La candidatura electoral de Madrid es el terreno que se reservan los candidatos a la presidencia del Gobierno para hacer una elección personal, pero en el caso de Pablo Casado podemos decir que ha sido personalísima. Quizá lo que Adolfo Suárez Illana era lo más previsible puesto que se daba por segura su inclusión, pero los nombres de Edurne Uriarte y de Daniel Lacalle, ambos de fuera del PP, son una auténtica declaración de independencia del líder del PP, bien recibida por su partido, todo hay que decirlo, y abre la era Casado.

Con las manos libres para una lista que quedó prácticamente despejada, hay que reseñar que no hay grandes estridencias. Si en el caso de Cayetana Álvarez de Toledo se ve la clara intención de contrarrestar tanto a Ciudadanos como el mensaje identitario de Vox apostando por una “dura”, con su elección para Madrid opta por el centro político, el liberalismo económico y la moderación.

Serán muchos los que se estrenan en el Congreso de la mano de Casado y deben ir mentalizados tanto para gobernar, pero, ojo, también para hacer oposición, para estar cuatro años en los escaños haciendo propuestas y controlando al Ejecutivo y, para eso, sin cultura de partido, es muy difícil de soportar.