Tiene más de 600 edificios, algunos de hasta ocho pisos de altura. Muchos de ellos forman auténticos complejos urbanísticos, pero también hay escuelas, tiendas, mercados, instalaciones deportivas, sinagogas e incluso chozas destartaladas. A simple vista parece una de las tantas ciudades árabes ubicadas en el desierto. Pero no lo es.

El Centro de Adiestramiento para la Guerra Urbana (UWTC, por sus siglas en inglés) es una de las instalaciones militares más avanzadas del mundo, y se construyó para que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) pudieran entrenarse. Se trata de un macrocomplejo de 250.000 metros cuadrados (una medida equivalente a 34 estadios de fútbol como el Santiago Bernabéu), ubicado en el desierto de Negev, cerca del kibbutz Tze'elim y a unos 20 kilómetros en línea recta de la ciudad de Beerseba.

El Estado hebreo decidió levantarlo en 2005 para que sus soldados realizaran simulacros de combate en un entorno urbano lo más realista posible. Con los años, el lugar se ganó el apodo de 'Mini Gaza' por su parecido con la Franja. Y ahora, esta nueva escalada de tensión entre Israel y Hamás servirá para poner a prueba su eficacia.

Una ciudad fantasma

En junio de 2022 The Times of Israel publicó un reportaje para explicar los entresijos del centro militar. Lo bautizaron como "la ciudad que sólo ha conocido la guerra", y explicaron que es un laberinto de callejones estrechos y edificios monótonos, donde también se escucha de manera permanente la llamada a la oración musulmana.

Según explicaron, sus estrechas callejuelas están adornadas con murales militantes, lemas árabes y carteles que honran a los combatientes palestinos y libaneses fallecidos en la guerra, y fueron dibujados por el único grafitero oficial del Ejército.

El centro puede albergar a una brigada completa de 11.000 soldados al mismo tiempo, que tienen a su disposición comedores, dormitorios, simuladores, un centro deportivo y una sala de eventos y conferencias. Por eso tropas de otros países, como EEUU o Chipre, han acudido también al lugar para entrenar. El bullicio que se escucha durante los simulacros desaparece por completo cuando éstos finalizan. Y en ese momento el centro de entrenamiento vuelve a ser "una ciudad fantasma", donde sólo se escucha el aullido del viento.

En julio de este mismo año un periodista de Jewish News Syndicate fue invitado a visitar el lugar. De su relato se extrae que en el centro todos los detalles están cuidados para hacer la experiencia lo más realista posible: "Dentro de uno de los edificios hay un espacio decorado que replica una casa en un pueblo árabe, que tiene incluso periódicos sobre la mesa y fotografías enmarcadas". El centro se actualiza cuando se detectan nuevas técnicas terroristas, y cuenta incluso con un túnel y un edificio de gran altura muy similar a los construidos en las ciudades árabes en los últimos años.

Electra Concessions, una de las empresas que participó en la construcción, informó de que el presupuesto total de la obra fue de 100 millones de dólares. El complejo cuenta con agua, electricidad, aire acondicionado, tuberías, detección y extinción de incendios, alcantarillado, alumbrado exterior, sistemas de baja tensión e infraestructura de telecomunicaciones.

La mayor parte del trabajo se llevó a cabo en sólo 40 meses, y en el momento álgido del proyecto 590 empleados llegaron a trabajar allí de forma simultánea. La construcción se llevó a cabo siguiendo criterios de sostenibilidad, por lo que utiliza agua reciclada y energía solar. El escenario es tan realista que muchas escenas de la serie Fauda llegaron a rodarse allí.

Combates urbanos

La operación militar Escudo Defensivo (2002) y la Segunda Guerra del Líbano (2006) convencieron a las FDI de que las batallas a partir de ese momento no se librarían en grandes territorios abiertos, sino en espacios urbanos, que presentaban nuevas dificultades. Y a eso se le sumó que, durante esos años, Israel fue acusado de emplear una fuerza desproporcionada en sus intervenciones militares, lo que se traducía en un número elevado de víctimas civiles. Por eso el Gobierno israelí construyó el UWTC, donde también se adiestra a muchas mujeres. 

"Cuando los soldados entrenan allí se pone especial énfasis en uno de los mayores desafíos que presenta el combate en las grandes ciudades y centros comunitarios: la población civil que vive dentro de esos centros urbanos. Los instructores del centro buscan minimizar cualquier daño a los civiles. A diferencia de los terroristas, los oficiales de las FDI instruyen a sus soldados sobre cómo mantener las Fuerzas de Defensa de Israel como uno de los ejércitos más humanos del mundo, evitando activamente víctimas civiles innecesarias", aseguraron las FDI en 2011, cuando anunciaron que el centro ya estaba "en pleno funcionamiento".  

Vista panorámica del UWTC en Israel
El UWTC en Israel. Fuerzas de Defensa de Israel

Precisamente por esa razón, explicaron, cada soldado que llega al UWTC recibe un entrenamiento especial para saber distinguir a los terroristas de los residentes de la ciudad, y así poder lanzar operaciones militares dirigidas únicamente a los enemigos en la vida real. Una sensibilidad que para el Ejército israelí sus enemigos no tienen, ni siquiera con sus propios conciudadanos.

"La proporción de muertes entre civiles y terroristas de las FDI es la más baja del mundo. Por cada 30 terroristas asesinados, sólo hay una víctima civil. Esta cifra es baja teniendo en cuenta las diversas tácticas utilizadas por las organizaciones terroristas  que ponen en peligro a muchos ciudadanos. Una de estas tácticas utilizadas por Hamás  es el 'escudo humano' , que deliberadamente coloca a los ciudadanos de Gaza en la línea de fuego para facilitar el ocultamiento de sus propios terroristas", detallaron por aquel entonces las FDI. Un discurso muy parecido al que hemos visto estos últimos días, después del estallido del nuevo conflicto.

Este mismo año los soldados israelíes realizaron en el centro militar maniobras importantes. En febrero el 931º Batallón de la Brigada Nahal se dividió en dos bandos, y uno de ellos simuló ser terroristas de Hizbulá (incluso se vistieron igual que ellos) mientras el resto actuaron como las FDI harían en un escenario real. Durante el simulacro se utilizó incluso pirotecnia para hacer "la historia más convincente".