Rusia ha desarrollado con éxito un nuevo dron, que siguiendo su tradición de inspiración floral, ha llamado Geran-3. Es una iteración del Shahed iraní, en concreto del Shahed-238. Desde la primavera los rusos lo están empleando en sus ataques contra ciudades ucranianas. La efectividad ha aumentado tres veces: entre abril y junio llegó al 15%, mientras que en los meses precedentes apenas llegaba al 5%.

PUBLICIDAD

Desde junio Rusia también ha incrementado el número de drones y misiles con los que ataca las ciudades ucranianas. El récord fue el 9 de julio cuando llegó a los 741 misiles y drones. Además, ahora se concentra en menos objetivos y ha vuelto a sembrar el terror en la capital, Kiev, o en Odesa, Járkov o Leópolis.

"Estamos obsrvando nuevas tácticas de enjambre y los drones ahora vuelan a mayor altitud, lo que los hace más eficaces", afirma al Financial Times Yasir Atalan, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Los drones antidrones han de alcanzar una altitud de 6.000 metros y una velocidad de 200 km/h para alcanzar a los moderos Shaheds.

Las defensas de Ucrania contra los Shaheds incluyen actualmente el uso de guerra electrónica para interferir sus sistemas de guía GPS, ametralladoras y cañones antiaéreos, incluido el avanzado Oerlikon Skynex, un cañón de defensa aérea avanzado producido por la empresa alemana Rheinmetall.

La estrategia es presionar al máximo a Ucrania, a pesar de que el presidente de EEUU, Donald Trump, ha dado un ultimátum a Rusia: si no se sienta a negociar seriamente el fin de la guerra aprobará sanciones secundarias (a países que comercien con Moscú), lo que dañaría seriamente su economía. De rondas de conversaciones como las del miércoles en Estambul no puede esperarse mucho, salvo acuerdos puntuales sobre intercambios de prisioneros.

Del Geran-2 al Geran-3

Según varios medios especializados, entre ellos Defense Express, el Geran-3 viene a ser una adaptación directa del Shahed-238, un dron iraní presentado en 2023. El pasado mes de febrero, el Ministerio de Defensa ucraniano ya alertó sobre la producción del Geran-3. Desde entonces, los restos de drones interceptados han permitido a Kiev confirmar su presencia sobre el terreno.

La primera diferencia importante con el Geran-2 es el motor. Mientras que el Geran-2, derivado del Shahed-136, estaba propulsado por hélice y llegaba a los 200 km/h, el Geran-3 está equipado con un turborreactor Tolou-10/13.

Este sistema es mucho más potente: permite alcanzar velocidades de entre 550 y 700 km/h, especialmente en la fase terminal del ataque. Esta peculiaridad complica considerablemente la tarea de los sistemas de defensa antiaérea ucranianos.

El Geran-3 es capaz de transportar hasta seis veces más explosivos que el Geran-2, con una autonomía de vuelo estimada de 2.500 km. De esta forma, Rusia puede atacar mucho más allá de las líneas del frente.

Al igual que el Shahed-238 iraní, el Geran-3 también estaría equipado con un sistema de guía óptica por infrarrojos para apuntar a objetivos con firma térmica. Las instalaciones energéticas, los depósitos de municiones o los puestos de mando son objetivos muy vulnerables en estas circunstancias.

Componentes chinos y un precio elevado

El Institute for the Study of War (ISW), con sede en Washington, mantiene que la cooperación con China ha permitido a Rusia eludir las sanciones occidentales sobre las importaciones de productos electrónicos para la producción de drones. La inteligencia militar de Ucrania estima que Rusia recibe hasta el 65 % de los componentes para sus drones Geran de China. Pekín rechaza estas acusaciones.

Sin embargo, esta nueva generación de drones también presenta algunas desventajas. El Geran-3 es más pesado: llega a los 500 kilogramos. También transporta más combustible, lo que lo hace más visible para los radares térmicos.

Su precio también es un factor a tener en cuenta: alrededor de 70.000 euros por unidad, cuatro veces más que el Geran-2, un modelo asequible y resistente.

Rusia habría pedido a Corea del Norte que fabricara Geran-3. El régimen de Pyongyang, aliado de Moscú, ha llegado a enviar tropas para reforzar el Ejército ruso, y así retrasar un reclutamiento masivo, que será inevitable si la guerra continúa y sigue siendo Ucrania la tumba de decenas de miles de soldados rusos.

La fábrica de Alabuga, la mayor del mundo

Pero también estaría fabricando Geran-3 en el complejo industrial de Alabuga, en Tartaristán. Según Zvezda TV, la fábrica de Alabuga es la mayor planta de drones de ataque del mundo.

Una investigación de Associated Press reveló que entre los empleados de la planta de Alabuga hay mujeres jóvenes africanas que afirmaban haber sido engañadas para aceptar esos puestos de trabajo. Posteriormente, la producción de Geran comenzó en una planta en Udmurtia, al oeste de los montes Urales. Ucrania ha lanzado ataques con drones contra ambas fábricas, pero no ha logrado paralizar la producción.

Según Timur Shagivaliev, director ejecutivo de la Zona Económica Especial de Alabuga, la instalación ha multiplicado por nueve su producción prevista, alcanzando un ritmo mensual de 5.200 unidades entre drones de ataque y modelos señuelo.

La ventaja de Rusia: una producción masiva

Al utilizar un gran número de drones en un solo ataque, Rusia pretende saturar las defensas aéreas ucranianas. Así no se dirigirán a los misiles balísticos, más costosos.

El Ejército ruso ha aprendido a centrarse en unos pocos objetivos para maximizar el impacto. "La producción de nuestras industrias de defensa permite realizar ataques masivos prácticamente a diario sin necesidad de pausas para acumular los recursos necesarios", escribió el bloguero militar Alexander Kots.

Ucrania confía en equipos móviles armados con ametralladoras como respuesta de bajo coste a los drones para evitar el uso de costosos misiles de defensa aérea suministrados por Occidente. También ha desarrollado drones interceptores y está trabajando para aumentar la producción, pero el aumento constante de los ataques rusos está poniendo a prueba sus defensas.

Frontelligence Insight, una organización de inteligencia de código abierto con sede en Ucrania, informó este mes, según ABC News, que Rusia lanzó más de 28.000 drones Shahed y Geran desde que comenzó la invasión a gran escala en 2022, y que el 10 % del total se lanzó solo el mes pasado.

Rusia se prepara para alcanzar una capacidad de ataque sin precedentes: busca lanzar 2.000 drones de forma simultánea sobre Kiev. Un hito similar cambiaría la escala de la guerra no tripulada. En 2025 Rusia prevé fabricar dos millones de drones FPV (First Person View), los más sencillos, y 30.000 de largo alcance, según la inteligencia ucraniana.

Como señala Benjamin Jensen, investigador en el Center for Strategic and International Studies, "cada Shahed [o Geran] en el cielo es una señal. Señalan una nueva fase de competencia militar, definida no por golpes decisivos singulares, sino por la erosión persistente de la capacidad y la voluntad. El desafío para las democracias es adaptarse más rápido que la escalada de sus adversarios. Porque si la guerra es, en última instancia, una prueba de sistemas, políticos, económicos y militares, entonces el bando que aprenda más rápido, actúe con más inteligencia y luche con menos costes dará forma al campo de batalla del futuro".

PUBLICIDAD