En plena intensificación de la escalada militar israelí en Ciudad de Gaza, el reconocimiento del Estado palestino en las últimas horas por parte de cinco países occidentales -Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal a los que se suma este lunes Francia- ha activado en Israel un paquete de represalias que podría tener como principal medida la anexión parcial de Cisjordania.

Fuentes cercanas de Benjamin Netanyahu deslizan en los últimos días que la acción más probable podría ser el reconocimiento de una soberanía parcial sobre Cisjordania frente a la completa que durante meses se sopesó. De ese modo, tendría el consentimiento del presidente Trump y permitiría que sobrevivieran los llamados Acuerdos de Abraham, que se firmaron hace cinco años y que Trump considera uno de sus principales logros. Emiratos Árabes Unidos, su principal firmante, había advertido de las consecuencias que podría tener la anexión total de Cisjordania por Tel Aviv.

En reacción al reconocimiento en bloque de países occidentales -que Israel ha censurado en su línea habitual, asegurando que "no habrá Estado Palestino" y que es una recompensa a Hamás-, el gobierno de Netanyahu y sus socios extremistas de coalición barajan medidas que van desde la anexión parcial de Cisjordania hasta una nueva oleada de construcción en asentamientos israelíes.

Mapas de anexión en preparación

El ministro de Finanzas y líder de la extrema derecha religiosa, Bezalel Smotrich, confirmó que trabaja en la elaboración de mapas destinados a aplicar la soberanía israelí en partes de Cisjordania. Entre las zonas contempladas figuran los principales bloques de asentamientos, el estratégico Valle del Jordán y territorios adyacentes a Jerusalén Este.

De acuerdo con el diario israelí Haaretz, se trata de un plan diseñado para ejecutarse de manera gradual, lo que permitiría a Israel avanzar sin un choque frontal inmediato con la comunidad internacional. La estrategia también busca capitalizar el descontento interno de los partidos ultranacionalistas, que presionan al primer ministro Netanyahu para dar pasos concretos tras el reconocimiento de Palestina.

Expansión de asentamientos y el plan E1

Otra de las vías en discusión es la aceleración de la expansión de asentamientos. Netanyahu ya firmó este mes la autorización para miles de nuevas viviendas, incluidos proyectos en el disputado corredor E1, que conectaría Jerusalén con la colonia de Ma’ale Adumim y, en la práctica, partiría Cisjordania en dos, dificultando la continuidad territorial de un futuro Estado palestino.

El proyecto E1 ha sido históricamente rechazado por la comunidad internacional, al considerarse que compromete cualquier solución basada en la coexistencia de dos Estados.

Presión sobre la Autoridad Palestina

Además de los movimientos territoriales, Israel sopesa sanciones contra la Autoridad Palestina, entre ellas la retención de transferencias fiscales que constituyen una parte fundamental de su presupuesto. También se han planteado posibles desalojos en comunidades palestinas consideradas estratégicas, como Khan al-Ahmar, ubicada cerca de Jerusalén.

Estas medidas aumentarían la fragilidad política y económica de la Autoridad Palestina, ya debilitada por divisiones internas y la falta de legitimidad frente a sectores de la sociedad palestina.

Advertencias internacionales

La respuesta internacional no se ha hecho esperar. Diplomáticos árabes consultados por Reuters advirtieron que Emiratos Árabes Unidos —uno de los países que normalizó relaciones con Israel en 2020 bajo los Acuerdos de Abraham— podría degradar sus vínculos diplomáticos si el gobierno israelí avanza con anexiones unilaterales.

La Unión Europea y Naciones Unidas han reiterado que cualquier medida de anexión viola el derecho internacional y erosiona las perspectivas de paz. Incluso en Washington, tradicional aliado de Israel, la Casa Blanca observa con cautela los planes del gobierno de Netanyahu, consciente de que una anexión podría desatar una nueva ola de violencia y tensar las alianzas regionales. Francia y Reino Unido han amenazado con nuevas medidas si Israel adopta represalias a su medida de reconocimiento.

Un dilema político para Netanyahu

La posición de Netanyahu es delicada. Por un lado, debe contener las demandas de sus socios de coalición ultraderechistas, que ven en la anexión la oportunidad de consolidar de forma irreversible la presencia israelí en Cisjordania. Por otro, afronta la necesidad de preservar las relaciones estratégicas con Estados Unidos y con países árabes que han sido claves en la normalización regional.

El primer ministro, según analistas citados por Haaretz, podría optar por una estrategia intermedia: avanzar en medidas parciales —expansión de asentamientos, anexión de áreas limitadas— mientras mantiene abiertas las vías diplomáticas con Washington.

Lo que aún no está definido es el alcance ni el calendario de estas medidas. Israel parece estar a la espera de señales de Estados Unidos antes de dar un paso que marcaría un punto de no retorno. Mientras tanto, en Ramala, el reconocimiento internacional de Palestina es visto como un espaldarazo diplomático histórico, aunque su impacto real dependerá de si logra frenar los planes de anexión israelíes o, por el contrario, los acelera.