Aquella mañana de 1991 yo no imaginaba lo que mis compañeros de la radio habían preparado para mí. Sabían que suspiraba por los huesitos de cierta cantante y actriz australiana llamada Kylie Minogue (28 de mayo de 1968) y pensaron que sería una buena idea darme una sorpresa en antena. Kylie andaba de promoción y en su paso por España la discográfica pactó que aparecería de repente, de la nada, en mitad de uno de mis programas en directo. Y para más risas, esperaron a pillarme con el micro abierto y en medio de una frase que, lógicamente, no pude terminar.
Así conocí a la diva antípoda que triunfó en el mundo con una canción que escribieron los magos de la música pop de los 80 Stock, Aitken y Waterman… en apenas media hora. Mientras esperaban en el hall de un hotel a que la actriz australiana bajase a conocerles, les dio por componer un hit llamado “I Should Be So Lucky”.
En 2013 me sorprendió la noticia de que aparecieran sellos de correos con su imagen. Normal, si tenemos en cuenta que en su lucha contra el cáncer de mama que ella misma sufrió, consiguió que en su país la cantidad de mamografías realizadas aumentó en nada menos que un 40 por ciento. Este fenómeno fue posteriormente llamado "el efecto Kylie".
Y ya que estamos filatélicos, no me ha sorprendido ver que en nada menos que ocho países existan sellos de Bob Dylan (24 de mayo de 1941). Robert Allen Zimmerman, que así se llama el famoso Nobel (antes de cambiarlo en homenaje al también poeta Dylan Thomas) ha contribuído a la música y la poesía, a la cultura en general y sobre todo a la defensa de las libertades personales. Cuesta imaginarse a un Dylan principiante rockero vendiendo solamente 5.000 copias de su primer disco. La leyenda nació cuando abandonó el plató del gran “Show de Ed Sullivan” el 12 de mayo de 1963. Le pidieron que no cantara la canción protesta contra la caza de comunistas en Estados Unidos que había ensayado con el beneplácito del presentador más importante de la historia de la música en televisión. Sencillamente “prefirió no salir”. Eso le supuso mucha más publicidad hacia su figura que recorrer el camino en directo que Elvis, Sinatra o Beatles recorrieron con Ed.
Pero para carácter fuerte el protagonista de otro sello: un compositor extraordinario que ha influido enormemente en la música del fin de siglo XX: Noel Gallagher (29 de mayo de 1967). Estoy viendo a la venta en ebay los sellos de correos con su imagen y la de Oasis, el grupo que fundó con su hermano Liam por algo más de 5 euros. Poco me parece para esta curiosidad en alfabeto cirílico. Ni siquiera se miran sus caras en las colecciones de sellos. Su relación familiar se conoce como “la peor de la historia de la música”. El cúlmen llegó el 28 de agosto de 2009, cuando anunciaron que se cancelaba su participación en el festival “Rock en Seine” por problemas en la garganta de Liam. La verdad era muy diferente: habían llegado a las manos, y al destrozo de guitarras. Noel ya había tenido bronca hasta con Phil Collins.
No siempre el talento para las artes va unido a la inteligencia social. Menos mal que ahí están los sellos de correos para dar fe de las leyendas, sin necesidad de que tengan que caer bien a todo el mundo.
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