Putin va a dar la batalla con la Unión Europea por los activos rusos congelados. Ha ganado el primer asalto gracias a Bélgica e Italia. Los fondos no van a usarse para ayudar a Ucrania debido a las reticencias del primer ministro belga, Bart de Weber, apoyado por la italiana Giorgia Meloni. Era la iniciativa que prefería el canciller alemán, Friedrich Merz. Al mismo tiempo servía para apoyar a Ucrania y causar daño a Rusia. Pero el miedo a eventuales sanciones se ha impuesto. Ahora lo que pretende el líder ruso es recuperar los activos, inmovilizados por las sanciones impuestas como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. O utilizarlos como baza de negociación. A Trump sabe que se le conquista con recursos.
En la rueda de prensa anual, Putin ha acusado a los líderes europeos de "saqueo" por impedir que el acceso a los fondos en euros del Banco Central ruso. "Robo no es el término correcto. Robo es el robo clandestino de la propiedad, pero aquí intentan hacerlo abiertamente. Es un saqueo", dijo el líder ruso.
Sin embargo, las autoridades rusas no podían ocultar su alivio por el hecho de que no se utilicen para prestar ayuda a Ucrania. Había amenazado con considerarlo un casus belli. Bélgica, país donde se encuentra Euroclear, depositaria de los fondos, exigía garantías totales sobre futuras reclamaciones. Eso sí, la UE sí que arroja un salvavidas a Ucrania en forma de un préstamo 90.000 millones de euros en dos años. Lo cubrirán a cuenta del presupuesto comunitario pero se desmarcan Hungría, República Checa y Eslovaquia.
Rusia trata de vender la solución como una victoria pero en realidad no lo es. La Unión Europea ha encontrado una fórmula de consenso para no fallar a Ucrania en el momento más crítico. A pesar de Orbán, Fico y Babis, por un lado. Y de De Weber y Meloni, por otro.
Abierta la caja de Pandora
El hecho de que Alemania, defensora del uso de los activos rusos a modo de reparación de guerra por adelantado, y de la fórmula final de los eurobonos, pese a su rechazo histórico a la deuda conjunta, es muy relevante. Alemania está comprometida con Kiev y ha tomado la medida a Moscú. Merz está demostrando coraje y claridad de ideas en la confrontación con el Kremlin.
El contraste con De Weber que tras la cumbre se permitía bromear con la dacha que Moscú le habrá ofrecido a cambio es obvio. De Weber frivoliza sobre una guerra que libran nuestros vecinos ucranianos desde hace casi cuatro años.
Aunque la solución de recurrir a los activos se ha descartado en la cumbre del 18 de diciembre, de alguna manera se ha abierto una caja de Pandora. De hecho, en días previos se procedió a inmovilizar de forma permanente estos fondos. El objetivo es doble: eludir un posible veto del húngaro Orbán, y ponerlos a salvo de Trump, quien pretende convertirlos en una especie de botín de guerra en el plan de paz.
La congelación de los activos estatales rusos implica que Rusia no puede usarlos, ni siquiera vendiéndolos, pero sigue siendo su propietaria. También puede decirse que están "inmovilizados".
El banco central ruso anunció el jueves que reclamaría daños y perjuicios a los bancos europeos "por el bloqueo y uso ilegal de sus activos", tras su reclamación de 200.000 millones de euros en concepto de daños y perjuicios a Euroclear.
A cuánto ascienden los activos y dónde están
En febrero de 2022, poco después de que Putin ordenara la invasión de Ucrania, una coalición de países en la que están incluidas todas las economías del G7 inmovilizaron unos 290.000 millones de euros en activos rusos. Son reservas en diferentes divisas del Banco Central de Rusia. Del total, unos 180.000 millones de euros se encuentran en Euroclear, uno de los mayores sistemas de compensación y liquidación de valores financieros del mundo. La sede de Euroclear está en Bruselas.
Según fuentes de los servicios de investigación del Parlamento Europeo, también hay 19.000 millones en Francia, 10.000 millones en Luxemburgo y unos 210 millones en Alemania. En toda la Unión Europea, sumaría 209.200 millones de euros. De ahí la UE pretendía liberar unos 90.000 millones para el préstamo a Ucrania.
Rusia también tiene activos depositados en Japón (28.100 millones), Reino Unido (26.600), Canadá (15.100), Suiza (6.200) y Estados Unidos (4.200).
Lo que sí se ha utilizado son los intereses generados por los activos estatales rusos. En junio de 2024, el G7 acordó utilizar los intereses de estos activos para proporcionar ayuda financiera a Ucrania. La Comisión Europea realizó el primer desembolso de 2.500 millones de euros en enero de 2025.
Euroclear no tiene la obligación ni la capacidad legal de remitir los intereses a Rusia. La entidad ha argumentado que este dinero, o una parte sustancial del mismo, debería permanecer en sus manos como reserva estratégica para cubrir las costas judiciales en caso de que Rusia la demande. Bélgica ha estado aplicando un impuesto de sociedades del 25 % sobre estos beneficios. Una parte de estos ingresos fiscales, pero no todo, se la entrega a Ucrania.
Los planes de Trump
Mientras la UE ha tratado de dedicar los activos rusos a la ayuda a Ucrania, Putin los ha utilizado para ganarse el favor de Trump en sus exigencias a Ucrania. En la propuesta de plan pergeñada en el Kremlin ,y avalada en principio por los enviados de Trump, se contemplaba que 86.000 millones de euros de los activos rusos congelados se invertirían en "iniciativas lideradas por Estados Unidos para reconstruir e invertir en Ucrania". Estados Unidos recibiría el 50 % de los beneficios.
Trump pretende sacar ese dinero de los activos rusos congelados en Europa y utilizarlo en beneficio tanto del Gobierno estadounidense como de las empresas estadounidenses. El resto de los fondos congelados se invertirían en un vehículo de inversión conjunto entre Estados Unidos y Rusia, "para crear un fuerte incentivo para no volver al conflicto", según la propuesta. Todo para beneficiar a Rusia y EEUU pero sin contar con Ucrania.
Menos riqueza privada inmovilizada
Hay que aclarar que los activos estatales congelados son distintos de la riqueza privada congelada. Hay aproximadamente 2.000 personas y empresas rusas que han sido objeto de sanciones en la UE, EEUU, Australia, Canadá y otros Estados. El importe total de la propiedad privada congelada ascendía a unos 50.000 millones de euros a principios de 2023, según una investigación de Anton Moiseienko, autor de Frozen Russian State Assets: The Key to Enforcing the Largest Financial Debt of Our Times.
A juicio de Moiseienko, "la cantidad es mucho menor que la estatal por lo que la propiedad privada ahora ocupa un lugar menos destacado en los debates sobre la confiscación de la riqueza rusa, a diferencia de los meses inmediatamente posteriores a la invasión a gran escala de Rusia, cuando los políticos no pudieron resistir la tentación de prometer, en vano, ir tras las mansiones y los yates de los oligarcas. La otra razón es que, a menos que la propiedad privada constituya producto o instrumento del delito, no existe base legal para la confiscación".
Hay casos recientes como el de Roman Abramovich. El Gobierno del Reino Unido le ha dado su última advertencia esta semana para que libere 2.500 millones de libras esterlinas (unos 2.850 millones de euros) procedentes de la venta del Chelsea FC para donarlos a Ucrania. Tiene 90 días para hacerlo. Keir Starmer declaró ante la Cámara de los Comunes que los fondos de Abramovich, sujeto a sanciones del Reino Unido, se destinarían a una nueva fundación para causas humanitarias en Ucrania.
El multimillonario ruso vendió el Chelsea en 2022 bajo presión del gobierno británico tras la invasión rusa de Ucrania. Abramovich obtuvo una licencia del gobierno británico para vender el Chelsea, siempre que el dinero se destinara a apoyar a las víctimas de la guerra de Ucrania.
Las contradicciones de Rusia
Putin pretende reclamar los fondos inmovilizados en los tribunales. También desde el Kremlin se insiste en que la Unión Europea habría mostrado al mundo que no es un lugar fiable donde invertir o depositar activos. El caso va a ser insólito desde el punto de vista legal porque nunca antes se había planteado el uso de unos fondos inmovilizados como pago de reparaciones de una guerra en curso.
Sin embargo, hay razones éticas que respaldan la decisión que defendían Alemania, Suecia, Dinamarca, y Polonia, entre otros. El Nobel de Economía Joseph Stiglitz y Andrew Kosenko escribían en The Guardian: "No se debe permitir que Rusia alegue que los activos están protegidos legalmente en un momento en el que está destruyendo el Estado de derecho y confiscando libremente activos occidentales dentro de su propia jurisdicción. Además, poner los fondos a disposición inmediata de Ucrania redundaría en beneficio de Europa. Todo lo que Ucrania gaste en su industria de defensa reforzará en última instancia la capacidad de defensa de Europa y estimulará su vacilante economía".
De momento, esos fondos van a seguir inmovilizados. La batalla ahora será impedir que Putin logre que los liberen o que los use en su beneficio en la negociación con Trump. Quien viola la ley internacional y agrede por la fuerza a un país vecino ha de encontrarse obstáculos, no facilidades, en la comunidad internacional.
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