El Despacho Oval ha vivido este miércoles un nuevo enfrentamiento abierto como pocos entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y un líder extranjero, en este caso el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa. En la rueda de prensa previa a la reunión entre ambos, el estadounidense se ha lanzado a tratar de convencer de que en Sudáfrica se está produciendo un genocidio de granjeros blancos, para lo que ha reproducido vídeos y ha mostrado una pila de artículos impresos que ha dicho que prueban sus palabras, mientras Ramaphosa trataba de defender diplomáticamente que en su país no está ocurriendo nada parecido.
"Si hubiese un genocidio, te aseguro que no estaría aquí", ha dicho el sudafricano ante la primera pregunta de la prensa al respecto, tras la que la tensión ha estallado. "Creo que el presidente Trump debería escuchar las voces de los sudafricanos, algunos de los cuales son buenos amigos suyos, como los que están aquí hoy. Yo no voy a repetir lo que ya ha estado diciendo, pero puedo asegurar que si hubiese un genocidio de afrikáners, estos señores no estarían aquí, incluyendo mi ministro de Agricultura [que es blanco], así que trataré de que el presidente Trump escuche sus historias, desde su perspectiva".
Los afrikáners son los sudafricanos blancos descendientes de colonos neerlandeses que gobernaron el país durante el apartheid, una minoría en el país que Trump asegura falsamente que están siendo exterminados. Según su relato, son "miles" los asesinados, aunque no ha facilitado pruebas más allá de los vídeos que ha pedido reproducir en la sala.
"Me han contado que está muriendo gente en cifras enormes, ya has visto todas esas tumbas [en el vídeo que se ha proyectado en la sala, al que esta periodista no ha podido acceder], y esas son personas que han perdido a seres queridos [ante las preguntas del sudafricano, Trump ha dicho que no sabía dónde se había grabado el vídeo, y Ramaphosa ha dicho que no reconocía el lugar]. El domingo por la mañana me pidieron que rezase por sus seres queridos que fueron asesinados, a los que les cortaron las cabezas, murieron violentamente", le ha contestado Trump, asegurando también que "si los medios no estuviesen publicando noticias falsas" y "si tuviéramos periodistas de verdad, estarían cubriéndolo". "Pero las noticias falsas de este país no hablan de eso. No quieren hablar de eso, pero ahora que tenemos que hablar de eso, no lo hacen. Ni siquiera es un tema".
El presidente sudafricano ha viajado a Washington después de que la semana pasada llegasen a Estados Unidos los primeros sudafricanos blancos a los que Estados Unidos les ha concedido el estatus de refugiados, y pese a que la Administración americana ha bloqueado la mayor parte de procesos de admisión de refugiados. Pero Trump considera que los sudafricanos blancos están siendo víctima de discriminación racial y empezó a calificar su situación de “genocidio” para justificar su recepción y no la de víctimas de guerras y hambrunas.
“Lo que está pasando es un genocidio”, dijo sin aportar pruebas al respecto, y asegurando que el hecho de que sean blancos “no significa nada” para él. “Que sean blancos o negros no es importante para mí, pero son granjeros blancos que están siendo asesinados brutalmente y sus tierras están siendo confiscadas en Sudáfrica”. De su lado, Sudáfrica dice que no se está produciendo ninguna persecución y que no puede acusarles de estar llevando a cabo un “genocidio blanco” sin pruebas. La decisión de Trump ha enfadado al gobierno del país, que cree que Estados Unidos está entrometiéndose en un asunto nacional que no entiende.
El presidente sudafricano ha acudido a Washington a negociar asuntos comerciales, sobre el papel, pero la acusación de genocidio blanco es el motivo de fondo. Trump ha amenazado con no asistir a la cumbre del G20, que se celebra en el país africano, por el teórico genocidio. Previamente, Trump cortó toda la financiación estadounidense destinada a Sudáfrica, y en marzo expulsó de EEUU al embajador del país. Hoy, la intención era tratar de acercar posiciones en la comida que tendrá lugar después de la rueda de prensa, pero el objetivo no parece sencillo de alcanzar.
En uno de los vídeos reproducidos, se escuchaban gritos de "kill the boer". "Boer" significa granjero tanto en holandés como en afrikáner, y este es el canto que los afrikáners dicen que están usando los sudafricanos negros al perseguirlos. Al mismo tiempo que todos los asistentes a la rueda de prensa en el Despacho Oval veían el vídeo, el presidente sudafricano se mostraba sorprendido, mientras Trump sostenía los artículos impresos en el aire y repetía "muerte, muerte, muerte". La delegación sudafricana ha intentado convencer a Trump, pero no han tenido éxito. "Están muriendo personas blancas, granjeros blancos", insistía, repitiendo que en las imágenes podían verse las tumbas de más de "mil granjeros blancos". "Nunca he visto nada así".
Lo cierto es que en las últimas semanas se han producido asesinatos de sudafricanos blancos en el país, pero la policía asegura que no han sido más que las de otros sudafricanos, y que sus quejas tienen más que ver con una ley que aprobó el gobierno con la que ahora puede expropiar tierras sin compensación alguna. El presidente del país mantiene que los afrikáners blancos que han viajado a EEUU han dejado el país porque no están de acuerdo con las políticas de su Gobierno que buscan hacer frente a la desigualdad racial que sigue presente desde el apartheid gobernó hace tres décadas.
Desde que Nelson Mandela ganó las primeras elecciones democráticas de Sudáfrica en 1994, la minoría blanca que antes gobernó ha mantenido la mayor parte de la riqueza que acumuló en la era colonial. Reuters apunta a que los blancos tienen tres cuartas partes de la tierra en manos privadas del país y que tienen 20 veces más riqueza que la mayoría negra, citando un estudio de la Review of Political Economy.
Te puede interesar