La reforma más importante que había podido poner en marcha el presidente Macron había sido el aumento gradual de la edad de jubilación de 62 a 64 años. El objetivo era sanear las finanzas públicas, cada vez más endeudadas. Tuvo que aprobarlo por decreto en 2023, cuando estaba al frente del Gobierno Élisabeth Borne. Ahora va a sacrificar esa reforma para evitar nuevas elecciones anticipadas, ya que la extrema derecha y la extrema izquierda están al alza y tampoco queda tanto para las presidenciales de 2027.

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En su discurso de política general, similar a la investidura en España, el primer ministro, Sébastian Lecornu ha planteado que propondrá la "suspensión" de la reforma hasta las elecciones presidenciales de 2027. Era una demanda de los socialistas, que son clave para que el gobierno de Lecornu sobreviva el jueves. a las dos mociones de censura de la extrema izquierda y la extrema derecha. El jefe del grupo parlamentario socialista, Olivier Faure, ha confirmado que no van a apoyar las mociones contra Lecornu. Al menos de momento.

Lecornu quiere convocar una cumbre de interlocutores sociales que decidirán cómo debe ser el sistema de pensiones en Francia. Va a plantearse si ha de pasarse a un sistema de capitalización, o si es mejor seguir basándose en un presupuesto común. Por ahora, según la propuesta del jefe del Gobierno, a partir del 1 de enero de 2026 podrán jubilarse quienes hayan cumplido 62 años y 9 meses, y no 63 años, como preveía el calendario de cambios vigente hasta ahora. Y así seguirá siendo al menos durante el próximo año y medio.

La medida, muy impopular, costará unos 400 millones de euros en 2026 y 1.800 millones en 2027, según ha explicado el primer ministro. "Tendrá que ser compensada con recortes en otras partidas", ha añadido. Lo difícil será determinar qué recortar porque las propuestas planteadas por Lecornu, como incrementar el copago de medicamentos y consultas médicas, en sus presupuestos no convencen a los socialistas.

Tabla de salvación

El gabinete de Lecornu no tiene mayoría y sin esta cesión correría la misma suerte que los tres efímeros equipos que han gobernado Francia desde las elecciones parlamentarias anticipadas del verano pasado. El primer gobierno de Lecornu apenas llegó a durar unas horas tras estar buscando cómo encajar las piezas 27 días. Michel Barnier y François Bayrou chocaron con una Asamblea Nacional sin mayorías.

El jefe del grupo parlamentario del Partido Socialista, Boris Vallaud, advirtió que, durante el debate en la Asamblea Nacional, los socialistas insistirán en aumentar la presión fiscal sobre los más ricos y en reducir los costes para los más pobres. Los socialistas defienden la tasa Zucman, que implicaría que los que tengan un patrimonio superior a los 100 millones de euros aporten un 2% a las arcas públicas anualmente. Hay 1.800 contribuyentes en Francia en este grupo de supermillonarios.

Lecornu también logró convencer a la derecha moderada: los Republicanos, que rechaza que se toque la reformas de las jubilaciones. Hay dos tendencias y eso podría ocasionar problemas a la hora de sumar los apoyos necesarios: los más moderados liderados por Laurent Wauquiez, jefe del grupo parlamentario, y los que ahora quieren distanciarse de Macron, como Bruno Retailleau, ex ministro del Interior. Retailleau fue quien hizo caer el primer gobierno de Lecornu por haber incluido en Defensa a Bruno Le Maire, ex responsable de Economía.

Éric Ciotti, que proviene de los Republicanos pero se unió a Reagrupación Nacional, de Marine Le Pen y Jordan Bardella, quiere atraer a Retailleau y otros conservadores disconformes con el macronismo.

La imagen de Francia en cuestión

"En los últimos días, el espectáculo que han dado los políticos ha desprestigiado a Francia", declaró Wauquiez desde la tribuna del Parlamento. Wauquiez aboga por contener el gasto público, al contrario que los socialistas, pero considera fundamental encontrar consensos.

Tanto socialistas como conservadores (Republicanos) se abren al compromiso debido a que sus expectativas electorales son malas. Lo contrario que Reagrupación Nacional, que lidera los sondeos con un 34%. También la alianza de izquierdas denominada Nuevo Frente Popular, donde se integra La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, está bien situada con el 24%. Son malas las perspectivas para Renaissance, de Macron, que se hunde en el 15%, y aún peores para los Republicanos.

Los resultados de las últimas elecciones, cuya convocatoria anticipó Macron tras la victoria en las europeas de Reagrupación Nacional, están condicionados por el frente republicano que se activó en la segunda vuelta. Entonces, los candidatos de la izquierda, del centro liberal y de la derecha moderada se unieron en torno al candidato con más opciones. Nadie sabe si volvería a darse.

El verano pasado Macron lanzó un órdago a los franceses con la idea de que si llegaba al poder Reagrupación Nacional se iría desgastando antes de las presidenciales. Sin embargo, el resultado fue una Asamblea Nacional en tres bloques irreconciliables: la izquierda y la extrema izquierda, el centro macronista y la extrema derecha. Ahora parece que piensa que si gana la formación de Marine Le Pen y Jordan Bardella sería la antesala de su conquista del Elíseo. Una Francia dominada así por la extrema derecha sería una bomba de relojería en Europa.

Un agujero negro en las finanzas

Pero Macron se va a mantener a costa de renunciar a sanear las finanzas del Estado. Lecornu afirmó que está de acuerdo con reducir el déficit presupuestario del país, actualmente el mayor de la zona euro, del 5,4 % del PIB este año al 5 % del PIB el año que viene. La deuda pública (116 % del PIB) es la mayor en relación con la renta nacional en la unión monetaria, aparte de Italia y Grecia.

La salida de la crisis también pasa por un cambio significativo en el equilibrio político del país. Lecornu ha anunciado que renunciará a aplicar el artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar leyes sin votación en el Parlamento. Será la Asamblea Nacional la que decida. Y Macron parece que le va a dejar margen.

Veremos si así puede empezar su marcha el gobierno de Lecornu. Ha de superar las mociones de censura el jueves y todo está en manos de 24 diputados que han de atraerse los melenchonistas y los lepenistas para echar por tierra los planes de Macron. "Todo esto se hace para impedir que se celebren nuevas elecciones y que los franceses puedan elegir la alternancia", ha dicho Marine Le Pen. "Votaremos en contra de todos los gobiernos que presente Emmanuel Macron".

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