En una insólita convocatoria en Quantico, la élite del Ejército de Estados Unidos ha comprobado cómo el secretario de Defensa, Pete Hegseth, se cree que los militares del siglo XXI han de ser como Thomas Highway, el sargento de hierro tan bien interpretado por Clint Eastwood. Hegseth, con mínima experiencia militar y máxima como agitador, quiere un Ejército de machos, que no tengan un gramo de grasa, y bien afeitados. Ni una palabra sobre la formación tecnológica requerida en tiempos de la guerra de drones. El presidente Donald Trump aclaró cuál sería su cometido: estar al servicio de la causa MAGA, de la batalla que se libra dentro de Estados Unidos. Trump ha dicho que las ciudades díscolas podrían ser "campos de entrenamiento" para combatir la "invasión desde dentro".
Han representado cómo será la metamorfosis del Ejército del servicio del pueblo estadounidense a un Ejército al servicio de una idea de nación blanca, masculina y excluyente. Recordemos que Donald Trump ha afrontado un juicio por haber desviado fondos de su campaña para pagar a una actriz porno con la que tuvo un affaire y Pete Hegseth tiene un pasado de alcoholismo y estuvo acusado de abusos sexuales. No tienen un historial impecable y probablemente no habrían podido tener una carrera militar como la de los asistentes a la charla.
Como si se estuviera fraguando una guerra, el secretario de Estado convocó a finales de la semana pasada a cientos de generales a este cónclave en la base de Quantico, Virginia. En lugar de aludir a la amenaza de Rusia o de China, como hicieron sus predecesores Jim Mattis o Lloyd Austin, les ha hablado en un tono a medio camino entre un mitin y una charla TED.
Departamento de la Guerra
"Bienvenidos al Departamento de la Guerra. Ha terminado la era del Departamento de Defensa". El jefe del Pentágono declaró el fin de lo políticamente correcto en el Ejército de EEUU. A partir de ahora se requerirán "los más altos estándares de masculinidad". A las mujeres se les exigirán las mismas marcas que a los hombres, una manera de dejar fuera a una mayoría. "Los estándares deben ser uniformes, neutrales y elevados", ha dicho Hegseth a los cientos de generales y almirantes congregados en Quantico.
"No quiero que mi hijo sirva unas tropas que no están en forma o en unas unidades de combate con mujeres que no pueden luchar como los hombres", ha dicho. "No tenéis por qué ser políticamente correctos ni educados"
Hegseth, a quien le gusta correr allá donde va y presume de buena forma física, ha sido implacable con los "soldados gordos". Considera inaceptable porque da mala imagen que haya generales y almirantes gordos. A partir de ahora, todos en el Ejército, han de someterse a exámenes físicos y pasar por la báscula dos veces al año.
Ha anunciado diez directivas que incluyen "estándares de aseo personal". Para Hegseth no procede que los militares tengan barba o el cabello largo, salvo en las fuerzas especiales. Por supuesto, ha dinamitado las políticas de diversidad, y ha insinuado que hará cambios y liquidará a todo aquel que él crea que ha ascendido por favorecer a su raza o por cuota de género. Adiós al Departamento Woke, a la "decadencia". En mayo ya dijo que quería reducir en un 20% el número de generales y almirantes de cuatro estrellas.
Imaginen lo que se le habrá pasado la cabeza de estos generales y almirantes con experiencia en guerras como Afganistán o Irak. La reacción al discurso de Hegseth fue comedida, tanto que cuando ha entrado Donald Trump ha bromeado con el silencio reinante en la sala.
Contra la "invasión desde dentro"
También fue disruptivo el discurso del presidente. Trump ha propuesto utilizar las ciudades estadounidenses como campos de entrenamiento para las fuerzas armadas, con el despliegue del poderío militar estadounidense contra lo que describió como la "invasión desde dentro".
Trump pretende reformar la cultura del Pentágono y además utilizar los recursos militares a su servicio. Así quiere que sea el Ejército el que reprima los disturbios y actúe para imponer el orden en caso de disturbios violentos.
"Deberíamos utilizar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestras fuerzas armadas", ha señalado Trump. Esas "ciudades peligrosas" son urbes cuyos gobiernos son contrarios a su ideología, como es el caso de Chicago, "donde iremos pronto". En otro momento ha dicho: "Estamos sufriendo una invasión desde dentro. No es diferente a un enemigo extranjero, pero es más difícil en muchos sentidos porque no llevan uniformes".
El hecho de que se haya organizado una reunión con militares de alta graduación destacados en todo el planeta para darles dos charlas sobre la ideología MAGA aplicada al Ejército revela hasta qué punto el país está inmerso en una batalla cultural. No se trataba de explicar la estrategia de defensa nacional sino de adoctrinar políticamente a las Fuerzas Armadas, que se mantienen al margen de los vaivenes ideológicos. El mutismo de los militares ha sido muy elocuente. No daban crédito.
Está por ver si este intento de poner al Ejército al servicio de la ideología del presidente aumenta el descontento que ya había entre los uniformados. Según The Washington Post, entre los críticos está el general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto. Este sector discrepa con esta visión que prioriza las amenazas internas sobre la rivalidad con China, y resta importancia al papel de EEUU en Europa y África. Consideran un error que se plantee la reducción de tropas de EEUU en Europa, dado el peligro de la amenaza rusa.
Este año el Pentágono ha atacado a presuntos narcotraficantes en el mar Caribe, ha desplegado tropas y armas estadounidenses en la frontera sur y ha enviado a la Guardia Nacional y a los marines a ciudades estadounidenses, donde han colaborado en las labores de deportación y han tratado de frenar lo que el presidente ha calificado de delincuencia urbana "fuera de control". Algunos de esos despliegues nacionales están siendo impugnados en los tribunales.
Como ha escrito en su cuenta de X el historiador Timothy Snyder, "a juzgar por sus discursos, ni Trump ni Hegseth han prestado la menor atención a cómo se libran las guerras en el mundo real. La 'guerra' y la 'letalidad' que planean ocurren dentro de su propio país y surgen de conflictos internos de sus mentes".
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