Pedro Sánchez, con su partido descabalado por los casos de corrupción, ha recurrido a la OTAN como si fuera un salvavidas. El presidente del Gobierno español sorprendía el 19 de junio con una carta al secretario general de la OTAN en la que decía que España podía cumplir con los objetivos asignados (capability targets) acordados por los ministros de Defensa con vistas a la cumbre de la OTAN del 24 y 25 de junio dedicando 2,1% del PIB a defensa. "Para España el objetivo del 5% no es razonable y es contraproductivo", señala Sánchez. Incluso asegura que se fija este objetivo pensando en el flanco oriental y se deja de lado el flanco sur, y que la competitividad de España quedaría dañada. A pesar de las críticas del resto de los aliados, que le echan en cara que quiera obtener beneficios sin contribuir como el resto, ha mantenido su pulso hasta el final.
¿Por qué se ha fijado el 5%?
Las sorpresa fue mayúscula pues en los gobiernos aliados se sabe que Sánchez lucha por su supervivencia política y que sus socios de coalición son reacios a aumentar el gasto en defensa, pero la cumbre de La Haya es una de las más difíciles que aborda la Alianza Atlántica. Es la primera a la que ha asistido Donald Trump desde su vuelta a la Casa Blanca. Trump, que reprocha a los aliados su falta de responsabilidad a la hora de contribuir a la defensa, tiene ganas de emprender la retirada. Por eso los aliados europeos libran una doble carrera contra el tiempo para ponerse al día tras años sin inversión sustancial en defensa: hay que prepararse para la reducción de tropas de EEUU y a la vez para hacer frente a la amenaza rusa, y a otras nuevas.
El objetivo del 5%, finalmente aprobado en la declaración de cumbre de La Haya, firmada por Sánchez, se refiere a un 3,5% de gastos en defensa pura y otro 1,5% en gastos relacionados con la seguridad (infraestructuras, ciberdefensa). Estados Unidos insiste en esa meta, que todavía no cumplen ellos mismos
Para conseguir los llamados capability targets la OTAN consideró que los 32 debían de llegar al 5% en 2032. Finalmente el plazo será 2035, con una revisión en 2029, en la que se tendría en cuenta la situación mundial. Cada año habrá valoraciones, para evitar lo que ocurrió con el objetivo del 2%, fijado en 2014, y que una decena de países, entre ellos España, cumplen por primera vez en 2025. Once años más tarde. Y ahora Sánchez mantiene que España se quedará en el 2,1% del PIB en defensa.
¿Qué significa que hay flexibilidad para cumplir los objetivos?
El domingo 22 de junio Sánchez realizó una declaración institucional para exhibir una carta en la que el secretario general de la OTAN le contestaba. Rutte, en realidad, deja constancia de lo que apunta Sánchez. "Entiendo que España está convencida de que puede cumplir co los nuevos objetivos de capacidades con una trayectoria de gasto inferior al 5% (3,5% en defensa pura y 1,5% en gastos relacionados con la seguridad)", indica Rutte. Sánchez mantiene que el acuerdo da a España flexibilidad para realizar este cometido. La flexibilidad consiste en que España tiene que demostrar lo que Sánchez ha prometido: cumplirá con menos, aunque ha firmado que llegará el gasto al 5%.
Lo que dice Rutte en realidad es que España tiene que cumplir con el objetivo de capacidades, que no se conoce porque es información confidencial, y que si lo hace con un porcentaje del PIB menor sería aceptable. Es lo que vende Sánchez como un triunfo cuando en realidad es una entelequia. Si, por ejemplo, España ha de modernizar su fuerza aérea con diez cazas, dudosamente la OTAN va a realizar una estimación peor que la del Gobierno español sobre lo que eso costaría. Al final de la cumbre, Rute ha vuelto a insistir: "La OTAN cree que España, como el resto, tendrá que llegar al 3,5% del PIB en pura defensa".
¿Hay excepciones como quiere Sánchez?
El secretario general de la OTAN ha sido muy claro en la rueda de prensa de este lunes, la víspera de la cumbre. "No hay excepciones, ni acuerdos al margen", ha señalado contundente. Ha dicho que se refería a España en concreto. Y ha ido más alláa: "Cada país ha de cumplir con los objetivos en cuanto a capacidades y veremos en 2029 cómo está la situación".
De este modo, Rutte aclara que si bien Sánchez piensa que para cumplir con estas capacidades será suficiente un 2,1% del PIB, la OTAN considera que no será suficiente y que tendrá que dedicar el 3,5%. Sería en lo que se refiere a defensa pura (aviones, blindados, defensa antiaérea). Es como si tuviéramos el objetivo en una empresa de renovar los ordenadores por una gama más moderna en un año y se hubiera calculado que para ello hay que aumentar el gasto en el 5%, pero una delegación dice que lo puede hacer por la mitad. Si los ordenadores son nuevos y de la misma gama, es complejo. Aquí es más opaco el sistema porque no sabemos cuáles son las capacidades que se demandan a España y a los otros aliados. Pero la cifra del 5% no está elegida al azar. Responde a los cálculos realizados por una organización como la OTAN, especializada en la defensa.
Lo cierto es que no será Sánchez quien tendrá que rendir cuentas ante la OTAN en 2029. Pero sí será España la que tendrá que hacer frente a las consecuencias de una política condicionada por el cortoplacismo.
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