Los primeros 21 activistas españoles enrolados en la Flotilla Global Sumud y liberados por Israel aterrizaron anoche en Barajas. Lo hicieron tras firmar un documento en el que aceptaban que su entrada en el país fue ilegal. En el primer grupo figuran la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y el concejal barcelonés de ERC Jordi Coronas. Otros 28 españoles permanecen en la prisión de Saharonim, en el desierto del Neguev, al negarse a rubricar el documento y algunos de ellos anunciaron a última hora del domingo haber iniciado una huelga de hambre, entre denuncias de las vejaciones recibidas entre rejas.
"Hubo un momento en el que pensé: 'Aquí es donde me matan'"
"Nos han golpeado, nos han arrastrado por el suelo, nos han atado de pies y manos, nos han metido en jaulas, nos han insultado, nos han impedido dormir, nos han negado asistencia médica”, han denunciado algunos de los integrantes de la flotilla a su llegada al aeropuerto Adolfo Suárez- Madrid Barajas. “Esta mañana, un grupo de 13 hombres portugueses españoles y holandeses han firmado delante de nosotros una declaración en la que afirmábamos haber entrado ilegalmente a Israel y ser capitanes de barco”, han agregado. “En el módulo de hombres, han entrado varias veces con las armas y nos han apuntado a partes vitales, como la cabeza o el corazón”. Unp de los activistas ha asegurado que "hubo un momento en el que pensé ‘Aquí es donde me matan'".
Enfundados en camisetas blancas, el puño en alto y haciendo el signo de la victoria, el grupo ha sido recibido en la terminal por familiares, amigos y representantes políticos entre banderas palestinas y gritos en favor de la flotilla. Entre los políticos presentes en Barajas, figuraban la ministras de Infancia y Juventud y Sanidad, Sira Rego y Mónica García, y dirigentes de Podemos y de Izquierda Unidas. La líder de Podemos, Ione Belarra, ha vuelto a reclamar al Gobierno de coalición la ruptura de relaciones con Israel: "El Gobierno está tardando en dar los pasos que la sociedad española está exigiendo".
Hemos sido tratados como animales. Un soldado nos dijo que no tenían médicos para animales en la cárcel
"Hemos sido tratados como animales. Uno de los soldados, cuando gritábamos y pedíamos insulina para un compañero de 75 años que llevaba pidiéndola desde hacía tres días, dijo que no tenían médicos para animales en la cárcel", ha relatado Néstor Prieto, uno de los integrantes españoles de la flotilla. "Una compañera mexicana que pedía medicinas para su patología cardiaca decía que era urgente. Ellos decían que sería urgente cuando se le parara el corazón", ha agregado. Se ha producido, ha denunciado, "una deshumanización constante hacia nosotros".
Entre quienes siguen en Israel se encuentran los tres representantes de Podemos (Lucía Muñoz, Serigne Mbayé y Alejandra Martínez), la presidenta del grupo de la CUP en el Parlamento de Cataluña, Pilar Castillejo, y Adrià Plazas, miembro de la dirección de ese mismo partido. Este domingo volvieron a recibir la visita del cónsul español en Tel Aviv.
Exteriores israelí acusa a un activista español de morder a una empleada médica
Por su parte, el ministerio de Exteriores israelí ha denunciado a última hora de este domingo que "un ciudadano español, participante en la provocación de Hamas-Sumud, mordió a una empleada del servicio médico en la prisión de Ketziot después de que la empleada le escoltara de regreso de un examen médico de rutina como parte de los preparativos para su deportación prevista para mañana". "El miembro del personal médico sufrió heridas leves y recibió tratamiento local. La policía de Israel fue llamada al lugar para encargarse del atacante", señala sin más detalles Exteriores en un mensaje en su cuenta de X.
Greta Thunberg: sin comida y asaltada por las chinches
Los testimonios de los primeros activistas de la Flotilla Global Sumud liberados describen un trato que organizaciones de derechos humanos califican como degradante y contrario al derecho internacional. Entre los más de 400 participantes se encuentra la activista sueca Greta Thunberg, convertida en la principal víctima de la estrategia israelí.
Según documentos a los que ha tenido acceso The Guardian, Thunberg comunicó a funcionarios de la embajada sueca que fue recluida en una celda con insectos, privada de agua y comida suficiente, y sometida a interrogatorios prolongados. Un funcionario consular señaló en un correo interno que la joven presentaba signos de deshidratación y erupciones cutáneas que atribuyó a chinches. “Ella habló de un trato duro y dijo que había estado sentada durante largos periodos de tiempo sobre superficies duras”, escribió el diplomático.
Otros detenidos han respaldado esas afirmaciones. El activista turco Ersin Çelik aseguró a la agencia de noticias turca Anadolu que los agentes israelíes “arrastraron a Greta por el pelo, la golpearon y la obligaron a besar la bandera israelí”, mientras que el periodista italiano Lorenzo D’Agostino sostuvo que fue “envuelta en la bandera y mostrada como un trofeo”.
Interceptación en el Mediterráneo
La Flotilla Global Sumud, una iniciativa de más de 40 embarcaciones con activistas, médicos y abogados de distintas nacionalidades, partió con la intención de romper el bloqueo marítimo impuesto por Israel a Gaza desde 2007 y denunciar los dos años de operación militar israelí que ha dejado más de 67.000 muertos. Entre el 1 y el 2 de octubre, las fuerzas israelíes interceptaron todos los barcos y detuvieron a los 437 tripulantes, que fueron trasladados a la prisión de Ketziot, también conocida como Ansar III, en el desierto del Negev.
Este centro penitenciario de alta seguridad alberga principalmente a palestinos acusados de delitos relacionados con la seguridad. En el pasado, los activistas extranjeros detenidos por Israel solían ser deportados sin enfrentar cargos, pero abogados de la ONG Adalah aseguran que esta vez las condiciones han sido más duras.
“Los detenidos fueron privados de medicinas, comida y agua potable, y se les negó el acceso inmediato a representación legal”, señaló Adalah en un comunicado enviado a El Independiente. Los abogados también denunciaron audiencias judiciales celebradas sin aviso previo ni la presencia de su defensa, y relataron que algunos detenidos fueron golpeados o esposados durante horas.
Condiciones en prisión: insultados por un ministro israelí
El informe más reciente de Adalah, publicado el 5 de octubre, documenta casos de malos tratos, hacinamiento y restricciones al ejercicio religioso. “Algunos participantes fueron interrogados por personal no identificado, otros denunciaron violencia física, y varios afirmaron haber dormido en el suelo por falta de espacio”, detalla el comunicado.
Una mujer denunció que fue obligada a quitarse el hiyab (pañuelo islámico) y solo recibió una camiseta para sustituirlo. Otro testimonio menciona que se les impidió realizar oraciones. Adalah sostiene que “estas prácticas reproducen los métodos habituales de represión aplicados a los palestinos bajo custodia israelí”.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, visitó el puerto de Ashdod la noche del 3 de octubre, cuando parte de los activistas estaban bajo custodia, y los calificó públicamente de “terroristas”. Posteriormente, elogió la actuación del personal penitenciario. “Quien apoya el terrorismo merece las condiciones de un terrorista”, declaró, en referencia a los activistas.
Reacciones oficiales
Las autoridades israelíes han rechazado las acusaciones. En un comunicado remitido a medios, el Ministerio de Asuntos Exteriores calificó las denuncias como “mentiras absolutas”. “Todos los detenidos por la provocación de Hamás-Sumud tuvieron acceso a agua, comida y atención médica, y se respetaron plenamente sus derechos legales”, indicó.
El Ministerio de Asuntos Exteriores sueco confirmó que funcionarios de su embajada visitaron a nueve ciudadanos suecos detenidos, entre ellos Thunberg, y que han solicitado una tramitación rápida para su repatriación. “La embajada ha subrayado la importancia de garantizar comida, agua potable y acceso a un abogado”, informó el organismo en un comunicado. Por su parte, Exteriores español se ha negado a proporcionar información sobre las condiciones de los activistas españoles.
Israel ha comenzado a deportar progresivamente a los participantes de la flotilla. El domingo partió un avión turco con 137 personas a bordo, entre ellas ciudadanos de Turquía, Italia, Reino Unido, Estados Unidos y países árabes del norte de África. Sin embargo, decenas de activistas siguen recluidos en Ketziot y aún no han tenido contacto con sus abogados.
Un episodio con amplios antecedentes
La interceptación de la flotilla y las denuncias de maltrato reavivan el debate sobre el bloqueo marítimo de Gaza, que Israel justifica por motivos de seguridad y las organizaciones humanitarias consideran una forma de castigo colectivo. Desde 2008, distintas flotillas han intentado romper ese bloqueo; en la mayoría de los casos, los barcos fueron interceptados en aguas internacionales y sus tripulantes deportados tras breves detenciones.
La presencia de Greta Thunberg —símbolo del activismo juvenil y de la lucha global contra el cambio climático y la inacción política— ha dado a este episodio una repercusión sin precedentes. Las denuncias de vejaciones y humillaciones, aún sin verificación independiente, han provocado reacciones diplomáticas y han vuelto a colocar la política de detención israelí bajo escrutinio internacional.
Mientras continúan las deportaciones y las embajadas gestionan el retorno de sus ciudadanos, las organizaciones de derechos humanos reclaman una investigación independiente sobre las condiciones de detención. Israel, por el momento, mantiene su versión: que los activistas fueron tratados conforme a la ley y que la flotilla “servía a intereses de Hamás”, sin aportar pruebas en línea con una propaganda que demoniza a los palestinos y cualquier acción en solidaridad con Gaza.
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