¿Quién cree a Vladimir Vladimirovich Putin? Los países vecinos de la Federación Rusa dejaron de confiar en sus palabras hace años. Es más, cuando Putin dice que no irá a la guerra con Ucrania, invade el país y lo llama "operación militar especial". Y antes siguió ese patrón de comportamiento en Georgia, Crimea y el Donbás. Putin insiste en que Rusia no agrede, solo se defiende. Pero Alemania, Francia y Polonia, que conforman el llamado Triángulo de Weimar, no se fían y por ello presionan a España e Italia para que tomen en serio el rearme europeo. Solo si la disuasión es creíble Putin se contendrá.

"Es una solemne tontería", ha dicho el miércoles el líder ruso, recién reelegido como presidente de la Federación Rusa, en relación a la posibilidad de un ataque sobre Polonia o los Países Bálticos. "Rusia no tiene intenciones agresivas contra esos Estados", ha reafirmado en Tver, al noroeste de Moscú.

¿Estamos avanzando hacia las fronteras de estos países que forman parte de la OTAN? No hemos tocado a nadie. Son ellos los que se mueven hacia nosotros", ha declarado. "¿Hemos cruzado el océano para colocarnos frente a Estados Unidos? No", ha respondido categórico, mientras ha vuelto a acusar a la OTAN de expandirse hasta las fronteras de la Federación Rusa. Ha sido la agresión rusa a Ucrania la razón por la que Finlandia, que comparte más de 1.000 km de frontera con Rusia, y Suecia se han incorporado a la OTAN.

Pero el temor a que realmente Putin sí tenga estas intenciones, aunque pretenda ocultarlas, ha llevado a muchos países europeos a aumentar el presupuesto de defensa. Como Alemania, que este año llegará al 2% del PIB, o a volver a instaurar el servicio militar, como es el caso de Francia, Reino Unido o Alemania.

Con un Putin deseoso de aumentar el espacio vital del neoimperio ruso y un Donald Trump, receloso de la tacañería de algunos gobiernos con sus inversiones en defensa, con ganas de volver a la Casa Blanca, a los europeos no les queda otra que cambiar el chip. Es lo que confirmaron el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro polaco, Donald Tusk, en la última cumbre del llamado Triángulo de Weimar en Berlín, el pasado 15 de marzo.

Alemania, Francia y Polonia están hartos de que países del sur como España e Italia no se den cuenta de que es hora de rearmarse para evitar que Putin agreda territorio aliado, según informan fuentes polacas. Podría tratarse un ataque híbrido, más fácil de camuflar pero muy dañino, más que uno convencional. ¿Defendería Trump a ese país aliado que sufre un ataque en sus estructuras críticas? Solo el hecho de que se plantee la duda justifica que la UE trabaje en su autonomía estratégica.

La disuasión europea con respecto a Rusia es complicada porque tenemos una suma de países con capacidades y voluntades muy diferentes

Jesús manuel pérez triana, analista militar

La disuasión necesaria

"La disuasión europea con respecto a Rusia es complicada porque tenemos una suma de países con capacidades y voluntades muy diferentes. Polonia, los Bálticos y Finlandia, los países vecinos de Rusia y Bielorrusia, están dispuestos a hacerlo, armarse y usar la fuerza. Otros, como Italia y España, dudan porque están lejos del conflicto. No veremos una unidad de acción", afirma Jesús Manuel Pérez Triana, analista militar y creador de Guerrasposmodernas.com

"La disuasión tiene tres pilares: tener las capacidades, darlas a conocer, y hacer creíble que se tiene la voluntad de usar la fuerza en caso de conflicto. Se ejerce en la mente del oponente. Es introducir una creencia en el oponente. Todo el rearme de Europa trata de ejercer la disuasión sobre un oponente".

Esta escalada militar tiene sus riesgos, según Pol Bargués, investigador senior en el CIDOB. "Una Europa más fuerte que piensa en armarse es percibida como peligrosa por otros actores, no solo por Rusia. Es peligroso porque nunca acaba. Es un riesgo pensar en estos términos. La pregunta es quién empieza la desescalada", señala Bargués.  

"Europa ha de seguir preparándose para un hipotético conflicto y más en el caso de que la OTAN deje de tener sentido si Trump es presidente de EEUU, pero al mismo tiempo esta mayor capacidad militar de la UE no ha de socavar a la OTAN", añade Bargués.

El mínimo del 2% del PIB

En la cumbre de Gales, en 2014, los aliados acordaron dedicar al menos el 2% del PIB a defensa. Entonces solo cumplían con esta premisa tres países. En 2024 serán 18, entre ellos Alemania por primera vez. Polonia está en cabeza con casi el 4% y en la cola España, junto a Bélgica y Luxemburgo.

España asignó a defensa el 1,24% en 2023, aún lejos del 2%, aunque ha registrado un incremento desde el 1,09% en 2022. Hasta 2029 España no superará el 2%. Italia también se queda por debajo, en un 1,46% en 2023, y va disminuyendo, ya que en 2020 era del 1,59%. Serían países a los que Trump entregaría en bandeja a Putin si pudiera, según dijo en unas explosivas declaraciones sobre los aliados que no cumplían con este requisito. Pero España e Italia están lejos de la frontera con Rusia.

La OTAN necesitaría una inversión extra de 56.000 millones de euros para lograr el objetivo del 2% del PIB en defensa, si bien este déficit se ha reducido a la mitad en la última década, según una investigación del Ifo para el Financial Times.

Según Pérez Triana, "deberíamos gastar más en defensa, no por la guerra en Ucrania, si no por nuestro propio contexto. Somos testigos de una carrera de armamentos de Marruecos y Argelia, nuestros vecinos del sur. Marruecos nos está superando en carros, helicópteros de combate y artillería de cohetes. También está invirtiendo en drones kamikaze. Es una situación inédita. España ha de gastar en defensa para ejercer la disuasión y defenderse ella misma, no solo por satisfacer los compromisos con los aliados".

Sostiene el teniente general en la reserva Francisco Gan Pampols que "la primera cualidad de la disuasión es que sea creíble. El hecho de que sea creíble significa que la percepción del daño del agresor es mayor que la capacidad de causarlo del agresor. La cuestión es cuánto tiempo pueden mantenerse en el tiempo porque Europa hoy por hoy no está preparada", señala el militar.

En el ámbito de la defensa, cada Estado miembro va por su cuenta y con la amenaza rusa a las puertas los Veintisiete no pueden perder el tiempo. "El gran reto sería definir un nivel de seguridad compartida, un compromiso compartido en gastos de inversión y una agencia europea de defensa independientemente de los compromiso nacionales". concluye.

Será uno de los principales desafíos de la próxima legislatura europea. La UE ha de tratar de buscar su sitio como potencia geopolítica y para ello ha de acabar con la unanimidad y apostar por buscar amplios consensos en materia de política exterior y de seguridad. La división actual nutre a los sátrapas.