"Lo logramos". Han sido las palabras de María Corina Machado a uno de sus muchos admiradores que esperaban esta madrugada en Oslo a su heroína. Coreaban: "Libertad, libertad" y "valiente, valiente". Tras un periplo lleno de riesgos, la Premio Nobel de la Paz cumplió su palabra y se ha reunido con sus seguidores en la capital noruega horas después de la entrega del galardón. Ha salido al balcón del Grand Hotel, ha cantado el himno venezolano, y ha bajado a la calle a fundirse con sus simpatizantes en besos y abrazos. Pone fin así a un año en la clandestinidad. Ahora el reto será volver.

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En declaraciones a la BBC, María Corina Machado ha dicho: "Por supuesto que voy a regresar. Sé los riesgos que corro. Voy a estar allí donde soy más útil para nuestra causa. Hasta hace poco el lugar era Venezuela, hoy creo que es aquí, en Oslo".

Su última aparición pública tuvo lugar en enero pasado. Desde que logró poner en evidencia al régimen chavista al demostrar el fraude en las presidenciales de julio de 2024, tuvo que vivir en la clandestinidad y limitar sus salidas. La mayor parte de sus colaboradores y activistas más cercanos fueron detenidos. Cuando supo que había sido distinguida con el Nobel de la Paz 2025 prometió que intentaría acudir a la ceremonia de entrega del galardón. Y lo consiguió.

Intriga hasta el final

Hubo muchas dudas sobre su llegada. El sábado un portavoz del Comité Nobel decía que iba a asistir a la ceremonia. Estaba prevista una rueda de prensa el martes pero primero se postergó y luego se canceló. Pero seguía en pie su participación en el acto en el Ayuntamiento de Oslo.

La intriga seguiría el miércoles. Primero el Comité Nobel informó que no iba a estar en la entrega del galardón. Pero hacia el mediodía dio a conocer un comunicado en el que señalaba que María Corina Machado se encontraba bien y que estaría en Oslo. ¿Lo habría conseguido o habría renunciado por temor a no poder regresar?

Un viaje arriesgado por tierra, mar y aire

The Wall Street Journal ha sido el medio que ha desvelado los pormenores de su periplo, lleno de riesgos. Empezó el lunes por la tarde. Pasó hasta una decena de controles disfrazada y con una peluca. Fueron diez horas de angustia.

Descansó unas horas antes de emprender la siguiente etapa de su viaje: una peligrosa travesía por el mar Caribe hasta Curaçao. Viajaba con otras dos personas. Partieron a las 5 de la mañana en una típica barca pesquera de madera con fuertes vientos y un mar agitado que les ralentizaba el avance.

Avisaron al Ejército estadounidense antes de hacerse a la mar con el fin de evitar que les confundieran con alguna narcolancha. Saldrían por una zona determinada para que no volaran el barco. La fuga se preparó durante unos dos meses y ha sido llevada a cabo por una red venezolana que ha ayudado a otras personas a huir del país, según ha relatado el diario estadounidense.

Machado llegó a Curaçao el martes por la tarde. Allí fue recibida por un contratista privado especializado en extracciones y proporcionado por la administración Trump. Al amanecer, un jet ejecutivo proporcionado por un socio de Miami despegó de la isla y se dirigió a la capital noruega, después de hacer una parada en Bangor, Maine. Antes de subir al avión, Machado grabó un breve mensaje de audio en el que informaba al Comité Nobel que estaba de camino, ya a salvo.

"A los héroes anónimos de la resistencia"

Fue su hija Ana Corina Sosa Machado quien recogió el Nobel y leyó un discurso en el que narró la proeza de un pueblo que se levanta contra un tirano. Dedicó sus palabras "a los héroes anónimos de la resistencia". Previamente, el presidente del Comité Nobel, Jonas Gahr Støre, había pedido a Maduro que deje el poder en un discurso que rompió todos los protocolos.

Los seguidores de María Corina participaron en la tarde del miércoles en la Marcha de las Antorchas y confiaban en ver a su heroína en el balcón al final, pero salieron sus hijos. Ana Corina y sus hermanos saludaron a la multitud. ¿Cuándo llegaría? Todos estaban dispuestos a pasar la noche en vela a la espera. Finalmente, María Corina Machado aterrizó en el aeropuerto de Gardermoen sobre las 23h, hora local.

Reencuentro familiar

Desde allí se trasladó al Gran Hotel y pudo ver a sus hijos, a los que no veía desde hace dos años, y a su madre, Corina Parisca, que se ha mostrado esperanzada en el reencuentro todo este tiempo. También con su pareja desde hace diez años, el abogado constitucionalista Gerardo Fernández.

Los primeros momentos fueron para ellos. Como ha dicho a la BBC, "después de más de 16 meses sin abrazar o tocar a nadie ahora en pocas horas estoy viendo a los que más quiero, tocarles, y llorar y rezar juntos".

Luego, contra pronóstico ya que el presidente del Comité Nobel había dicho que no habría encuentros con ella, la disidente venezolana salió al balcón, donde la multitud clamaba: "Libertad, libertad". Y escuchó el himno venezolano con la mano en el pecho. Luego bajó a la calle y saltó las barreras para abrazar a sus seguidores. "Qué arrecha (valiente, sensacional)", comentaban algunos allí presentes. Eran las dos de la madrugada en Oslo.

Este jueves María Corina Machado tiene previsto visitar el Parlamento noruego y reunirse con el primer ministro, Jonas Gahr Støre. Volverá a dejarse querer por los venezolanos que llevan tiempo soñando con sus abrazos. Ahora le piden volver todos a Venezuela cuanto antes. Su hija Ana Corisca en el discurso dijo que lo haría: "Y mi madre siempre cumple lo que promete".

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