No hay un solo caso en la práctica en la que la Unidad Democrática venezolana actuara desunida. Todos los partidos se abstuvieron en 2005, luego todos votaron hasta el 2017, todos marcharon, todos tragaron humo en las protestas, todos tienen sus heridas de batalla y tienen uno o mas presos en las mazmorras. La oposición venezolana votando o no votando jamás ha tenido una sola fisura o siquiera un voto que se fugara.

Mas allá del ruido común de los partidos que usted podrá encontrar en los medios informativos de España sobre la división de criterios y problemas entre el liderazgo del PP, del PSOE o Podemos. En fin lo que usted normalmente encontraría en los medios franceses sobre las peleas a cuchillo entre los socialistas franceses o alemanes o entre el Tea Party y los moderados en el partido Republicano estadounidense, la voz de la Unidad Democrática venezolana ha sido siempre una sola voz, ha fracasado unida y ha obtenido éxitos unida.

Por otra parte, ha demostrado hasta el cansancio que el que se marcha de la Unidad no obtiene ni un solo voto hasta el punto en que la Unidad Electoral venezolana es un caso único en el mundo, pues obtuvo cuatro millones de votos en 2006, luego duplicó esos votos, al año siguiente traspasó la barrera de los siete millones y dos años mas tarde aplastó a su oponente de nuevo sin fisuras con dos tercios de los sufragios, a tal punto que hoy obtendría una exorbitante cifra de mas de diez millones de votos.

Con unas elecciones transparentes y con un candidato opositor real, la oposición llegaría al 80% de los votos

Por otra parte, Maduro es tan impopular, que en las encuestas más reputadas compite con un perfecto desconocido y en una de estas –la más seria- hasta el desconocido le gana. Hoy en unas elecciones transparentes y con un candidato opositor real, la oposición  ostentaría sin duda el 80% de los votos.

Quienes si están desunidos, peleando a cuchillo y destruidos son los chavistas. Si usted amigo lector sigue el caso venezolano, lo que verá es una verdad irrefutable frente a sus ojos, observará una Unidad democrática profundamente unida y a un chavismo descalabrado. Una verdad en la que Maduro tuvo que crear hasta su propio partido político rompiendo la histórica unidad y con decenas de lideres históricos del chavismo que hoy están enfrentados a Maduro y a lo largo y ancho del partido de gobierno los chavistas se expresan en contra y llaman a la abstención de sus bases.

Puertas adentro las bases del chavismo están completamente arruinadas y en fuga, pues hasta los programas de televisión del régimen muestran su desilusión. Observará una verdad en la que los empleados públicos se marchan masivamente de sus puestos de trabajo sin pedir siquiera su dinero, los policías y militares renuncian en masa y les niegan posibilidad de sacar su pasaporte, una realidad donde las escuelas tienen que fusionarse porque el 30% de los profesores se han marchado y el chavismo en centenares de miles, se disponen a salir hoy por las fronteras.

En 2017 todo cambió cuando el régimen de manera impúdica recurrió al fraude masivo, como se evidenció en los conteos oficiales

La pregunta que usted se haría con toda lógica es cómo es posible que frente a este escenario no voten en las elecciones. La respuesta es simple, porque en 2017 todo cambió cuando el régimen de manera impúdica recurrió al fraude masivo y esto se puede evidenciar en las cifras de los conteos oficiales.

Imagínese que en un mismo año ocurren tres elecciones, en unas participa el 62% de los votantes y el gobierno saca cinco millones de votos, en las siguientes participa solo el 47% y el gobierno obtiene mas de un millón de votos adicionales y en otras apenas asiste el 41% y el régimen rompe el récord con más de ocho millones de votos.

Usted me dirá que eso es estadísticamente improbable, hasta que siguiendo el caso venezolano nos enteramos que la compañía contratada para procesar y contabilizar los votos se marcha del país furtivamente, cierra sus puertas, envía al exterior a sus gerentes para protegerlos y acusa públicamente al gobierno de dar cifras falsas.

Luego un grupo de periodistas comienzan la tarea de desentrañar los votos y se dan cuenta de lo mismo, que hay supuestos legisladores con apenas unos cuantos cientos de votos y que la suma total da poco mas de dos millones de votantes. Para acto seguido ser retirados los resultados electorales a tal punto que usted hoy no puede encontrarlos en ninguna parte.

Hay sospechas sobre los candidatos que enfrentan a Maduro por vínculos con el chavismo y porque los reales han sido inhabilitados

Por eso la oposición unida no va a votar. Aunque hoy algunos sectores minoritarios que confunden seguidores de Twitter con votos, pretendan decir que son de oposición. La realidad es que las sospechas lógicas se centran en los candidatos que enfrentan a Maduro, no solo porque han tenido vinculaciones históricas o negocios con el chavismo, sino que además en un país donde a todos los opositores reales los han inhabilitado por 15 años por absurdos como no declarar un euro, sobre ambos candidatos se ciernen expedientes penales abiertos.

Siguiendo la tendencia estadística de a menor votación mayor voto al régimen, Maduro saque sus ansiados diez millones y rompa todos los récords. Pero la realidad es que habrá destruido todos sus apoyos, internos, buena parte de la comunidad internacional y los sistemas financieros no lo reconocerán como presidente y el pueblo muriendo de mengua en las calles le recuerde diariamente en su palacio de gobierno, que amor con hambre no dura.


Thays Peñalver es abogada y columnista venezolana. Ha escrito La conspiración de los 12 golpes.