A pie de escalerilla Donald Trump ha recibido a Vladimir Putin en la base conjunta Elmendorf-Richardson en Anchorage, Alaska. Aplausos y palmaditas en el brazo, como si fuera un amigo al que no ve hace tiempo. Y apretón de manos. Alfombra roja y honores militares para quien está en busca y captura por la Corte Penal Internacional. "¿Cuándo va a parar de matar civiles?", le gritó una periodista. Pero Putin hizo como que no oía nada. A continuación, los dos viejos conocidos se han marchado juntos en el vehículo oficial de Trump, la Bestia lo llaman. Pueden entenderse en inglés en ese momento de intimidad. Es excepcional un trato así entre presidentes de superpotencias.
Es la primera vez que un presidente de Estados Unidos se ve cara a cara con el líder ruso desde que ordenó la invasión de Ucrania, el 24 de febrero de 2022. Es la séptima vez que Trump y Putin se ven, pero la primera desde que el presidente de EEUU asumió de nuevo el 20 de enero pasado. Putin no pisaba suelo de EEUU desde 2015. Lo curioso es que Alaska fue territorio del Imperio Ruso hasta 1867. EEUU la adquirió por 7,2 millones de rublos oro de la época.
De Ucrania van a hablar pero sin que Ucrania esté en la mesa. Pero no solo conversarán sobre Ucrania. El objetivo de los rusos es que se retome la relación entre las dos superpotencias y aborden temas económicos y de control de armas nucleares. En suma, que EEUU trate a Rusia como un igual, cuando en realidad la superpotencia rival es ahora China.
Trump ya dijo antes de la cita que en los primeros minutos sería capaz de saber cuáles son las verdaderas intenciones de Putin. Según el presidente de EEUU, si la reunión termina pronto es señal de que ha sido un fracaso. En ese caso, que considera Trump que tiene un 25% de posibilidades, daría solo la rueda de prensa en Anchorage. Pero la delegación rusa, encabezada por Putin, aspira a que la relación con Washington se resetee. Ya han empezado con un gran éxito: Putin no es un paria a ojos de Trump. Y lo ha visto todo el mundo.
Reunión a tres
Durante los últimos días se dijo que Trump y Putin se verían a solas, con intérpretes, en una primera fase. Sin embargo, justo antes de que los dos mandatarios aterrizaran la Casa Blanca informó de que en el primer encuentro estarían el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado de la Casa Blanca, Steve Witkoff, junto a Donald Trump. Por parte rusa estarían junto a Putin el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, el más experimentado del mundo, y Yuri Ushakov, ex embajador en EEUU. La ventaja a favor de los rusos es inquietante.
A continuación habrá un almuerzo de trabajo al que se sumarán los secretarios del Tesoro, Scott Bessent, y Defensa, Pete Hegseth, y el secretario de Comercio, Howard Lutnkick, entre otros. El portavoz del Kremlin, Dmtri Peskov, ha dicho que la reunión puede durar seis o siete horas.
Trump ha asegurado que confía en que haya algún tipo de alto el fuego al término del encuentro. "No sé si va a ser hoy pero voy a estar decepcionado si no es hoy", ha declarado a la cadena Fox desde el Air Force One. Hasta ahora Putin se ha negado a aceptar un armisticio pero quizá haga algún malabarismo y venda como un gran paso una tregua de ataques aéreos cuando eso no detendría sus avances terrestres en el Donbás.
Los europeos y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, insisten en que debe de ser un alto el fuego total, y a partir de esa base empezar a negociar en futuras reuniones con presencia de Zelenski. Trump incluso ha dicho que podría ser en Alaska, como si pudiera darse el encuentro en breve plazo. Sin embargo, es poco verosímil que así suceda.
Horas antes de su cita con Putin, Trump ha hablado con el principal aliado de Putin, el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, uno de los dictadores más longevos del mundo. Lukashenko es como le gustaría a Putin que fuera quien liderara Ucrania. Totalmente servil al Kremlin. Trump escribió en las redes sociales que tuvo "una conversación maravillosa" con Lukashenko y lo calificó de líder "muy respetado". Recientemente, gracias a la mediación de EEUU, el líder bielorruso accedió a liberar a varios disidentes, entre ellos Serguei Tijanovski, marido de Svetlana Tijanovskaya. Esta conversación de Trump es un mal presagio.
Lavrov sigue en la URSS
El enviado del Kremlin a la Casa Blanca, Kirill Dmtriev, ha reconocido que la delegación rusa llega a Anchorage con espíritu combativo. La mejor prueba la ha dado Lavrov, quien se ha dejado ver en el hotel donde se aloja con una sudadera con las letras CCCP (las siglas de la Unión Soviética en ruso). El Ministerio ruso de Exteriores hizo un encargo a la marca rusa Cheliabinsk, según informó Ria.
El ministro de Exteriores, que lleva en el cargo más de 20 años, lanzaba un mensaje claro: Ucrania es Rusia. Las aspiraciones imperialistas de los rusos no dejan lugar a dudas. Uno de los mantras más repetidos por Putin es que el peor acontecimiento del siglo XX fue el desmembramiento de la URSS en 1991.
Al tiempo que se saludaban como dos amigos en Alaska Putin y Trump, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, publicaba una declaración grabada en sus redes sociales en la que recordaba cómo los ataques militares rusos continuaban en toda Ucrania. "El día de las negociaciones, los rusos también están matando. Y eso lo dice todo", ha remarcado Zelenski.
Los ciudadanos de Anchorage sí han mostrado su respaldo a Kiev en las calles durante todo el día. Incluso un grupo de manifestantes se ha acercado a las inmediaciones de la base a denunciar a Putin por sus crímenes de guerra y gritan lemas a favor de Kiev.
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