Días después de la implementación del acuerdo humanitario, Israel y Hamás se acusan mutuamente de violar los compromisos alcanzados. Mientras los ataques esporádicos del ejército israelí continúan causando víctimas en la Franja de Gaza, Hamás no ha logrado completar la entrega de los cuerpos de los rehenes fallecidos. La tensión escaló este miércoles, cuando Israel aseguró que uno de los cadáveres entregados “no corresponde” a ninguno de los rehenes identificados.
El pacto, mediado por Egipto, Qatar y Estados Unidos, contemplaba la devolución de los restos de 28 rehenes muertos y el mantenimiento de una tregua parcial. Hasta ahora, Hamás solo ha entregado ocho cuerpos. La última devolución de cuatro cadáveres se efectuó el martes por la noche, pero uno de ellos, según el ejército israelí, “no coincide con ningún rehén conocido”.
“Se trata de un error grave que socava la confianza”, declaró un portavoz militar israelí. El hallazgo ha provocado duras reacciones dentro del gabinete de guerra, donde varios ministros exigen congelar el envío de ayuda humanitaria a Gaza hasta que Hamás cumpla íntegramente el acuerdo. La dificultad para hallar los cadáveres es un elemento que ya se manejaba desde la semana pasada: los ataques aéreos israelíes y las operaciones terrestres de Israel en la Franja de Gaza ha reducido a escombros el enclave, complicando cualquier recuperación de cuerpos.
Reproches cruzados
Hamás admite dificultades logísticas para recuperar los cuerpos de los rehenes. Según fuentes citadas por Haaretz, parte de las tumbas fueron destruidas por los bombardeos israelíes y algunos restos se encuentran bajo escombros o en zonas de difícil acceso. El grupo ha pedido un cese completo de los ataques para poder localizar los cadáveres restantes “sin poner en riesgo” a sus equipos de búsqueda.
Israel sostiene que el grupo islamista está “jugando con los cuerpos de los rehenes” y usando las demoras como herramienta de presión política. En respuesta, el Gobierno israelí ha reducido el número de camiones de ayuda que ingresan a la Franja —unos 300 diarios, frente a los 600 originalmente pactados— y ha mantenido cerrado temporalmente el cruce de Rafah.
Desde Gaza, Hamás acusa a Israel de violar el alto el fuego con bombardeos intermitentes que, aseguran, han dejado nuevas víctimas civiles. Se han registrado ataques aislados durante la última jornada en el norte del enclave, pese a la vigencia de la tregua. “Israel utiliza la ayuda humanitaria como un arma de castigo colectivo”, denunció un portavoz del movimiento islamista.
Israel, por su parte, considera las explicaciones de Hamás insuficientes. Fuentes del Gobierno afirmaron que Hamás “dispone de los medios” para completar la entrega y que la falta de cumplimiento demuestra “falta de voluntad política”.
La entrega de los cuerpos se ha convertido en un símbolo del frágil equilibrio entre ambas partes. Para Israel, representa una línea roja moral y política; para Hamás, un gesto que intenta capitalizar como señal de compromiso bajo asedio. Mediadores internacionales trabajan contrarreloj para mantener vigente la tregua y reanudar la entrada de ayuda humanitaria a gran escala.
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