Muchos socialistas estaremos pendientes del comité federal que este sábado debe tomar decisiones cruciales para el futuro de nuestro partido. No es un comité federal más. Después de los tristes episodios de octubre y un trimestre en el que una gestora ha tomado demasiadas decisiones ejecutivas y se ha esforzado poco en restañar las fisuras abiertas, llega el momento de mirar hacia adelante todos juntos.

Muchos me preguntan qué espero de este comité. Voy a expresar por ello cuales son mis inquietudes, creo que compartidas por un gran numero de compañeros. Ya no hay excusa para recuperar el proyecto político perdido, establecer de una vez por todas qué tipo de partido queremos y encontrar una Ejecutiva resultante de la decisión democrática de todos los militantes y que encuentre el apoyo y el respaldo de todo el socialismo español.  Por encima de otros intereses mediáticos o empresariales, por encima de líderes regionales y por encima del deseo de otros partidos. Sólo desde el PSOE resolveremos nuestra crisis. Y para ello todos y cada uno de nosotros somos imprescindibles.

Todo lo que no sea cumplir con eso supondrá un nuevo paso atrás. Y no podemos retroceder ninguno más.  En este partido ni sobra ni falta nadie. Sigo convencida de que todas las ideas pueden decirse en libertad y que todas ellas tienen un afán constructivo. Espero que todas tengan voz en el comité federal que debe ser el inicio de una nueva etapa para el PSOE, para volver a ser el partido hegemónico, el partido transformador en el que se siente cómoda una gran mayoría social porque sabe que sólo desde los valores socialistas se va a poder construir un mundo más justo y solidario.

Espero que huyamos de los debates sesgados, de la búsqueda de culpables, de los ajustes de cuentas y de otros debates perversos. Deseo que el análisis sobre nuestro proyecto sea constructivo y a la vez autocrítico. Porque nuestro descalabro electoral no surgió en unas primarias o en un candidato, sino que se originó mucho antes, y no será justo atribuir responsabilidades exclusivas a uno u otro equipo. Nuestros fracasos, como nuestros éxitos, son colectivos.

Deseo que comprendamos lo que se nos exige desde los nuevos tiempos. Deberíamos reflexionar profundamente, y no desde una mesa camilla, por qué los menores de 40 años no nos ven como una alternativa real de cambio. Por qué perdemos centralidad en la izquierda y por qué nuestro discurso ha perdido credibilidad. Es urgente que de este comité salga ya una fecha, y cuanto más temprana sea mucho mejor, para resolver esta crisis de la que, estoy segura, saldremos más fortalecidos si actuamos con inteligencia.