El mercado Español de renta variable cae cerca de un 8% en lo que va de año; la economía española lleva creciendo entorno al 3% en el último año y medio. Intuitivamente, el comportamiento del mercado de valores de un país debería reflejar la salud de su economía. ¿A qué se debe entonces esta evolución tan dispar?

Hay varios motivos que en nuestra opinión podría explicar esta discrepancia.

En primer lugar y de forma más general, es de sobra conocido que la contribución de las pymes al Producto Interior Bruto (PIB) español es muy significativa, cerca del 65%, y estas no cotizan.

En segundo lugar, numerosas compañías españolas listadas han llevado a cabo durante la última década una agresiva expansión internacional, con el objetivo de diversificar sus fuentes de ingresos. En la actualidad, de media el 50% del volumen de negocio de los componentes del Ibex 35 se genera en el exterior y sin contar con las financieras este porcentaje sube por encima del 60%.

En tercer lugar, atendiendo al perfil de los negocios listados, la recuperación se fraguó en una primera fase con un fuerte tirón de las exportaciones y en una fase posterior con la recuperación del consumo:

  1. La industria de componentes, principal segmento en las exportaciones españolas, esta extremadamente fragmentada y los pocos grupos con dimensión considerable pertenecen a capital privado.
  2. El consumo en España, donde existen diversas firmas con importantes volúmenes de facturación, tampoco cotiza.

En definitiva, los dos principales motores de la recuperación, exportaciones y consumo, están severamente infrarrepresentados en nuestro mercado bursátil.

En conclusión, inferir que una mejora del entorno económico en un país se va a transmitir de forma automática y generalizada a las estimaciones de crecimiento de beneficios de las compañías allí listadas (y por lo tanto poner presión al alza en sus valoraciones), puede resultar engañoso.

Estamos claramente integrados en una economía global que se plasma de distintas formas en las bolsas nacionales de cada país. Sin embargo, seguimos convencidos de las ventajas del enfoque local. No necesariamente, por comprender mejor las dinámicas de la economía doméstica, sino por la capacidad de monitorizar de forma local negocios globales. Esto se traduce en un contacto cercano con los equipos gestores de las organizaciones, una evaluación constante del comportamiento operativo de las compañías en sus distintos mercados y una proximidad a la toma de decisiones estratégicas de sus negocios, que creemos trascendental para la gestión de las inversiones. De igual modo, la cercanía a los políticos y reguladores, puede ayudar a entender este entorno, que cada vez parece tomar mayor relevo.

En definitiva, creemos que el bueno tono de la actividad económica en España ofrece un marco positivo a medio plazo, pero hay que ser selectivo a la hora de escoger con que instrumentos capturar esta oportunidad.


Ricardo Seixas. Gestor de Fidentiis Iberia.

Javier Ortiz. Analista de Fidentiis Gestión.