Les confesaré -ahora que nadie puede vernos- que mi primera vocación profesional de juventud fue la medicina. Transcurridos ya 20 años desde el paso por la universidad y habiendo desembocado por los derroteros de la vida en el asesoramiento económico financiero, no son pocas las ocasiones en las que durante la práctica profesional uno echa de menos no haber cursado unos años de medicina, para disponer así de herramientas más propias de la praxis médica que de la económica.

Contenido Exclusivo para suscriptores

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

¿Ya estás suscrito? Identifícate aquí