"Llevamos 20 años pendientes del conflicto en Kosovo y podemos seguir así 20 años más". Miguel Roan, experto en Balcanes y autor de Belgrado Brut (Báltica Editorial), observa los últimos acontecimientos desde territorio serbio. "Estamos en una fase de tensión en la que los puentes entre Pristina y Belgrado están rotos. Va a seguir la violencia de baja intensidad".

Serbios y kosovares tienen objetivos irreconciliables. Los serbios consideran a Kosovo el corazón de su patria. Y los albanokosovares demandaban su separación desde que murió Josip Broz Tito en 1980. La tensión explotó en 1998 cuando el presidente serbio, Slobodan Milosevic, ordenó la ocupación de Kosovo y la represión de los separatistas. La OTAN intervino para proteger a los albanokosovares en 1999. Kosovo proclamó unilateralmente su independencia en 2008, bendecida por Estados Unidos, pero Serbia no la reconoce. Tampoco España y otros cuatro países de la UE: Grecia, Eslovaquia, Chipre y Rumanía.

"Sus agendas son incompatibles: Kosovo quiere la soberanía completa del territorio, algo que Serbia jamás permitirá. Su política exterior gira en torno a eso. Es el elemento de cohesión nacional indiscutible", señala Miguel Roan. Ahora se añade otra dificultad: sus líderes. "El primer ministro kosovar, Albin Kurti, es inflexible en sus firmes convicciones, mientras que el serbio es un estratega. Y muy importante: sus sociedades no están dispuesta a ceder", añade el investigador.

La presencia de la OTAN actúa de muro de contención en un momento en que la influencia rusa en Serbia es un factor desestabilizador. De ahí que la Unión Europea y la OTAN intenten que Belgrado no se decante hacia el Kremlin y son más contenidos de lo que desean en Pristina cuando estallan crisis como el reciente asalto del comando de 30 militantes serbokosovares en Banjska.

La última escalada

Los últimos acontecimientos han llevado a Kosovo a pedir que se refuerce la presencia de la OTAN y que la UE aplique medidas contra Belgrado. Serbia acaba de anunciar el arresto de Milan Radoicic, vicepresidente del partido Lista Serbia, de la minoría serbia de Kosovo y con vínculos con Belgrado, por encabezar un comando que atacó a una patrulla de policía el domingo 24 de septiembre y luego se atrincheró en un monasterio en Banjska desde el que mantuvo un tiroteo con varios agentes que se prolongó varias horas. Tres asaltantes serbios y un policía kosovar murieron. El resto del comando logró huir.

La viceprimera ministra y ministra de Asuntos Exteriores de Kosovo, Donika Gërvalla-Schwarz, ha pedido a las capitales occidentales que tomen medidas contra Serbia."Lo que ocurrió el domingo 24 de septiembre de 2023 fue un acto abierto de agresión de Serbia contra la República de Kosovo", ha dicho Donika Gërvalla-Schwarz, en declaraciones a The Guardian.

Esta escalada es una amenaza no solo para Kosovo, sino para toda la región"

donika Gërvalla-schwarz, viceprimera ministra serbia

"Diariamente las instituciones de Kosovo están descubriendo armas y equipo militar en varios lugares del norte de Kosovo, a lo largo de la frontera con Serbia", ha señalado la viceprimera ministra. Serbia está detrás del ataque terrorista. No hay dos bandos en esta escalada que es una amenaza no solo para Kosovo, sino para toda la región". Y ha añadido que el objetivo es "imponer una partición". A su juicio, "nada puede seguir como hasta ahora", y ha reclamado "acciones claras de la UE y Occidente contra Serbia". Para Kosovo, es "una agresión al estilo Donbás contra un vecino soberano".

El primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, denunció cómo el crimen organizado había actuado con la colaboración de Belgrado. El presidente de Serbia, Aleksander Vucic, declaró un día de luto por la muerte de todos, y se negó a llamar terrorista a los atacantes. "Son hombres de familia", apuntó. EEUU reconoció que había indicios de que se trataba de "un plan para desestabilizar la región".

Aumento de tropas serbias en la frontera

También preocupó a EEUU el aumento de tropas serbias en la frontera el viernes 27 de septiembre. "El despliegue incluye artillería serbia avanzada, tanques y unidades de infantería mecanizada", dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby, quien instó a Serbia a desescalar de forma inmediata, como terminó haciendo. "Serbia no quiere guerra", aseguró Vucic.

La OTAN ha aprobado reforzar el contingente en Kosovo (KFOR), lo que ha celebrado el primer ministro kosovar. En declaraciones al Financial Times, el primer ministro de Albania, Edi Rama, asegura que si la OTAN no restablece el control en el norte habrá violencia continua. "Kosovo se ha convertido en una tierra de nadie donde se combinan todo tipo de crímenes con el nacionalismo en auge. La frontera entre política y delincuencia se ha diluido".

El refuerzo de la KFOR revela la incapacidad de Pristina para controlar el norte y de Belgrado para garantizar la seguridad de sus nacionales étnicos"

Miguel roan, autor de 'balcanismos'

"Este refuerzo de la misión de la KFOR es un mensaje simbólico para las dos partes. Revela la incapacidad de Pristina para controlar el norte. Y Belgrado también recurre a la OTAN para garantizar la seguridad de sus nacionales étnicos", explica Miguel Roan, autor de Balcanismos: Manifiesto contra los estereotipos (Editorial Báltica). Para Roan, "lo más peligroso es que las dos partes actúan ahora sin coordinación internacional, por lo que hay miedo a que haya un conflicto interno que obligue a la diplomacia a movilizarse".

Influencia de la guerra contra Ucrania

La guerra de Rusia contra Ucrania concentra los esfuerzos de Estados Unidos y la Unión Europea. Ha aumentado no el interés político por la región de los Balcanes, pero sí por la seguridad. Y Serbia es una pieza fundamental.

"El objetivo es que Serbia se incline hacia la Unión Europea y deje atrás al Kremlin. Serbia hace frontera con siete países. En EEUU y la UE saben que cuentan con Kosovo y tratan de que Serbia siga en el eje de influencia occidental", señala Miguel Roan. A su juicio, será decisivo en los Balcanes cómo termine la guerra en Ucrania. "Si hay una derrota rusa, Serbia mirará a Bruselas. Si no es así, se volverá a Moscú".

Negociaciones suspendidas

En la pasada primavera Kosovo y Serbia acordaron verbalmente una hoja de ruta para normalizar sus relaciones. Kosovo y Serbia aspiran a entrar en la Unión Europea, que fue de donde partió el plan. Serbia no impediría el ingreso de Kosovo en organizaciones internacionales y Kosovo permitiría un alto grado de autogobierno a los serbios del norte. Pero el acuerdo nació muerto. Ni se implementó ni se llegó a firmar. En abril, Serbia votó en contra de la entrada de Kosovo en el Consejo de Europa.

En la última ronda el 14 de septiembre, Kurti seguía insistiendo en que solo cumpliría con una mayor autonomía cuando Serbia reconociese la independencia de Kosovo. En esa ocasión, el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, acusó de inflexibilidad al kosovar Kurti.

Serbia y Kosovo, en Granada

Esta semana coincidirán en Granada la presidenta de Kosovo, Vjosa Osmani, y el presidente serbio, Aleksandar Vucic, que acudirán a a la cumbre de la Comunidad Política Europea. Osmani, que celebrará varias reuniones bilaterales, será la primera jefa de Estado kosovar en visitar España, un país que no reconoce la independencia de esta antigua provincia serbia. Tampoco reconocen a Kosovo Chipre, Rumanía, Grecia y Eslovaquia.

Kosovo no tendrá bandera ni se tratará a Osmani como líder, como en otras reuniones de la Comunidad Política Europea. Sin embargo, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, sí que saludará a Osmani por cortesía.