Es bien sabido que en torno a cada problema social se suele concitar un grupo de administradores con la pretensión de liderar su solución. Si hablamos, por ejemplo, de la pobreza, a nadie se le escapa que existen organizaciones diversas de carácter caritativo o humanitario que -muy meritoriamente- tienen como objetivo solucionar o, al menos, paliar las carencias que sufren “los pobres”. Estos administradores propenden a suministrar a los medios de comunicación datos que tienden a exagerar el problema, pero lo malo no está ahí, sino en la forma acrítica con la cual los medios de comunicación trasladan estos datos al público.

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