Un grupo de veganos llora sin consuelo a las puertas de un matadero. Así titula una cadena de televisión y varios digitales la acción que se repite a las 8 de la mañana en Getafe, en Madrid, cuando decenas de animalistas detienen los camiones repletos de cerdos camino del matadero y se despiden de ellos acariciándoles, grabando con sus móviles sus miradas, ofreciéndoles el último cariño que no recibieron nunca, antes de su sacrificio para el consumo humano.

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