A lo largo de estos años la sociedad española ha cambiado y el panorama político ha cambiado con ella, de forma asíncrona, pero lo ha hecho; así lo demuestran las alcaldías del cambio o los resultados de En Marea, Elkarrekin-Podemos o En Comú Podem, que son ya hoy fuerzas insoslayables en sus territorios. El casi seguro cierre del ciclo electoral, con la más que probable abstención del PSOE a la investidura de Rajoy tras el golpe capitaneado por Susana Díaz en Ferraz, ha metido de lleno a Podemos en un clima precongresual -en plena II Asamblea en el caso de Andalucía- que ya todos reconocemos. Se abre un nuevo ciclo político y por tanto resulta necesario actualizar orientaciones, prioridades, responsabilidades y tareas.

El casi seguro cierre del ciclo electoral ha metido de lleno a Podemos en un clima precongresual que ya todos reconocemos

En este contexto se discute ya sobre la conveniencia de “parecerse” o no a España. Sobre esta cuestión creo que en primer lugar es imprescindible partir del análisis de lo que ya somos hoy, puesto que no es lo mismo “dejar de parecerse” que “intentar parecerse”. En mi opinión, el Podemos que nace tras aquel 15-M -porque antes apenas era un embrión- es un Podemos que se parece mucho a España, a esa España que respaldaba mayoritariamente las reivindicaciones del 15-M, la PAH o las Mareas, a esa mayoría social que había votado cosas diferentes en el pasado -a izquierda y derecha- pero que ahora se daba la mano sintiéndose de “abajo”.

La composición de esta mayoría social excluida de la representación era sin duda heterogénea: jóvenes sin futuro, familias depauperadas, ciudadanos plurinacionales que se sienten tan catalanes o andaluces como españoles, trabajadores y trabajadoras formados y a pesar de ello precarizados, funcionarios y funcionarias capaces arrinconados por sus jefes políticos… Sin embargo, a todos ellos les unía el haber tenido que pagar con sus derechos una gestión corrupta e ineficaz por parte de unas élites políticas envejecidas. Fue priorizando las necesidades de todos y todas -Stop desahucios, tarifa eléctrica justa, trabajo digno, renta mínima garantizada- frente a las utopías personales como conseguimos interpelar a esta mayoría social heterogénea, fue así como Podemos llegó a parecerse a la España no representada.

Para seguir aspirando a ganar debemos seguir siendo tan diversos como eran las plazas del 15-M

Para seguir siendo útiles, para seguir aspirando a representar a la mayoría social de nuestro país, hay que seguir siendo plurales y diversos, hay que seguir priorizando los consensos sociales ya existentes aún por materializar. No podemos volver al rincón del pitufo gruñón que sermonea a los que no piensan como él. Para seguir aspirando a ganar no podemos convertirnos en una élite militante con voluntad de “dirigir” a los movimientos sociales, más bien debemos seguir siendo tan diversos como eran aquellas plazas del 15-M, ser un instrumento de los movimientos en lugar de instrumentalizarlos, poner los enormes recursos y posibilidades que dan las instituciones a su servicio y comenzar a poner en valor el enorme respaldo de los ciudadanos en las urnas. En definitiva, seguir pareciéndonos a España, así como se parecían a España las plazas en 2011 y las mareas en los años sucesivos, a la España real, que sigue siendo diferente a la oficial.

No quiero terminar sin recordar que cinco millones de votantes esperan de nosotros que no obviemos sus intereses durante los cruciales meses que tiene España por delante, meses en los que se configurarán gran parte de las posiciones y realidades que dibujarán la próxima legislatura, desde los presupuestos hasta transposición de directivas europeas aparcadas durante meses, por no hablar de la amenaza latente de recortes. Si en estos meses nos olvidamos de ser útiles a los españoles, enredados exclusivamente en psicoanalizarnos, difícilmente podremos llevar a cabo la tarea de oposición al taburete de tres patas que sostiene al gobierno -aún en funciones- de Mariano Rajoy.


Sergio Pascual es diputado por Sevilla y miembro del Consejo Ciudadano de Podemos.