Hay algo que no me encaja en el famoso (y gran) anuncio de cerveza de la faraona. No es la voz de Lolita emulando a su madre, que aunque no llegue al ronco tono real de la más grande, se ha sabido parecer bien. Tampoco es la animación por ordenador, que todos recordamos al gran Bruce Lee con el “be water my friend”, y ya fue la bomba. Es que, sinceramente y a pesar de la genial idea y realización, hay algo que no es suyo. ¿Cuál sería su verdadero discurso? ¿Ese? No soy un experto en cómo hablaba la Lola Flores original, pero sí en tener que adaptar grandes ideas a valores de marca presuntamente custodiados celosamente por agencias que se ganan su supervivencia a base de cuidar “la fee”, su pago mensual. Tragaremos con el discurso sobre el “acento” (valor de marca) y hasta con las referencias a algo tan moderno y a la vez presuntamente común como el ¿“empowerment”? para poder hacer la gracia del poderío. Vale.

Todo comienza cuando un profesional tiene una gran idea. A partir de aquí se pone en marcha una maquinaria que normalmente estruja la ocurrencia hasta dejarla en algo que a veces no recuerda en nada a la original. No afirmo que sea el caso, pero ese tipo de procesos se dan tantas veces que no sería extraño que tuviese la culpa de que al final, yo al menos, no vea a Lola ahí. Fastidia más precisamente por lo espectacular de la acción y por la habilidad de los creativos y los productores. Seguro que estos estrategas defensores del cliente han tenido en cuenta y hasta habrán puesto “métricas” al efecto entre los seguidores de un Puigdemont que escribió en 1995 que con la muerte de Lola “se había ido un residuo del franquismo”. Olvidado.

Cuando con toda su naturalidad esta gran mujer inventó el “crowdfunding” en 1989

Y luego está lo de Hacienda, que es actualidad. Estos días ha aflorado bastante patriotismo andorrano sobrevenido. Cuando con toda su naturalidad esta gran mujer inventó el “crowdfunding” en 1989, nos resultaba increíble que una artista que llenaba la pantalla o el escenario a base de carácter nos debiese a todos tanto. Pero tragamos y a la mayoría nos pareció hasta normal. No la imaginábamos llevando un libro de contabilidad. Por supuesto, hubo quien, efectivamente, le dio aquella peseta que pidió o incluso más para que la diva jerezana tuviese las cuentas en paz con todos nosotros. Después ya nos hemos acostumbrado a ver pasar por titulares similares a Ana Torroja, a Shakira, y a muchos otros de dentro y fuera del panorama musical.

Recuerdo a un aspirante al puesto de ayudante de producción al que me tocó entrevistar en la radio que quiso dar la impresión de ser muy ecléctico y adaptable en cuanto a sus gustos musicales, pero erró el tiro:

  • Me gusta de todo. Desde Lola Flores hasta Depeche Mode
  • Muy bien. Dime tres canciones de Lola Flores
  • Me has pillado

Todos la conocemos, y no son pocos los que realmente sabrían salir airosos de ese trance, pero reconozcamos que la mayoría de los mortales de hoy en día tendríamos apuros similares si nos toca “canciones de Lola Flores” en un trivial.

Pues pongamos remedio de inmediato gracias a nuestra lista. No sé cómo sentará que entre Kraftwerk o Simon & Garfunkel colemos un clásico de la reina del pendiente volador, pero mérito artístico no le falta para estar entre lo más florido de esta nuestra playlist, tan independiente ella.

“Ay, Pena penita pena” es su tema más grande y rebosa arte “por los cuatro costaos”, pero melódicamente y por nivel musical de producción, vayamos a otra interpretación genial de Lola Flores: “A tu vera”.

Esa sí es Lola.