Tenemos problemas con Cabify y Uber que amenazan el empleo de 100.000 familias del taxi, conflictos con Airbnb, que ha demostrado ser un portal de pisos turísticos donde se aceptan pisos ilegales facilitando la existencia de mafias y ahora nos llega la mayor multa jamás impuesta por Europa contra Google por abuso de posición dominante. Son muchos más, han venido a destruir lo creado pasando por encima de la competencia en una guerra desleal e ilegal que por ahora están ganando.

En todas estas plataformas de internet coinciden varios factores: todas derivan sus beneficios a paraísos fiscales para no pagar apenas impuestos locales, todas evitan resolver un conflicto con un cliente si hay quejas y todas negocian con nuestros datos privados, que son su verdadero negocio. Se presentan como garantes de la libre competencia, la nueva economía colaborativa, simplemente dicen ser intermediarios entre personas, aunque la realidad es muy distinta.

Han tardado siete años en conseguir multar a Google y todavía tiene otras dos causas pendientes

En el caso de Airbnb se anuncian miles de pisos realquilados de forma ilegal porque no piden prueba alguna de que el piso es de la propiedad de quien se anuncia. Incluso el ex director regional de Aibnb España y Portugal realquilaba ilegalmente su piso en Barcelona. Esta actitud pirata de la compañía ha facilitado la existencia de mafias, como una formada por ciudadanos rusos que tiene realquilados más de 10 pisos en Barcelona que generan 50.000 euros al mes. En este caso, quien los alquila dice llamarse Timor, 26 años, buena presencia, con doble nacionalidad rusa y chilena y que vive en Moscú. Es el inquilino perfecto. Asegura dirigir una sociedad de inversiones con sede en Londres, pero es mentira, en cuanto le firmemos el contrato de alquiler nunca dejará de pagarnos los 800€ al mes, pero él y su banda sacarán por nuestro piso hasta 8.000€ mensuales realquilándolo a turistas y añadiendo camas hasta en la cocina… Todo vale porque nadie controla.

Con el gigante de Google sucede lo mismo. A día de hoy es la mayor potencia mundial sin control. Tiene 63.000 búsquedas por segundo, 5.500 al día, alentando la cultura del copiar y pegar. Ahora ha sido multado con 2.420 millones de euros por la Comisión Europea por “promocionar sus propios productos relegando a sus rivales”. Han tardado siete años en conseguirlo y todavía tiene otras dos causas pendientes. En España también se les sigue la pista por fraude fiscal y evasión de divisas, ya que registraron hace un año su sede en Madrid en busca de pruebas porque apenas paga impuestos en España.

Tiene sociedades en Irlanda y en Holanda, aunque su centro de control está en Bermudas. Se cruzan facturas entre ellas, aunque el dinero termina en el paraíso fiscal sin tributar apenas en el resto de países. Como ejemplo, en el 2014 tan solo una de las sociedades, la holandesa, envió a Bermudas los beneficios de un solo año: 11.000 millones de euros. Mientras tanto, Google España declaraba pérdidas en algunos ejercicios pasados hasta que fue sancionada por no pagar el impuesto de sociedades. La multaron con 1,9 millones de euros.

Dicen muchos expertos consultados que Google, aunque nos facilita la vida, perjudica la competencia, destruye empleos y daña la innovación. Se ha convertido en el mayor gigante mundial de la publicidad y lo que es peor, es el Gran Hermano del planeta. Lo sabe todo de nuestra vida privada a través de vídeos en YouTube, tiene acceso a nuestras cuentas y contraseñas secretas, los correos privados con el Gmail, incluso nuestros movimientos con Google Maps. En Facebook eres tú quien ofrece tus datos privados a conciencia, en Google no, ellos no destruyen esa información privada al minuto siguiente de recibirla.

La ley española y europea prohíbe que las empresas compren bases de datos de otras empresas, pero es legal si esos datos se recogen de espacios públicos en internet. Cuando recibimos llamadas al móvil, al fijo de casa o correos electrónicos vendiéndonos productos y nunca a esas empresas, les hemos facilitado nuestros datos, ya saben quién negoció con ellos. La llamada data lead o datos verificados de una persona se compran y se venden. El precio oscila entre los dos y los 15 euros por cada dato personal que se compra. Cuanto más completo y más información contiene es más caro.

Reconozcámoslo, Google no es el mejor buscador de la historia, sino el más rápido y útil en nuestra sociedad fast-food de consumo rápido, es un buscador que nos facilita usar y tirar constantemente, otra cosa es que verifique los datos que ofrece. Les pongo un ejemplo, para Wikipedia existe una famosa Isla de basura en el Pacífico norte formada por las corrientes marinas y llena de plástico que lanzamos al mar, hay mapas y fotografías de ella. Pues no existe, así lo certificó un equipo científico español que recorrió todos los mares y océanos para cuantificar la contaminación por plásticos. Google no ofrece la mejor fuente de información sino la más popular.