Para la inmensa mayoría lo que ocurrió en Venezuela a partir del 5 de enero fue coloquialmente un zafarrancho, es decir, “una agitación desordenada y ruidosa” pero, como siempre, hay dos lecturas. Vista la foto de estos días parece tratarse de un verdadero despelote, pero examinado como el resultado de una planificación previa, el análisis es muy distinto.
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