El activista y preso político saharaui Ahmed Sbaai se encuentra en estado crítico tras haber recibido medicación caducada en la prisión central de Kénitra, al norte de Marruecos, según denunció este martes el colectivo periodístico Équipe Média, que opera en los territorios ocupados del Sáhara Occidental.

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La organización informó de que Sbaai, encarcelado desde 2010 junto a otros activistas del grupo conocido como Gdeim Izik, sufre enfermedades cardíacas y respiratorias agravadas por años de malos tratos, torturas y condiciones penitenciarias precarias. En declaraciones a Équipe Média, la hermana del activista aseguró que la administración penitenciaria le suministró fármacos caducados procedentes de la propia enfermería del centro, lo que ha desencadenado complicaciones médicas graves que amenazan su vida.

Ahmed Sbaai, en una fotografía de archivo.

La familia responsabiliza directamente al Estado marroquí y a sus autoridades penitenciarias “por lo que están sufriendo estos inocentes”, y exhorta a “los gobiernos del mundo libre y a todas las organizaciones internacionales” a intervenir para lograr la liberación inmediata de los presos políticos saharauis.

El colectivo saharaui denunció además que enfrenta ciberataques y represalias que dificultan su labor periodística desde los territorios ocupados, donde documenta desde 2009 violaciones de derechos humanos y restricciones a la libertad de prensa.

Denuncias reiteradas de malos tratos y negación de atención médica

El caso de Ahmed Sbaai se suma a una larga lista de denuncias sobre el trato a los presos saharauis en cárceles marroquíes. El pasado agosto el Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos (OMCT-FIDH) y Équipe Média expresaron su profunda preocupación por la degradación de las condiciones de detención de otro periodista y activista saharaui, El Bachir Khadda, encarcelado también desde 2010.

Khadda, miembro histórico de Équipe Média y del Observatorio Saharaui de Derechos Humanos, fue detenido en El Aaiún y sometido a torturas por su cobertura crítica de las autoridades marroquíes. En 2017 fue condenado a veinte años de prisión por la Corte de Apelación de Salé, una sentencia que organizaciones internacionales calificaron de arbitraria.

Durante sus quince años de encarcelamiento —en las prisiones de Salé, Aârajat y actualmente en Tiflet 2—, su salud física y mental se ha deteriorado de manera alarmante. El Observatorio y Équipe Média documentaron dolores crónicos de espalda, pérdida de visión y un grave deterioro psicológico, agravado por la falta de contacto con su familia y la negativa de las autoridades a permitirle consultas médicas independientes.

Las organizaciones denunciaron también un trato discriminatorio y de hostigamiento contra los presos saharauis, a quienes los funcionarios penitenciarios califican de “enemigos de la nación”. Según sus testimonios, los guardias fomentan las agresiones verbales y físicas de presos comunes contra los detenidos saharauis, ofreciendo recompensas como cigarrillos o comida a quienes participen en estos abusos. En algunos casos, los funcionarios obligan a los reclusos saharauis a participar en actos de humillación colectiva, donde se les fuerza a gritar consignas como “El Sáhara es marroquí” bajo amenaza de sanciones disciplinarias o aislamiento.

Pese a las 42 denuncias interpuestas por Khadda desde 2011 —la última en junio de 2025—, ninguna ha sido tramitada por las autoridades judiciales marroquíes. Las organizaciones recuerdan que Marruecos ha ratificado la Convención de la ONU contra la Tortura y que su propia Constitución prohíbe expresamente los malos tratos, aunque en la práctica “reina la impunidad” para los responsables de abusos.

Llamamiento a la comunidad internacional

El Observatorio OMCT-FIDH y Équipe Média reiteraron su exigencia a las autoridades marroquíes para que garanticen condiciones de detención conformes a los estándares internacionales y el acceso inmediato a atención médica adecuada e independiente para todos los presos saharauis.

Ambas organizaciones recordaron que el Comité de la ONU contra la Tortura ya condenó en 2022 a Marruecos por la restricción de atención sanitaria a un detenido saharaui, y llamaron a la comunidad internacional —en especial a la Unión Europea— a ejercer presión diplomática para acabar con la impunidad y el uso de la detención prolongada como instrumento de represión política.

“Lo que está ocurriendo con Ahmed Sbaai, El Bachir Khadda y otros presos saharauis pone en evidencia un patrón sistemático de abusos, negligencia y discriminación por motivos políticos y de identidad”, concluyó Équipe Média, que instó a los medios internacionales a mantener el foco sobre la situación de los presos saharauis en Marruecos.

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