La sesión solemne de apertura de las Cortes Generales ha servido para retratar a un país, el nuestro, que con todas sus graves contradicciones, con todos sus enfrentamientos y con todas las amenazas que penden ahora mismo sobre su cabeza, se demuestra como una nación sólida y fiable en la que las instituciones cuentan sobradamente con la fortaleza necesaria para hacer frente a todas esas dificultades

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