No fueron dos sino tres los impactos que recibió el lunes el hospital Nasser, en el sur de la Franja de Gaza. En la mañana del 25 de agosto, poco después de las diez, tres proyectiles golpearon el Complejo Médico Nasser, en Jan Yunis. Murieron al menos 22 personas, entre ellas cinco periodistas, un estudiante de medicina, tres empleados del hospital y un miembro de la Defensa Civil. Decenas más resultaron heridos.
El ataque del Ejército israelí ha desatado nuevas acusaciones de crímenes de guerra. Supervivientes y organizaciones de derechos humanos sostienen que fue un bombardeo deliberado contra un punto que, desde el inicio de la guerra, era utilizado por periodistas para retransmitir en directo. Y a partir del testimonio de superviviente y testigos y el análisis de los vídeos sostiene que fueron tres los proyectiles. “A las 10:00 en punto, aviones israelíes atacaron a nuestro colega Hossam al Masri mientras se encontraba en el cuarto piso del espacio destinado a los periodistas”, relata a El Independiente el fotógrafo Jaled Shaath, que se hallaba en las inmediaciones.
Oí los tres misiles. El sonido fue muy fuerte
“Tras el ataque, varios colegas se dirigieron al lugar, acompañados por la Defensa Civil. Al llegar, los atacaron directamente con dos misiles, matando a los colegas al instante. Yo estaba cerca. Vi el ataque desde el primer momento, los gritos de los niños y las mujeres, y el espeso polvo que cubría la zona. Oí los tres misiles. El sonido fue muy fuerte”, recuerda.
"Un lugar de trabajo habitual para los periodistas"
Desde la tarde del lunes, en mitad de la condena de la comunidad internacional, Israel insiste en que buscaba “desmantelar una cámara colocada por Hamás” y defiende que actuó para “eliminar una amenaza”. “No fue un error. Sabían dónde estábamos”, denuncia el fotoperiodista Abdelrahman Alkahlout. Desde el inicio de la ofensiva sobre Gaza, el cuarto piso del hospital se había convertido en “el único lugar con acceso estable a internet”, explica.
Según el relato de los supervivientes, el primer proyectil impactó en las escaleras de emergencia del edificio de cirugía. Allí trabajaba Hussam al Masri, camarógrafo de Reuters, que retransmitía en directo cuando la explosión lo alcanzó. “El objetivo fue Al Masri mientras se encontraba en las escaleras del Hospital Nasser, filmando para Reuters”, recalcan el movimiento que agrupa a los periodistas gazatíes. “Tras el primer bombardeo, colegas periodistas, equipos de defensa civil, equipos médicos y ciudadanos acudieron rápidamente al mismo lugar. Inmediatamente después, la ocupación atacó a los equipos periodísticos, los equipos humanitarios y a todas las personas que se encontraban en el lugar con dos bombardeos simultáneos”, agrega.
En el vídeo que se muestra en esta información, filmado tras el primer ataque, se pueden ver dos proyectiles pasando, “uno de los cuales explota en las escaleras, seguido inmediatamente por otro proyectil que llega y explota en el mismo lugar”. “Esto hace que el número de proyectiles utilizados para atacar a los periodistas sea tres, y no dos, y el sonido de dos explosiones se oye claramente en los vídeos adjuntos que documentan el segundo ataque”, advierten las citadas fuentes. En el segundo y tercer proyectil, fueron asesinados Mohamed Salama, de Al Yazira; Maryam Abu Daqqa, de AP e The Independent Arabia; Muath Abu Taha, de NBC Network; y Ahmed Abu Aziz, de Quds Feed Network y otros medios de comunicación. En esas dos detonaciones también resultaron heridos otros cuatro reporteros: Mohamed Fayek; Jamal Badah; Hatem Omar; y Mohamed Ashraf Salama. Junto a ellos, cayeron un estudiante de último año de medicina, tres trabajadores administrativos y un rescatista de la Defensa Civil.
La gravedad de las lesiones de los cuatro varía. Fayek debería viajar al extranjero para recibir tratamiento y se ha iniciado una campaña para exigir su autorización de salida. “Ha sufrido lesiones en la médula espinal y actualmente padece una parálisis parcial”, advierten. A Badah se le ha amputado la pierna derecha. Los otros dos periodistas presentan lesiones moderadas o leves.
“No hay ninguna cámara de Hamás”
Israel sostiene que la operación fue un acto defensivo. Según la investigación inicial publicada por el Ejército israelí, las tropas de la Brigada Golani detectaron “una cámara colocada por Hamás” en el hospital, desde la que “se observaba la actividad militar israelí para dirigir ataques”. Sin embargo, no aportaron ninguna prueba que respalde la acusación.
Desde Gaza, las autoridades sanitarias lo niegan tajantemente. Mohamed Sakar, director de enfermería del Complejo Médico Naser, asegura que el punto atacado era “un centro de trabajo para periodistas, no un puesto de vigilancia”. “Las cámaras eran de Reuters, AP, Al Yazira… No hay ningún secreto. Israel lo sabía. Si tuvieran alguna objeción, podrían habernos llamado. Tienen nuestros números. Lo que hicieron fue deliberado”, denuncia Sakar en un vídeo difundido por el Ministerio de Sanidad gazatí.
La ONG Euro-Med Human Rights Monitor verificó que la cámara a la que se refiere Israel pertenecía a Hussam al Masri, el camarógrafo de Reuters muerto en el primer ataque. El bombardeo sobre el hospital siguió un patrón que las organizaciones de derechos humanos califican de ilegal: el llamado “doble golpe”. Se trata de atacar un primer objetivo, esperar la llegada de rescatistas y periodistas, y lanzar una segunda ofensiva sobre el mismo lugar. La Euro-Med HR y otras ONG recuerdan que esta táctica está prohibida por el derecho internacional humanitario, porque busca maximizar las víctimas civiles.
22 muertos y una versión bajo sospecha
El Ministerio de Sanidad de Gaza elevó ayer miércoles a 22 las víctimas mortales, tras el fallecimiento de dos heridos graves. El Ejército israelí insiste en que seis de los muertos eran “milicianos de Hamás o la Yihad Islámica”, aunque, de nuevo, no aporta pruebas. La ONG Euro-Med HR desmintió algunas de esas acusaciones, verificando que Imad Al-Shaer, identificado por Israel como combatiente, era en realidad conductor de un camión de bomberos que participaba en operaciones de evacuación coordinadas con el propio ejército israelí.
El jefe del Estado Mayor israelí, Eyal Zamir, ha ordenado una revisión “en profundidad” sobre quién autorizó el ataque, la munición empleada y el proceso de toma de decisiones. Pero mientras Tel Aviv examina su propia actuación, los supervivientes insisten: no fue un error. “El 25 de agosto este lugar fue atacado deliberadamente, en un intento de silenciar nuestras voces e impedirnos documentar lo que está sucediendo en Gaza. No es una coincidencia, es un claro delito contra los periodistas y contra el derecho a la información”, denuncia el periodista Abdelrahman Alkahlout.
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