Al final no fue Vox el ausente más presente del debate a cuatro en RTVE. Fue, contra pronóstico, Quim Torra. Acompañó el president de la Generalitat a los cuatro candidatos como convidado de piedra en el marquito del todo a cien que Albert Rivera se llevó al atril. Una jugada arriesgada la del atrezzo que le ha costado al presidente de Ciudadanos el pitorreo en las redes, pero que seguramente le mereció la pena. La foto de Torra cumplió su objetivo de centrar la atención en los escarceos del presidente Sánchez con el independentismo.

El marco de Rivera le robó protagonismo a Pablo Casado y, sobre todo, a Santiago Abascal. La foto de Torra quería tapar el recuerdo de la foto de Colón, uno de los principales errores que más desgaste han supuesto a la imagen de centro de Ciudadanos. Y Pedro Sánchez, al que se le notaba de vez en cuando que preferiría no estar ahí, no consiguió que Vox estuviera todo lo presente que necesitaba para apuntalar su mensaje del miedo a un trifachito incompleto.

Rivera consiguió que Sánchez quedara en evidencia cuando le preguntaba si concedería o no los indultos a los líderes juzgados del procés, pero también dejó en evidencia a Casado cuando el líder del PP se quedaba sin argumentos frente a un Sánchez que le presionó con un alegato feminista.

En su afán por no ser tan agresivo como se había mostrado a lo largo de la campaña, Pablo Casado no tuvo una gran noche. Su mensaje fue desapareciendo a medida que avanzaba el debate, porque si bien Sánchez no fue hábil para agitar el miedo a Vox, sí que se esmeró en recordar la corrupción que llevó a la moción de censura al Partido Popular. Le ayudó Rivera llamando la atención con sus manualidades, que incluían también la foto de la detención de Rodrigo Rato.

Al líder de Podemos, que era el único que no iba de traje y corbata, era al que más se le notaba el paso de los años desde el último debate electoral hace cuatro años. Porque las pintas informales que frente a Rajoy y Soraya le daban entonces un aire juvenil, igual que el partido que prometía asaltar los cielos, han envejecido mal. A los jóvenes que votan por primera vez en estas elecciones y ni siquiera recuerdan el 15-M porque pasó antes de que empezaran la ESO, esta imagen del señor con coleta y una Constitución del 78 en la mano seguramente ya no tenga el atractivo juvenil que hace nada le servía de gancho electoral.

Pablo Iglesias se quejó en el photocall, porque este debate no tendría repreguntas pero sí tenía photocall, de que Pedro Sánchez no le aclaró por tres veces si pactaría con Ciudadanos. Pero en realidad sí que se lo había respondido indirectamente, tal vez no a él pero sí al líder de Ciudadanos. El propio Sánchez le reprochó a Rivera, con amargura también, que le hubiera puesto al PSOE un cordón sanitario y no se lo pusiera a la ultraderecha.

Rivera le aclaró al presidente del Gobierno que el cordón naranja era para los que pactaban con los que quieren romper España y volvió a señalar a Torra junto a Sánchez en Pedralbes en esa foto enmarcada que pasará a la historia de un debate para no enmarcar.