la hidra fascista". Por mucho que Putin quiera retorcer el relato, los hechos son irrefutables: Rusia es el agresor y Ucrania el agredido. Decir lo contrario sería como justificar el Lebensraum de Hitler.