A sus 46 años Xavier Colás es todo un corresponsal veterano en un destino tan complejo como Moscú, la plaza con la que soñaba cuando empezó en el periodismo local en Alcalá de Henares. Acaba de cumplir 12 años en el país cuyos destinos rige Vladimir Putin. Cubre Rusia y Ucrania para El Mundo, Onda Cero, Cuatro y Telecinco. Para Colás, la victoria rusa en Ucrania no es imposible, a menos que Occidente reaccione de forma contundente. Y asegura que "Ucrania puede ser el preludio de una guerra mediana en Europa".

Evoca a Carlos Mendo para justificar su precisión en los arranques: "El orgullo empieza en la entradilla". Un ejemplo es la primera frase de Putinistán. Un país alucinante en manos de un presidente alucinado (La Esfera de los Libros): "Este libro trata sobre por qué sucedió la guerra de Ucrania, por eso habla principalmente sobre Rusia". Y, sobre todo, la anécdota con la que abre el primer capítulo: en la época soviética una mujer protesta a las puertas de la Plaza Roja repartiendo folletos en blanco. Cuando le preguntan por qué protesta de esa forma tan estúpida responde: "No hace falta que escriba nada, lo sabe todo el mundo". En Rusia todo el mundo sabe qué hacían este viernes y qué hacen los miles de ciudadanos que se han acercado a despedir a Alexei Navalni, la bestia negra de Putin, a quien llevaron a la muerte el 16 de febrero en una cárcel del Ártico.

Xavier Colás describe Putinistán como "el régimen ya no de Putin, sino de los rusos, un régimen construido sobre la indiferencia de los rusos. Hay un malentendido sobre la libertad, entendida desde un punto de vista meramente individual, es decir, poder comprar cualquier cosa, viajar a cualquier sitio o leer cualquier cosa, pero no se dieron cuenta de que no se podía escribir cualquier cosa. Concibieron la libertad como algo propio. Se dio un pacto tácito por el que el gobierno no se metía en la vida de los ciudadanos ni ellos en lo que hacía el gobierno. Pero en los últimos años el gobierno se inmiscuye cada vez más pero ya es tarde para modificar ese pacto. Eso es una lección para todos nosotros". Sostiene que "Putin no genera entusiasmo, y él lo sabe; es más indiferencia y cierta confianza. Si el símbolo del nazismo era el brazo en alto, el del Putinismo son los brazos cruzados".

Si el símbolo del nazismo era el brazo en alto, el del Putinismo son los brazos cruzados"

Compara la forma en que se aplastó la Primavera de Praga con la idea que tenía Putin para aplacar la rebelión de Ucrania frente al Kremlin. "Creo que Rusia sigue manteniendo la idea de conseguir dar un golpe de estado en Kiev y acabar como lo hizo Brezhnev con el aperturismo en Checoslovaquia. Putin es un baby Brezhnev. En la cumbre del brezhnevismo Moscú muestra que no puede haber alternativas al modelo. El momento más bajo, cuando ya está viejo, es cuando decide meterse en Afganistán en el 79. De nosotros depende que Kiev sea la primavera de Praga abortada de Putin o su Kabul, la guerra de Afganistán terminó de matar a la URSS", señala Colás. Y añade que en el Kremlin siguen convencidos de que someterá a Kiev.

"Tras fallar otras vías, como las negociaciones, la anexión de Crimea, han lanzado una guerra total para lograr una dominación total. Los territorios que ha conseguido desde 2022 solo le sirven para solventar algunos problemas causados por los territorios que ocupó en el 2014. Ocupa Crimea y luego necesita una zona de seguridad para protegerla", apunta el autor de Putinistán. "Todas las conquistas que ha hecho Putin han tenido una racionalidad decreciente. Con Crimea logró mucho con poco. Tuvieron miedo por Sebastopol y la anexionaron. Apenas hubo víctimas. Con ese paso en Crimea consiguieron también que Ucrania supiera que tenía una espada de Damocles encima. Desde entonces todo ha sido más absurdo".

Relata cómo Ucrania se acostumbró a la guerra pero a la vez no desistió en su acercamiento a la Unión Europea y a la OTAN. Y Ucrania tenía difícil entrar en la OTAN, pero la OTAN sí entró en Ucrania, con acuerdos, entrenamientos conjuntos. "En parte Ucrania ha resistido porque el Ejército ucraniano tiene una filosofía muy distinta. Es un ejército modernizado", señala Colás. El modelo que habría seguido Ucrania es el que tenía Finlandia, que ya tenía acuerdos con la OTAN y se había armado antes de solicitar su ingreso en la Alianza. Pero eso Putin no lo quiere en un país como Ucrania, que considera parte de su proyecto imperial. "Lo de Rusia en Ucrania es un proyecto ofensivo, no defensivo. Y una de las mejores pruebas es que Finlandia y Suecia han entrado en la OTAN y no ha pasado. No perciben una amenaza de la OTAN porque colocan bases aéreas desde donde salen aviones con los que bombardean Ucrania cerca de la OTAN".

Pregunta.- La victoria que persigue Putin es imposible. No puede someter a los ucranianos. Tendría que acabar con todos ellos. En el peor de los casos para Ucrania, siempre sobreviviría una guerrilla subestatal muy peligrosa.

Rusia es una potencia colonial con sus propios ciudadanos. Lo que está protegido es Moscú, donde está Putin, y Sochi, donde veranea

Respuesta.- No pueden vencer a los ucranianos pero sí a Ucrania como país. Eso es lo que niegan desde el principio. A principios del siglo XX había un debate sobre quiénes eran personas y quiénes no. En el siglo XXI es si hay países de verdad y países de mentira. Es el mismo racismo. Tampoco lo veo. Los ucranianos van a luchar hasta el final. Si consiguen instalar un gobierno títere será una dictadura con guerrillas, que podrían atacar los territorios fronterizos de Rusia. Pero eso a Rusia le da igual. De hecho, las fronteras de Rusia están mal protegidas porque les da igual su propia gente. Es una potencia colonial también para sus propios ciudadanos. Lo que está protegido es Moscú, donde está Putin, y Sochi, donde veranea. El resto no está protegido y por eso los ucranianos pudieron llegar a Belgorov. Esos confines de Rusia no le importan ni a Putin ni a los rusos. Y lo que protege Moscú es la profundidad del país, no la fortificación de sus fronteras. Lo experimentaron Napoleón y Hitler.

P.- Desde los Países Bálticos y desde Polonia se está insistiendo en que hay que tener en cuenta que Putin no se va a parar en Ucrania y puede atacar un país de la OTAN. ¿Coincides con este diagnóstico?

R.- Claro. Eso puede suceder. Sobre todo si gana. También si pierde. Cree que puede vencer a Ucrania porque si le amputas lo suficiente a un país, deja de serlo. Si hay un momento en el que el país tiene más gente viviendo fuera del país o en territorios ocupados que dentro, el país deja de serlo. Si en España se fuesen Castilla-La Mancha, Madrid y Castilla-León, se acabó. Primero intentaron el golpe de estado y fracasó, y ahora buscan sucesivas amputaciones porque a un muñón no lo puedes meter en la Unión Europea o en la OTAN. Sigo pensando que quieren tener un dictador en Kiev. Y será una dictadura super sangrienta y super represiva. Habrá fosas comunes enormes o campos de concentración. Irán a las casas a llamar a líderes vecinales, sindicales, profesores, periodistas, porque Ucrania no tiene dinero pero sí sociedad civil. Al contrario que Rusia. Entonces, ¿qué haremos? ¿Películas? ¿Contaremos diez años después cómo era el gueto de Kiev?

P.- ¿Está despertando la Unión Europea?

R.- La UE es un coro polifónico, al que le podemos pedir más. La UE ha reaccionado hasta cierto punto, pero se podría hacer más. Los europeos somos los primeros interesados en que esto no salga mal. La gente que piensa que el segundo país más grande de Europa puede desaparecer a manos del más grande y no le va a afectar es muy ingenua. No es una trifulca por una península perdida. Uno de los países es vecino de la OTAN y el otro tiene armas nucleares. Sí, Rusia puede ir más allá. En primer lugar, ya lo ha dicho. En la recta final antes de la invasión a gran escala y dijeron que querían que las tropas de la OTAN retrocedieran a posiciones de 1997. En segundo lugar, el gobierno ruso está amenazando continuamente a los polacos, por ejemplo. Si le va bien, puede atacar porque va a tener un país destruido, una posición de fuerza, un Occidente en capacidades militares y problemas de seguridad por sus conquistas. Hay otra razón porque los rusos conciben la guerra fría como una guerra de verdad y es una guerra que perdieron. Por eso hay gente en Rusia que en Ucrania ven una contraofensiva por esa derrota en la guerra fría.

P.- ¿Cómo puede acabar la guerra de Ucrania?

Si gana Trump, si Europa se distrae y ha desunión, es posible que vayamos a una guerra con países de la OTAN implicados

R.- En cierta manera, depende de nosotros, del apoyo que le prestemos a Ucrania. Si lo dejamos estar, tendremos otra guerra en cuestión de años. Ahora el Ejército ruso no tiene capacidad para ir más allá. La guerra de Ucrania se ha convertido en una garantía de seguridad para otros países como los Bálticos o Polonia porque el Ejército ruso está muy entrampado en Ucrania. Pero si Rusia vence en Ucrania, que es posible, será cuestión de tiempo que intente otra aventura similar. Si logra tiempo y territorios, habrá sido una experiencia satisfactoria. Esta guerra de Ucrania puede ser el preludio de una guerra en Europa. Durante mucho tiempo pensamos que aquí no iba a haber una guerra, porque las guerras no van con nosotros. Ahora hemos visto que sí. Creíamos que los ucranianos podían solucionar la guerra en un verano y no ha sucedido. Ahora hay una ensoñación con la idea del frente congelado. No lo habrá seguramente. Rusia intentará avanzar, ya lo está intentando, incluso de una forma más ambiciosa. y podemos tener una guerra que involucre a varios países en Europa. ¿Por qué no la vamos a tener? Ha ocurrido en el pasado. No tenemos que considerarnos una civilización al margen. Si gana Trump, si Europa se distrae o se asusta y hay desunión, es posible que vayamos, no diría a una guerra mundial, pero sí a una guerra en Europa a escala mediana con países de la OTAN implicados. Polonia, por ejemplo, no sería indiferente. Y eso podría desembocar en algo todavía más peligroso.

P.- La batalla crucial que libra Putin es contra el tiempo. Porque no es eterno.

R.- Putin cumple 70 años cuando empieza la guerra. Y se ha dado cuenta de que no tenía todo el tiempo del mundo. Tenía tiempo antes para que la gente se pudriese en la cárcel. Pero cada vez hay más gente que durará más que él. No quieren que los disidentes jóvenes crezcan. La gente alrededor de Putin quiere que sea más duro y el putinismo dure sin Putin. Durante años se las arregló para que el tiempo pasara más lento dentro que fuera del país. Putin se mantenía mientras el resto iban cambiando. Limitaba la represión. Pero ahora cada vez tiene que hacer más para que todo esté igual.

P.- ¿Acabará el Putinismo con Putin?

R.- Sí, será así, como pasa en las dictaduras, salvo en casos como Corea del Norte. Nada cambiará mientras Putin siga, y nadie sabe lo que pasará cuando no esté. Siguiendo la tradición rusa es muy posible que el sucesor enmiende en gran medida a Putin.