Tenía que ser Rafael Mayoral, tenía que ser con un chándal olímpico como de la RDA, y tenía que ser hablando como Don Pimpón. No hay mejor manera de expresar el escepticismo por la democracia que estar en el propio Gobierno y salir por YouTube como un rapero o un gamer a decirle al personal precisamente que el Gobierno no tiene el poder. Rafael Mayoral, que lleva en Podemos lo de los movimientos sociales con un aire de monitor de campamento entre trágico y ridículo, como con linterna en la cara; Mayoral, que explica las cosas como Dora la exploradora, sale en fin para avisar de que el poder lo tienen los fondos buitre y el Imperio Galáctico y que hay que movilizarse, organizar la resistencia en los barrios, en las asociaciones, en los cineclubs, en el botellón, en el kebab. Organizarse contra el propio Gobierno, o sea contra ellos mismos. 

Quizá una parte de Podemos ha visto que ya hay ministros suyos que aplauden al Rey y pronto van a terminar yendo a los toros, así que conviene volver a las esencias, a la calle, a la revolución de las papeleras, a las armas del Cojo Manteca, todo eso que es su fuente de legitimidad aunque no su núcleo de poder (el poder sigue estando bajo el dosel con hoces, estrellas y puños de los príncipes de Galapagar). Quizá es que al final no saben estar ahí, en ese Gobierno que deseaban hasta el delirio romántico, hasta la humillación de grillete apeluchado, y por eso se prestan a los minués monárquicos o se equivocan con Billy el Niño, simplemente como el que se confunde de tenedorcito en una cena de embajada. Pero no se trata de eso.

No les basta este Gobierno, ni esta forma de Gobierno. Sigue haciendo falta “ampliar” la democracia, que no será suficientemente amplia hasta que vean cómo el Estado se pone “de su lado”. O sea, que el Estado sean ellos

Lo que ocurre es que Podemos nunca ha aceptado que su “democracia” se pueda ejercer desde estas instituciones nuestras. Recuerden lo del Régimen corrupto, la monarquía franquista, las cloacas del Estado, la judicatura de esbirros, todo eso que dice Iglesias encorvándose como un cuentacuentos cuando le toca salir a la bruja. El Gobierno, en realidad, no les basta. No porque las vicepresidencias sean mas o menos florales, porque algunos ministerios tengan más letras en su cartera que competencias y otros sean únicamente un meme (miren la cuenta de Twitter del Ministerio de Consumo, inaugurado con un gif de Bob Esponja). No, el Gobierno no les basta porque un Gobierno aquí, en nuestro sistema, como bien ha dicho Mayoral, no significa tener el poder. Se refieren, claro, al poder al que ellos aspiran.

Mayoral, con ese estilo pedagógico grimoso de entrenador soviético de halterofilia, lo que nos dice es que el poder lo siguen teniendo las fuerzas oscuras, las grandes empresas, el Ibex, las multinacionales, los fondos buitre, Florentino con su pinta de maître y toda la vieja retahíla. Nos dice que esas fuerzas pueden más que el Gobierno, que cualquier Gobierno, incluso éste en el que están ellos, y que el verdadero contrapoder sólo es posible tomarlo desde la calle, nunca desde las instituciones contaminadas, podridas, en las que ellos no pueden sino mirar las moscas volar sobre las tiaras y los servilleteros. “Es necesario que el Estado, las Administraciones públicas, se pongan del lado de los sectores populares”, dice Mayoral. “Es necesario ampliar la democracia, que la gente se convierta en protagonista de sus propias vidas” (¿pero qué basura de coaching para divorciados es ésta?). Lo que ocurre, ya digo, es que no les basta este Gobierno, ni esta forma de Gobierno. Sigue haciendo falta “ampliar” la democracia, que no será por supuesto suficientemente amplia hasta que los “sectores populares”, o sea ellos, vean cómo el Estado se pone “de su lado”. O sea, que el Estado sean ellos. Y eso es más viejo que el chándal de Múnich 72 de Mayoral. 

No es que no se fíen de Sánchez, no es que vean insuficientes sus ministerios de artesanía de trapo, con cargos como Director General de Políticas Palanca (tal cual). Es que no quieren este sistema, esta democracia. Por eso el otro día Iglesias llamaba a crear milicias populares contra la oposición, reducida ya a la ultraderecha y la ultra-ultraderecha, y Mayoral sale ahora como aquel chaval de Art Attack, a explicar con recortables cómo las trincheras de barrio son lo único que tiene sentido. Claro que esta democracia se puede mejorar, pero no derogando su fundamento, negando la soberanía popular en favor de la dirección carismática de un supuesto “sector popular” que no se cuantifica, que no hace falta cuantificar porque es dogmáticamente cualitativo. No puede mandar el Ibex, pero tampoco la ciudadanía así en general, con sus fachas y todo. Debe mandar Podemos, es decir la católica pareja Iglesias-Montero, que identificará la verdadera voluntad del pueblo, ésa que no sale de las urnas sino de la calle, la que prende allí como una antorcha olímpica a partir de una llama de kebab. El fuego de la calle encendiendo la barbacoa de Galapagar. Ésa es la democracia que piden. Y ya hay hasta un señor en chándal anunciándolo.

Tenía que ser Rafael Mayoral, tenía que ser con un chándal olímpico como de la RDA, y tenía que ser hablando como Don Pimpón. No hay mejor manera de expresar el escepticismo por la democracia que estar en el propio Gobierno y salir por YouTube como un rapero o un gamer a decirle al personal precisamente que el Gobierno no tiene el poder. Rafael Mayoral, que lleva en Podemos lo de los movimientos sociales con un aire de monitor de campamento entre trágico y ridículo, como con linterna en la cara; Mayoral, que explica las cosas como Dora la exploradora, sale en fin para avisar de que el poder lo tienen los fondos buitre y el Imperio Galáctico y que hay que movilizarse, organizar la resistencia en los barrios, en las asociaciones, en los cineclubs, en el botellón, en el kebab. Organizarse contra el propio Gobierno, o sea contra ellos mismos. 

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