Jenin tiene 22 años y, si la vida hubiera seguido el curso previsto, debía haberse graduado esta primavera de Traducción e Interpretación. "Se supone que era mi último año de universidad pero estalló la guerra y todo se quedó en suspenso", relata a El Independiente la joven. La ofensiva militar israelí, que cumple este martes siete meses con cerca de 35.000 muertos, ha terminado llamando a su puerta: Jenin residía hasta ahora en los barrios orientales de la ciudad gazatí fronteriza con Egipto y es una de las 100.000 personas obligadas a emprender una huida desesperada hacia otras áreas del enclave, donde el hacinamiento y la falta de servicios básicos campan a sus anchas.

La orden de desalojo dictada a primera hora de este lunes por el ejército israelí, en plena cuenta atrás para el asalto terrestre a Rafah, llenó de zozobra a Jenin y a los suyos. "Estamos empaquetando algunas cosas para irnos a la casa de unos parientes en el centro de Rafah", explicaba Jenin pasado el mediodía. Una maleta y varias pilas de mantas eran sus pertenencias en tránsito. "Casi todo el mundo en el este de Rafah se está marchando en estos momentos También hubo algunos ataques aéreos desde la mañana", agregó. A última hora del lunes un portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel aseguró haber bombardeado hasta medio centenar de objetivos en Rafah durante la jornada "en preparación de una operación terrestre".

Caravanas de coches

"Soy originaria de Rafah Oriental, así que no he estado desplazada antes.
Tengo un hermano autista que necesita medicación y ya nos hemos registrado para viajar al extranjero, pero las fronteras están cerradas. Estamos literalmente atrapados y sabemos que no vamos a poder salir", comenta la veinteañera, que a primera hora de la tarde emprendió la fuga junto a miles de vecinos.

Imágenes obtenidas por este diario muestran el éxodo nervioso de los vecinos de los distritos de Rafah afectados por la orden de desalojo. Vehículos atestados de colchones y pertenencias y familias a pie o en carro enfilando la ruta hacia campos para desplazados en Jan Yunis y Al Mawasi. "La gente estaba en la calle, algunos de ellos a la espera de un transporte para poder marcharse, pero todo el mundo está muy asustado y estresado en este momento", comenta Jenin.

Una operación terrestre es totalmente diferente, porque si entran en la zona la convertirán en cenizas

"Hemos estado sufriendo ataques aéreos a diario, pero una operación terrestre es totalmente diferente, porque si entran en la zona la convertirán en cenizas. Por eso tenemos que ser evacuados", se lamentaba Jenin en mitad de la mudanza, con la memoria. Cuando el ejército israelí comenzó a comunicar la evacuación a través de mensajes SMS, llamadas telefónicas y lanzamiento de pasquines, el desconcierto se apoderó del vecindario. "Sólo nos han pedido que evacuemos sin decirnos cuándo empezará la operación terrestre ni cómo será", se quejaba la joven, que asegura haber perdido a "decenas de parientes lejanos, incluidos algunos primos" en la contienda.

Coches cargados de pertenencias abandonan Rafah. | CEDIDA

En su nuevo hogar le aguarda un porvenir aún más incierto que aquel que han vivido durante las últimas semanas bajo los bombardeos y entre la propagación del hambre y las enfermedades. "Nos pasamos el día tratando de mantenernos vivos y alejados de los ataques aéreos, lo que resulta casi imposible, y el resto del día buscamos comida comestible que no sea enlatada", cuenta. "No podemos encontrar pollo ni carne, así que la mayor parte del tiempo comemos alimentos enlatados como atún y judías en conserva".

"Echo de menos sentirme viva, llevamos meses aterrorizados con la idea de la invasión de Rafah y ahora es lo que está ocurriendo. Solo quiero estar a salvo rodeada de mi familia y mis amigos", deslizaba Jenin en una conversación entrecortada por la pobre cobertura. A última hora de la tarde, Jenin había completado su huida. "Hemos sido evacuados", decía escuetamente la joven recién llegada a su destino junto a cinco miembros de su familia más próxima.

Palestinos de Rafah en plena huida. | EFE

Una evacuación "ilegal" que provocará "atrocidades masivas"

El inicio de la evacuación forzosa concitó ayer la repulsa internacional. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reconoció "estar profundamente preocupado por los indicios que apuntan a la inminencia de una operación militar a gran escala en Rafah". "Ya estamos viendo movimientos de personas, muchas de ellas en condiciones humanitarias desesperadas y desplazadas en repetidas ocasiones. Buscan una seguridad que tantas veces se les ha negado", denunció.

La zona carece de capacidad para albergar al número de personas que actualmente buscan refugio en Rafah

Para ONGs como el Consejo Noruego para los Refugiados "la ofensiva militar de Israel en Rafah podría conducir a la fase más mortífera del conflicto, infligiendo un sufrimiento espantoso a aproximadamente 1,4 millones de civiles desplazados en la zona". "Las órdenes de reubicación emitidas este lunes por Israel a miles de gazatíes, ordenándoles que se trasladen a Al Mawasi, son más que alarmantes. La zona ya está desbordada y carece de servicios vitales. Carece de capacidad para albergar al número de personas que actualmente buscan refugio en Rafah, sin garantías de seguridad, alojamiento adecuado o retorno una vez finalizadas las hostilidades para quienes se vean obligados a reubicarse", alertó Jan Egeland, secretario general de la organización noruega.

"La ausencia de estas garantías fundamentales de seguridad y retorno, como exige el derecho internacional humanitario, califica las directivas de reubicación de Israel de traslado forzoso, lo que constituye una grave violación del derecho internacional. Cualquier operación militar israelí en Rafah -que se ha convertido en el mayor conglomerado de campos de desplazados del mundo- causará posibles atrocidades masivas".