Son dos de los líderes más imprevisibles y más temibles de la comunidad internacional. La idea de que el norcoreano Kim Jong-un y el ruso Vladimir Putin tramen algo conjuntamente genera inquietud tanto en Estados Unidos y sus aliados en Europa como en Japón o Corea del Sur. Su cooperación viene de la época soviética, pero con Putin se reforzó, aunque sin grandes compromisos, y la guerra en Ucrania puede estrechar los lazos como nunca antes. El aislamiento internacional hace grandes aliados.

El norcoreano Kim Jong-un y el líder ruso, Vladimir Putin, se vieron por primera vez en abril de 2019, dos meses después de que fracasaran los intentos de acercamiento diplomático de Donald Trump. Pero la pandemia hizo que Corea del Norte se cerrara aún más herméticamente de lo que acostumbra. Y Putin también se apartó del mundo.

Las señales que confirman que esta alianza está fortaleciéndose son varias: por primera vez desde el desmantelamiento de la Unión Soviética, en 1991, un ministro ruso de Defensa visitó Pyongyang, la capital norcoreana. El viaje de Serguei Shoigu en julio da claras pistas de cuál es el interés de Moscú. Shoigu reconoció que se están planteando realizar maniobras militares conjuntas por primera vez.

Esta semana anticipaba The New York Times que Putin y Kim Jong-un se verían en Vladivostok, posiblemente en el entorno de un foro económico que se celebra entre el 10 y el 13 de septiembre en esa ciudad. Para Kim sería como verse ascendido a interlocutor de relevancia para una potencia global. Y Putin busca amigos hasta en el infierno, en un momento en que necesita compensar la ayuda occidental que está recibiendo Ucrania en la guerra. De hecho, según fuentes estadounidenses, el Kremlin ha pedido munición a Pyongyang y de eso tratarían directamente los dos líderes. Si la reunión se lleva finalmente a término, se da por hecho que es para sellar el acuerdo.

Las sanciones han llevado al Kremlin a tratar con países sancionados como Irán o Corea del Norte. Si bien Pyongyang tiene gran cantidad de munición, no son demasiado buenas sus comunicaciones con Rusia. Pero Kim está mostrándose en las fábricas de armamento más sofisticado a la vez que asegura que la modernización de la industria bélica del país está en curso.

"El interés de Rusia por Corea del Norte se ha acentuado por la guerra. El de Corea del Norte viene de lejos. Rusia puede tener interés en proveerse de misiles antitanque, proyectiles de artillería... aunque Moscú violaría las sanciones de la ONU que pesan sobre Corea del Norte", señala Roger Mateos, periodista y autor de El país del presidente eterno. Crónica de un viaje a Corea del Norte.

"A Rusia también le interesa la mano de obra norcoreana que prestaba servicios en el Extremo Oriente ruso, donde hay escasez de gente. Quieren reanudar el envío de trabajadores, algo que también violaría las sanciones".

A Estados Unidos le alarma que Corea del Norte finalmente aporte armamento a Rusia, y advierte de represalias. "Dice mucho de Rusia que busque potenciar su capacidad militar en un país como Corea del Norte".

A Corea del Norte le puede interesar vender lo que necesita Rusia a cambio de tecnología militar avanzada"

rober mateos, autor de 'el país del presidente eterno'

Es precisamente el puesto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, uno de los atractivos que tiene para Corea del Norte. "Como miembro con derecho de veto, puede frenar las sanciones. Antes las aprobaba, pero será difícil que siga en esa línea", añade Mateos. "A Corea del Norte le puede interesar vender lo que necesita Rusia a cambio de tecnología militar avanzada o bien lograr ingresos para hacer frente a la penuria que padece, agravada por las sanciones y por el confinamiento".

Rusia lanzaría un mensaje a Estados Unidos, y Corea del Norte a Corea del Sur y Japón, a su vez aliados de Washington. "Sería un contrapeso a la cooperación que despliegan EEUU, Japón y Corea del Sur", añade el periodista.

El papel de Corea del Sur

Curiosamente, hasta la invasión de Ucrania, Rusia mantenía una buena relación comercial con Corea del Sur, que figuraba entre sus diez socios más estrechos. El intercambio comercial superó en 2021 los 30.000 millones de euros. En esa época Rusia no se opuso a las sanciones. A partir de la invasión todo cambió. En mayo de 2022 se opuso a nuevas sanciones contra Pyongyang por pruebas con misiles y en julio reconoció la anexión de las repúblicas de Donetsk y Lugansk por la Federación Rusa.

Según explica Serguei Radchenko en The Guardian, es precisamente esa relación de Moscú con Corea del Sur lo que debería tener en consideración Putin. Seúl aplica las sanciones contra Moscú, y el comercio se ha desplomado cerca del 40% en 2022, pero muchas empresas surcoreanas continúan operando en Rusia.

Aunque la lógica de Putin es que precisamente su acercamiento a Corea del Norte debería hacer que a Corea del Sur no le interese romper la relación con el Kremlin. También apunta Radchenko que Putin ha de valorar si Kim es un socio de fiar.

Si Putin se acerca a Kim, realmente es por necesidad y porque en realidad Rusia se desliza hacia un escenario norcoreano. Para Kim debe de ser satisfactorio que alguien como Putin le necesite. Pero los dos saben que el socio que de verdad importa es China.