Las próximas elecciones presidenciales en EEUU están a la vuelta de la esquina y ya se ha celebrado el primero de los tres debates televisados entre los dos principales candidatos a ocupar el sillón presidencial en los próximos 4 años. Los dos aspirantes, Hillary Clinton, candidata del partido demócrata, y Donald Trump, candidato del partido republicano, se enfrentarán a una de las elecciones más esperadas por su trascendencia económica y social a nivel mundial.

La divergencia ideológica entre los dos aspirantes es evidente, tendrán que lidiar con una economía americana boyante con unas tasas de desempleo en mínimos históricos, el PIB en fase expansiva, los costes salariales al alza, la renta disponible del consumidor en niveles pre-crisis, el incremento del consumo interno y la confianza empresarial y del consumidor a niveles altos.

Estas elecciones, sin duda, van a girar alrededor de la implementación de las políticas monetarias de los dos aspirantes. En materia fiscal, Hillary Clinton pretende incrementar el gasto social e iniciar un plan de mejora de las infraestructuras por un importe de 250.000.000 millones de dólares, así como una subida de impuestos a las clases más altas. Trump, por su parte, quiere incrementar el gasto en defensa y el destinado a las infraestructuras por un importe de 500.000.000 millones de dólares.

En política exterior, Clinton quiere llevar a cabo una renegociación del Tratado Transpacífico (TPP) y del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) que tanta polémica está generando. Aunque, según declaró recientemente su negociador, Ignacio García Bercero, parece que las negociaciones van para largo.

El crecimiento del país podría verse perjudicado, como ya se ha notado en bolsa

Su contrincante, Trump, se opone al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y ha confirmado que quiere romperlo. En este punto es interesante hacer hincapié en un aspecto: EEUU es el principal socio comercial de México y, en el caso de que este tratado se renegociase negativamente, el crecimiento del país podría verse perjudicado como se ha notado ya en Bolsa con la corrección de la Bolsa de valores de México.

En cuanto a la regulación del sector financiero, Clinton es partidaria de mantener la ley DODD-FRANCK de reforma financiera y de protección de los consumidores que Obama refrendó en 2010; mientras que Trump opta por todo lo contrario y ya se ha pronunciado al respecto indicando que la eliminaría. Otro de los temas que están sobre la mesa es la Ley Glass-Steagall, nombre bajo el que se conoce generalmente la Ley Banking Act que es uno de los máximos exponentes de la regulación bancaria.

Esta Ley, que se aprobó tras el crack del 29, no permite que un banco de inversión pueda participar en uno de depósitos, por lo que separa la banca comercial de la banca de inversión. Los dos candidatos son contrarios a su vuelta, pero el ala más liberal de Trump ha asegurado que aboga por ella. Habrá que esperar unos meses para ver qué ocurre finalmente.

Clinton quiere mantener el status-quo y Trump defiende el incremento de las deportaciones

Sobre inmigración, Hillary Clinton es partidaria de mantener el actual status-quo mientras que Trump defiende el incremento de las deportaciones y limitación de entrada de inmigrantes.

En definitiva, desgranando las implicaciones de los puntos más importantes de los candidatos, las posibles consecuencias serían un aumento del gasto fiscal que se traduciría en un incremento del número de emisiones del Tesoro, que implicaría una subida de la curva de tipos. Y más teniendo en cuenta el cambio en política monetaria por parte de la FED. Sin duda, si gana Trump los grandes beneficiados serán las empresas de defensa.

En política exterior ambos candidatos convergen en proteger la economía americana, aunque esto no es muy positivo porque los aranceles se pueden incrementar limitando así la entrada de productos del exterior. Habría que tener en cuenta que, la renegociación de tratados (NAFTA o China), puede perjudicar estos países frenando así el crecimiento mundial.

En resumen, ya se ha iniciado la apasionante carrera hacia la Casa Blanca y, en función de los pronósticos, los dos candidatos irán modificando su programa para arañar los votos necesarios para su investidura. Será importante tener en cuenta la configuración del Congreso y del Senado ya que podríamos revivir la misma situación de estos últimos cuatro años: si ganan los demócratas habrá un bloqueo por parte de los republicanos y viceversa.

Ya ha empezado la cuenta atrás para las 58º elecciones presidenciales del martes 8 de noviembre y cada día que pasa aumenta la incertidumbre sobre si finalmente ocupará el sillón del Despacho Oval la primera mujer presidente de la historia.


 

Albert Enguix es gestor de GVC Gaesco Gestión.