Una rendición o una encerrona. O lo toman o se enfrentan a una nueva escalada militar israelí, con apoyo pleno de Washington. Fueron algunas de las reacciones que en círculos palestinos y a vuelapluma concitó el plan de 20 puntos presentado por el presidente estadounidense Donald Trump en compañía del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a última hora del lunes desde la Casa Blanca. El republicano presentó una hoja de ruta para acabar la guerra en Gaza, que cumplirá dos años en semana y media, tras consultar -precisó- con Israel y los líderes del mundo árabe pero sin involucrar a ninguna de las facciones palestinas. Las dudas sobre su implementación en ambos lados, Israel y Hamás, y la vaguedad de los puntos alimentan la cautela.

En su alocución sin preguntas, Trump instó a Hamás a aceptar los términos de la propuesta y expresó su confianza en que el grupo islamista palestino aceptará sus condiciones. "Si Hamás rechaza el acuerdo, Israel tiene todo mi apoyo para destruir Hamás", deslizó como advertencia a un plan que contempla "el fin inmediato de la guerra" y "la liberación total de los rehenes -32 cadáveres y 20 vivos- en un plazo de 72 horas tras la aceptación de ambas partes".

Netanyahu se enfrenta a obstáculos internos: los elementos más ultraderechistas de su Gobierno no aceptan el fin de la campaña militar

Compenetrado con el republicano y tras elogiar su capacidad "para cambiar el mundo para mejor", Netanyahu se unió a las advertencias. Afirmó que "si Hamás rechaza la propuesta, o la acepta y luego se echa atrás, Israel terminará el trabajo por su cuenta". "Esto se puede hacer por las buenas o por las malas. Pero se hará. Preferimos hacerlo por las buenas, pero hay que hacerlo", esbozó el premier que ha monopolizado la vida política del Estado judío durante las últimas dos décadas. Netanyahu se enfrenta a obstáculos internos: los elementos más ultraderechistas de su Gobierno no aceptan el fin de la campaña militar y aspiran abiertamente a la ocupación permanente de Gaza.

El presidente estadounidense Donald Trump con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la rueda de prensa en la Casa Blanca. | Efe

Dudas e interrogantes

Las declaraciones de ambas, que rehusaron las preguntas de la prensa y evitaron entrar en detalles en mitad de las dudas sobre el apoyo árabe, colocan ahora la responsabilidad en el tejado de la organización islamista palestina, con su liderazgo político y su brazo militar diezmados tras dos años de ataque. Un representante de Hamás afirmó a última hora del lunes que el grupo aún no ha recibido el plan de paz para Gaza presentado por Trump tras su anuncio.

El plan impulsado por Donald Trump para Gaza contempla un alto el fuego inmediato, que entraría en vigor en cuanto las partes acepten el acuerdo. Uno de los ejes centrales es la liberación de todos los rehenes israelíes, vivos o muertos, en un plazo de 72 horas, acompañada de un intercambio de prisioneros palestinos detenidos por Israel.

El documento exige el desarme completo de Hamas, con la destrucción de su arsenal y de la red de túneles, y busca la “desradicalización” de Gaza para garantizar que el enclave no vuelva a convertirse en una amenaza para Israel ni para los países vecinos.

Un ex primer ministro de Gran Bretaña —la potencia que gobernó Palestina de manera desastrosa hasta 1947— estaría llamado a convertirse en el ‘procónsul’ de un Estado palestino en formación

Otro punto clave es que Israel no podrá anexionar Gaza y deberá avanzar hacia una retirada militar gradual, siempre que se cumplan las condiciones del acuerdo. En paralelo, se prevé la creación de una autoridad de transición, bajo supervisión internacional, encargada de gobernar la Franja en el periodo posterior a la guerra. La llamada "Junta de Paz" será dirigida por el propio Trump y tendrá como miembro -el único conocido hasta ahora- el ex primer ministro británico Tony Blair.

Una figura que despierta recelos entre los palestinos. “Hay una cierta ironía en el ‘Trump Plan’”, admite en declaraciones a El Independiente James Gelvin, profesor de historia en la Universidad de California. “Un ex primer ministro de Gran Bretaña —la potencia que gobernó Palestina de manera desastrosa hasta 1947— estaría llamado a convertirse en el ‘procónsul’ de un Estado palestino en formación. Además de la ironía, el plan es inútil. Netanyahu prometió esta misma semana que no habrá un Estado palestino entre el Mediterráneo y el Jordán”.

Sin expulsión de palestinos ni anexión israelí

El plan también establece que la ayuda humanitaria sea gestionada por organismos internacionales neutrales -la ONU y la Media Luna Roja, a pesar de la cruzada que Trump ha liderado durante meses contra ambas organizaciones- y que el proceso de implementación cuente con la participación activa de líderes regionales e internacionales, con el objetivo de dar garantías tanto a Israel como a los palestinos. En el horizonte lejano, el plan de Trump admite la posible creación del Estado palestino: "A medida que avance la reconstrucción de Gaza y se lleve a cabo fielmente el programa de reformas de la Autoridad Palestina, podrían darse finalmente las condiciones para una vía creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino, lo que reconocemos como la aspiración del pueblo palestino", señala el texto.

El plan preliminar, sin más detalles, suscita preguntas y algunas realidades sombrías. "Nadie será obligado a abandonar Gaza, y quienes deseen marcharse serán libres de hacerlo y de regresar. Animaremos a la gente a quedarse y les ofreceremos la oportunidad de construir una Gaza mejor", señala el documento. Dos años de operación militar israelí, catalogada ya como genocidio por juristas internacionales y la Comisión de Investigación de la ONU, han convertido la Franja en una zona inhabitable, que afrontará una costosa e incierta reconstrucción. Una garantía que se produce meses después de que Trump defendiera el éxodo forzoso de los gazatíes y la transformación de la Franja en "La Riviera de Oriente Próximo".

Tampoco resulta claro quienes integrarán ni cuál será su misión principal "la Fuerza Internacional de Estabilización (ISF) temporal que se desplegará inmediatamente en Gaza". El texto cita su entrenamiento por parte de Egipto y Jordania y las primeras lecturas incluyen la posible participación de Indonesia, el mayor país musulmán del mundo. "No se trata de un acuerdo de paz, ya que no menciona ni aborda en absoluto la causa fundamental de toda la violencia, que es la conquista colonial de Palestina por parte de los colonos israelíes. En el mejor de los casos, es un acuerdo de alto el fuego vago y temporal", responde a este diario Muhannad Ayyash, profesor de Sociología de la universidad canadiense de Mount Royal. "Israel considerará este plan como uno que le da más tiempo para alcanzar su objetivo final de eliminar la soberanía palestina a largo plazo, al tiempo que supone un reconocimiento de que su esfuerzo por alcanzar este objetivo mediante una de las guerras genocidas más brutales de la historia no ha funcionado", concluye.