La modificación del borrador del Programa Electoral del PSOE, tras las presiones del líder del PSC, Miquel Iceta, no es un tema menor, un detalle sin importancia, sino que pone de manifiesto los graves problemas de funcionamiento interno y de coherencia ideológica que aquejan al partido del gobierno.

Hagamos un repaso de los hechos. El martes por la mañana Cristina Narbona (presidenta del PSOE y coordinadora del Programa Electoral) y José Luis Ábalos remitieron al medio centenar de miembros del Comité Federal el documento que debía aprobarse en la reunión que se celebró 24 horas después por parte de dicho órgano en la sede de Ferraz. En la tarde del martes, eldiario.es publicó el documento, junto a un adelanto de la entrevista con el presidente del gobierno que se dio íntegra ayer. ElConfidencial, por su parte, puso el dedo en la llaga al publicar en su portada que el Programa del PSOE no hacía ninguna referencia ni a la España federal ni al Estado plurinacional.

Ya con el borrador en los medios, Iceta telefonea a Critina Narbona para mostrarle su enfado al haber desaparecido del texto incluso las referencias a la España federal que si figuraban en el Programa para las elecciones del 28 de abril.

Lo que se decía exactamente en el borrador sobre el modelo territorial era lo siguiente: "Apostamos por una España fuerte y cohesionada, estructurada a partir de la Constitución y los Estatutos de Autonomía".

Nada de federalismo, nada sobre las declaraciones de Granada (2013) y Barcelona (2017) y, por supuesto, nada del Estado plurinacional.

El olvido del concepto "España federal" en el programa socialista no es un error. Ese debate está aparcado porque Sánchez cree que da más votos la defensa de la Constitución y el modelo autonómico

El incendio se había declarado y el presidente tuvo que salir a apagarlo. Lo hizo en la mañana del miércoles (justo antes de la reunión del Comité Federal donde se aprobó el Programa definitivo en el que sí se incluyen esas referencias a declaraciones anteriores, aunque no se dice nada del Estado plurinacional) en una entrevista en Antena 3. "El problema -le dijo el presidente a Susanna Griso- es que el PSOE es demasiado transparente... Se ha filtrado un Programa Electoral que no estaba terminado".

El relato de hechos concluye con un tuit de Iceta en el que se atribuye su capacidad para presionar a la dirección socialista para modificar el borrador del Programa.

Lo ocurrido, sin embargo, no es una anécdota fruto de un error, y mucho menos un problema de exceso de transparencia.

En primer lugar, llama la atención que el Programa Electoral sea remitido al Comité Federal con menos de 24 horas de margen para su estudio antes de ser aprobado. Lo que da idea de que ha sido elaborado por personas de la máxima confianza del presidente y no se ha debatido previamente en los órganos de dirección del partido.

Digamos que eso tiene que ver con la escasa democracia interna y con el esquema piramidal que rige en el Partido Socialista. Algo que criticó Sánchez en las primarias que le devolvieron a la secretaría general y que ahora parece haber olvidado.

En segundo lugar y no menos importante, está la cuestión de fondo. Es decir, lo que piensa el PSOE sobre el modelo de Estado.

Con la queja de Iceta, ha aflorado la endeblez del ideario socialista respecto a un asunto tan esencial como es el modelo de Estado

Narbona y Ábalos no han incluido referencias a la "España federal" sencillamente porque ese concepto ha desaparecido del relato socialista en los últimos meses. De hecho, si hacemos un repaso de las numerosas entrevistas que ha concedido el presidente del gobierno recientemente no hay ninguna referencia al modelo federal. Sánchez ha defendido la Constitución y el modelo autonómico tal cual, porque entendía que eso le daba más votos. Se ha olvidado de la reforma constitucional de la que habló en tiempos. Ha hecho hincapié en su perfil de hombre de Estado capaz de atraerse las simpatías del votante del centro. En ese nuevo Sánchez, que apela constantemente a la necesidad de un "gobierno fuerte", no caben titubeos respecto a la unidad de España y mucho menos coqueteos con la plurinacionalidad.

La cuestión es que ese perfil constitucional y españolista de Sánchez deja a Iceta con escaso margen de maniobra para hacerle guiños a los catalanes que, sin ser independentistas, quieren una diferenciación de Cataluña respecto al resto de las autonomías.

El PSC -Iceta- no sólo fue clave para la victoria de Sánchez en las primarias, sino que supone uno de los históricos pilares, junto a Andalucía, del poder socialista en España.

Iceta, por tanto, sí tiene capacidad para "presionar". Mucha más que otros barones socialistas. La madre del cordero es que con su queja ha aflorado la endeblez del ideario socialista respecto a un asunto tan esencial como es el modelo de Estado.