La guerra arancelaria, pero sobre todo, las cancelaciones aleatorias de visados y las detenciones de turistas extranjeros han asustado a los turistas que pretendían visitar Estados Unidos. Tanto es así, que aerolíneas como Air France-KLM y Lufthansa han alertado esta semana del debilitamiento de la demanda de billetes trasatlánticos, una de las rutas aéreas más recorrida de todo el mundo.

“Sabemos que hay muchos clientes que están esperando a comprar billetes hasta que haya un poco más de claridad en… la frontera, y cosas así”, dijo el CEO de Air France-KLM, Ben Smith, el miércoles en una llamada con analistas. En la misma línea Carsten Spohr, CEO de Lufthansa, dijo también el martes que algunos pasajeros europeos estaban mostrándose indecisos a la hora de comprar vuelos trasatlánticos, lo que se está reflejando en cierto debilitamiento de las reservas de cara al verano.

“Cuando se trata de viajar por vacaciones a Estados Unidos, especialmente desde Alemania, Austria y Suiza, es fácil imaginar conversaciones alrededor de la mesa de la cocina donde las familias están diciendo ‘no sabemos si de verdad queremos ir’”, aseguró. En consecuencia, la aerolínea ha recortado sus previsiones de viajeros en el cuarto trimestre de un incremento del 6% interanual al 3%, aunque espera que la demanda se recupere. 

La situación es más flagrante si se atiende a los datos de Canadá, cuyos ciudadanos han reducido su compra de billetes para viajar a Estados Unidos un 21% de cara al verano en medio de las amenazas de Trump, que cree que el país debería haberlo votado a él en las elecciones del pasado lunes y empezar a ser el estado número 51. Solo esa caída en viajeros canadienses pone en riesgo negocios en todo Florida, Nueva York, Maine y otras partes del país.

Estos datos no vienen nada bien a las aerolíneas -Air France-KLM ya registró en el primer trimestre pérdidas de 328 millones de euros, 161 millones menos que en el mismo trimestre del año pasado-, pero sobre todo no interesan a Estados Unidos. 

Si la situación empeora por la guerra comercial, por las políticas migratorias o simplemente porque los extranjeros empiezan a ver a Estados Unidos como un destino al que es mejor no viajar, el sector de los viajes podría verse gravemente afectado, y representa alrededor de un 3% del PIB estadounidense, lo que equivale a unos 1,3 billones de dólares y a 15 millones de empleos, según datos de la Asociación de Viajes de EEUU, la patronal del sector.

Los viajes desde Alemania han caído un 30% este mes de marzo en comparación con el mismo mes del año pasado, lo que tiene que ver con que la Semana Santa ha caído este año en abril, pero expertos en transporte también señalan la posibilidad de que esté relacionado con ese “sentimiento negativo” que podría haber surgido frente a las políticas de la Administración Trump, además de con los miedos por su gestión de la frontera y de la inmigración, que ha llevado a detener a turistas que tenían los papeles en regla. 

En marzo se conoció que cuatro alemanes, tres turistas y un residente en Estados Unidos, estuvieron detenidos, algunos durante semanas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) sin saber por qué, lo que provocó que el Gobierno alemán advirtiese a sus ciudadanos de los riesgos de viajar a EEUU. El que tenía permiso de residencia en el país fue retenido durante horas sin poder dormir, comer ni beber, y sin su medicación, hasta el punto que tuvo que ser trasladado a un hospital. Tanto él como su abogado han trasladado que en ningún momento se les dijo por qué se le retenía.

En el caso de los tres turistas, que fueron deportados a Alemania después de permanecer arrestados dos semanas, seis y veinticuatro horas, respectivamente. El primero se encontraba visitando a su novia en Nevada; la segunda es una tatuadora que fue detenida al intentar entrar al país desde México y la última intentaba ir de vacaciones a Nueva York y Miami cuando la policía la interrogó, le inspeccionó el teléfono móvil y la enviaron de vuelta a Alemania, de nuevo, sin saber el motivo, como ha explicado extensamente el medio alemán DW.

“Visitar Estados Unidos no es un derecho. Es un privilegio extendido a aquellos que respetan nuestras leyes y valores”, dijo el secretario de Estado, Marco Rubio, recientemente en una columna de opinión. “Esperamos, y la ley exige, que todos los poseedores de visados demuestren su admisibilidad todos los días mientras su visado esté en vigor”.

De cara a mayo y junio, Air France-KLM ha registrado una caída en las compras de vuelos de europeos a Estados Unidos del 2,4% con respecto al año anterior, aunque del lado contrario el turismo ha crecido: las reservas de americanos que visitarán Europa han subido un 2,1%. El golpe, por tanto, no solo será para Estados Unidos como país, sino también para un buen número de aerolíneas europeas cuyos ingresos dependen de estos billetes. Según un análisis de Barclays, los viajes a EEUU suponen al menos el 50% de la facturación de las tres mayores aerolíneas europeas, que son Lufthansa, British Airways y la ya mencionada Air France-KLM.

Además de la venta de billetes, también las acciones de estas tres aerolíneas europeas se han visto perjudicadas por la incertidumbre generada por las políticas de Donald Trump. A lo largo del último mes, Lufthansa ha caído en bolsa un 6%, mientras que IAG lo ha hecho un 15% desde que él volvió a la presidencia. 

Sin embargo, si el miedo a entrar en Estados Unidos se consolida, esos mismos viajeros podrían terminar eligiendo otros destinos en sustitución, ya se trasladen por ocio o por trabajo, como por ejemplo Canadá o México. “La industria de los viajes está experimentando tendencias preocupantes”, ha reconocido un portavoz de la patronal US Travel a Axios, lo que incluye esas “dudas sobre si serán bien recibidos en Estados Unidos”.

La incertidumbre de los analistas del turismo es extraordinaria, sin que ninguno sepa decir si los turistas se recuperarán y continuarán llegando a EEUU en los mismos niveles que lo hacían antes, y cómo afectarán estos movimientos a la industria del transporte. Para despejar esas dudas, será importante averiguar si las caídas en las reservas tienen realmente tienen que ver con Trump y sus políticas, o si quizá responden más a la situación económica de los viajeros, y por tanto, depende del país. 

Uno de los casos que parece más claro, en esa línea, es el de Canadá. La caída en las entradas con coche de Canadá a Estados Unidos es enorme, de un 4’% este mes en comparación con el mismo del año pasado. Las entradas en vehículos no suelen planificarse con tanta antelación como los vuelos, y por eso los analistas las utilizan como un termómetro más rápido a la hora de medir cambios en la percepción de un país. Además, las reservas de vuelos domésticos, dentro de Canadá, han aumentado un 6% de cara al verano.