Creo recordar que cuando escribí las perspectivas para el 2018 me planteaba cómo seríamos capaces de afrontar un aumento de la volatilidad en los mercados. La respuesta es que muy mal. Ya está aquí, ya llegó, era inevitable. Estábamos en mínimos históricos de volatilidad, muy cómodos con las bolsas subiendo sin parar, aunque era de esperar que en algún momento pudiera complicarse el escenario. Lo más divertido es leer y escuchar las justificaciones de los expertos a posteriori.

En Estados Unidos, el 5 de febrero el Dow Jones sufre la mayor caída en puntos de su historia. Lunes negro, el desplome se produce por el miedo a más subidas de tipos de las previstas como consecuencia de la publicación de un dato de salarios mejor de lo esperado por el mercado. O sea, mayores salarios implican tensiones inflacionistas, lo que puede provocar subidas de tipos adicionales.

Se esperaban 3 subidas de tipos en el 2018, por lo tanto, se teme que el nuevo inquilino de la FED nombrado por Trump endurezca más de lo anticipado por el mercado la política monetaria. Adicionalmente, el bono a 10 años americano ha elevado su rentabilidad en lo que va de año en 30 puntos básicos, desde el 2,46% hasta el 2,76%.

Subida en tipos de interés supone bajada en las valoraciones. Para los no ilustrados, los tipos de interés están en el denominador para descontar los flujos al hacer los cálculos. Algún analista ya ha hecho sus números, por cada 35 puntos básicos de subida del 10 años americano el índice S&P 500 debería caer un 2%.

En Europa, al contrario que al otro lado del Atlántico, la caída de las bolsas se produce porque no hay confianza en que la economía sea capaz de mantener unos datos de crecimiento tan robustos y se teme, por ende, que pueda entrar en fase de estancamiento. Por eso, se puede sospechar que la subida en el año del interés del bono alemán a 10 años desde el 0,42% al 0,69% haya sido demasiado vertical.

Así que ya ven, un argumento y el contrario sirven para justificar una caída de las bolsas. La economía americana se está recalentando y puede necesitar subidas de tipos adicionales. La europea se está enfriando y puede que el crecimiento no sea tan sostenible como se pensaba.  Maravilloso, pero suena a milonga.

La realidad es que las bolsas americanas llevan subiendo 9 años sin parar. La realidad es que los tipos de interés estaban muy bajos, y, que lo normal es que vayan a niveles más ajustados en términos históricos. La realidad es que la volatilidad estaba bajísima, y eso implica la ilusión óptica de ausencia de riesgo.

Me cuesta ver que Europa lidere el movimiento de las bolsas si falla el liderazgo americano

En Estados Unidos los beneficios empresariales crecen; la oferta de valores en circulación, no. La presión fiscal se reduce, planean más gasto en infraestructuras y sigue habiendo liquidez en el sistema para invertir en renta variable. También es normal y sano que haya un retroceso después de tantos meses subiendo, lo que pasa es que cuando llega asusta. Nunca le viene bien a nadie. El recorte es muy brusco o demasiado lento. Siempre es así.

En Europa, no han subida tanto las bolsas como en Estados Unidos, disfrutamos una fase económica de recuperación menos consolidada, pero parece que puede ser sostenible. Los tipos de interés están bajísimos y deberían seguir subiendo. La duda es si las bolsas europeas serán capaces de aguantar el tipo en caso de que a los índices americanos les entre algún mal de altura. La realidad es que me cuesta ver que Europa sea la que lidere el movimiento de las bolsas si falla el liderazgo americano.

Europa a nivel global pinta bastante menos de lo que nos pensamos, siembre hemos ido a rebufo de lo que pasa al otro lado del Atlántico. Si allí suben las bolsas, podremos subir en mayor o menor medida. Eso sí, si por el contrario los índices de allí se desploman aquí vamos detrás. La cuestión es que muchos inversores tienen miedo y a la mínima que observan algo de nerviosismo deshacen posiciones y la bola de nieve se va agrandando. Hay que estar tranquilo, mirar el horizonte y no dejarse arrastrar por la corriente.

Lo que un profesional nunca puede decir o escribir es que no tiene ni idea de por qué caen un día las bolsas, que, por otro lado, se asemeja a la realidad, porque la bola de cristal todavía no ha sido inventada. Aunque hay mucho listo. Los mercados son soberanos. Tranquilidad y suerte.