Las negociaciones para un alto el fuego en Gaza que se desarrollan en Qatar han avanzado de forma significativa en los últimos días, pero una cuestión clave sigue bloqueando el acuerdo definitivo: la retirada total del ejército israelí del enclave palestino y el fin definitivo de la guerra tras la ruptura unilateral por parte de Israel de un acuerdo de tregua similar en marzo. Las partes han acordado entre un 80 % y 90 % de los términos del alto el fuego, aunque aún quedan detalles por pulir, señala el rotativo israelí Haaretz.
Según fuentes citadas por Sky News, Israel y Hamás ya han resuelto diferencias en asuntos cruciales como la entrega de ayuda humanitaria y la exigencia de garantías internacionales para evitar una reanudación unilateral del conflicto. Sin embargo, la presencia continua de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Gaza sigue siendo el principal escollo.
"Las conversaciones aún no han comenzado, pero estamos hablando con ambas partes sobre ese marco [el de un acuerdo definitivo de alto el fuego]", indicó este martes el portavoz de Exteriores qatarí Majed al Ansari. "Ambas partes siguen en Doha. Eso siempre es una buena señal", agregó. Aunque fuentes conocedoras de las negociaciones consultadas por El Independiente piden cautela. La administración Trump quiere sellar un acuerdo antes de final de esta semana, pero otras partes implicadas advierten de que podría necesitarse más tiempo, en mitad de una intensificación de los ataques israelíes en Gaza que se han cobrado desde octubre de 2023 más de 57.000 vidas.
El dilema de Israel
Benjamin Netanyahu se reunió a última hora de este martes por segunda vez con Donald Trump en la Casa Blanca en busca de una renovada presión sobre el premier israelí. El Gobierno israelí, con la oposición de su ala más ultraderechista, se enfrenta a una encrucijada: poner fin a la guerra y retirarse del enclave palestino con todos los rehenes, pero permitiendo que Hamás siga actuando como entidad; o, por otro lado, ocupar militarmente Gaza de forma indefinida.
En este contexto, el presidente estadounidense Donald Trump ha emergido como un actor central en las negociaciones. De acuerdo con mediadores cercanos al proceso, Trump ha enviado mensajes directos a los líderes de Hamás asegurando que Washington garantizará que Israel no reinicie la guerra al expirar el alto el fuego temporal de 60 días. Lo ha hecho a través del palestino-estadounidense Bishara Bahbah, que está desempeñando una suerte de mediación entre EEUU y Hamás.
Trump habría afirmado que "no hay vuelta atrás" y que la tregua sería "definitiva", en lo que se interpreta como una promesa de compromiso personal para impedir una reanudación del conflicto. Estas declaraciones habrían sido suficientes para convencer a Hamás de avanzar en las conversaciones, aunque todavía reclaman garantías concretas sobre el futuro despliegue militar israelí.
Las negociaciones se desarrollan en paralelo en Qatar, sede de los canales diplomáticos indirectos entre Israel y Hamás, y en Washington, donde Trump se ha reunido personalmente con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en al menos dos ocasiones a lo largo de esta semana. Según los informes, Trump ha presionado a su aliado para que acceda a una retirada al menos parcial de las FDI como condición para la firma del acuerdo.
En cuanto a la ayuda humanitaria, se ha acordado que su distribución recaiga en una tercera parte neutral, sin control de Israel ni de Hamás. Esta decisión limitará el papel de la controvertida Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), que no podrá operar en zonas donde no haya presencia militar israelí, obstaculizando sus planes de expansión. La ONU y otras ONG internacionales podrían asumir un rol más activo en la asistencia en territorio palestino, una medida que podría facilitar consensos en el terreno y que sería el regreso de estas organizaciones a una labor anterior.
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