Negociado en secreto durante cinco días en septiembre y firmado sin consulta al Parlamento Europeo 24 horas antes de que expire la prórroga concedida por el Tribunal de Justicia de la UE que tumbó por ilegales los acuerdos comerciales entre la UE y Marruecos. El Reino de Marruecos y la Unión Europea han formalizado este viernes en Bruselas la polémica modificación del acuerdo agrícola.
El texto, rubricado en la sede de la Comisión Europea, permite que "los productos procedentes de las provincias del sur", en referencia al Sáhara Occidental ocupado por Marruecos desde 1975 y pendiente de descolonización, gocen de las mismas condiciones de acceso preferencial al mercado comunitario que los marroquíes a pesar de que el fallo del tribunal declaraba que ambos territorios son distintos. El acuerdo entra en vigor de forma provisional a la espera de que se completen los procedimientos internos de las dos partes. Lo hace con la oposición de los agricultores europeos y el Frente Polisario, el representante legítimo del pueblo saharaui.
Uso de Marruecos
El ministro marroquí de Exteriores, Naser Burita, ha tildado la modificación de “éxito” y ha insistido en que aporta “las aclaraciones necesarias en el respeto de los fundamentos nacionales” del reino. Según Rabat, el documento se enmarca en la misma filosofía del canje de notas firmado en 2018 y confirma la aplicación de las tarifas preferenciales al Sáhara Occidental. Burita ha recordado además la posición de la UE en 2019, cuando valoró como “serios y creíbles” los esfuerzos marroquíes para resolver el conflicto mediante la propuesta de autonomía presentada en Naciones Unidas.
El trasfondo jurídico complica la foto de Bruselas. El 4 de octubre de 2024, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea anuló los acuerdos de pesca y agricultura entre Rabat y Bruselas por incluir al Sáhara Occidental sin el consentimiento del pueblo saharaui. No obstante, el tribunal mantuvo el pacto vigente durante un año para evitar un vacío legal. Ese plazo está a punto de expirar y los Estados miembros han dado ahora luz verde, mediante procedimiento escrito, a la modificación del acuerdo presentada por la Comisión Europea a finales de septiembre. Lo han hecho en un proceso exprés sin que el texto haya estado disponible para consulta pública.
La firma consolida una práctica que choca con la doctrina judicial europea y con el estatuto internacional del territorio, pendiente de descolonización según la ONU. La UE sostiene oficialmente que no reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, pero los acuerdos comerciales avalan en la práctica su integración en la economía marroquí. El etiquetado introducido en el nuevo texto, que identifica las regiones de producción como “Laayoune-Sakiat el Hamra” y “Dakhla-Oued Eddahab”, refuerza esa contradicción.
La modificación del acuerdo refleja, además, un patrón repetido en la política comunitaria hacia Marruecos: la prioridad de mantener la cooperación económica y política con un socio considerado clave en el Magreb frente a las advertencias judiciales y al derecho internacional. Para Rabat, supone un respaldo que puede mostrar como reconocimiento implícito de su soberanía sobre el Sáhara. Para Bruselas, una forma de blindar sus relaciones con un aliado estratégico evitando el coste de una ruptura comercial.
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