La imagen se transmite por las televisiones de todo el mundo. Son las calles de Vallecas en Madrid, un joven patea con saña a un policía una y otra vez, antes le había provocado de todas las formas posibles, le insulta, se coloca a pocos centímetros de su cara en posición de guardia de boxeo, como si de un combate se tratara, animando a sus amigos a ponerse a su altura. Él es el líder que guía a los demás. Siguen durante largos minutos los insultos, se escucha "¡A por ellos como en Paracuellos!", recordando el asesinato histórico de cerca de 3.000 personas por parte del bando republicano en el 36.

Pero la policía aguanta, tiene la orden de no intervenir excepto que no haya más remedio, además son pocos efectivos dentro de la Plaza de la Constitución y el escenario con el acto de Vox está demasiado cerca de los agresores.

El policía que sigue de baja, desmoralizado y sin motivación para seguir en su trabajo, sabe que todo va a quedar en una simple multa

Empieza el lanzamiento de piedras y adoquines de gran tamaño y la policía se dispone a actuar. Durante la carga policial el mismo joven que lleva varios minutos provocándoles, golpea con puños y patadas a tantos policías como alcanza. Uno de ellos se convierte en su objetivo a batir, le hace una zancadilla para que caiga al suelo, le golpea y patea hasta que le salta el casco. Con la cabeza descubierta de protección, le lanza patadas a la cara y al estómago, sus amigos le siguen. La víctima, subinspector de la Unidad de Intervención Policial, acabó en el hospital y necesitó 9 puntos de sutura en el rostro.

Días después Alejandro, que así se llama el agresor, fue detenido por la Policía, se le identificó con facilidad a pesar de la mascarilla por un tatuaje en la mano derecha. Muy joven, 21 años, vecino de Vallecas, simpatizante de los bukaneros, la afición radical del Rayo Vallecano. Se había rapado el pelo intentando disimular su aspecto para que no le identificaran. Pasó una noche llorando en el calabozo hasta presentarse ante el juez al día siguiente. Al no tener antecedentes penales, el juez de instrucción del juzgado 46 de Madrid le dejó en libertad con cargos.

Las imágenes se hicieron virales por su extrema agresividad pero a pesar de ello y teniendo en cuenta su ideología de extrema izquierda, aparece por las televisiones un habitual, el portavoz de Jueces para la Democracia, el magistrado Ignacio González Vega, afirmando que “estamos hablando de un delito de atentado a la autoridad y desórdenes públicos, las penas van de 1 a 3 años de prisión, pero estamos hablando de una persona de la cual hay que presumir que es inocente, porque el hecho de que figure una fotografía, habrá que ver si está o no descontextualizada y evidentemente habrá que celebrar el juicio para saber si a lo mejor fue una agresión o quizá fue en legítima defensa”. Un magistrado defendiendo los derechos de un violento que podría haber provocado un homicidio, antes que los de un servidor público que se jugó la vida por cumplir con su deber. Hablando de “legítima defensa” en la acción de patear a un policía.

Pablo Iglesias va más allá: “Todo mi apoyo a la gente de Vallecas y a los hinchas de un equipo de fútbol que son un ejemplo de defensa de valores solidarios y de valores antifascistas, que son de lo mejor de nuestra ciudad”. Cuando los periodistas le piden una y otra vez que condene la violencia de los que lanzaron piedras en ese acto, no lo hace: “Cualquier persona de izquierdas que haga una cosa ilegal va a caer sobre él o sobre ella todo el peso de la ley. Seguro que la imagen de ese antidisturbios que está tirando una piedra no se traduce en ninguna sanción o en ninguna detención. Qué pasa, ¿que tienen más medios para investigar a la gente cuando es de izquierdas que cuando es de la ultraderecha?”.

El policía que sigue de baja, desmoralizado y sin motivación para seguir en su trabajo, sabe que todo va a quedar en una simple multa. Al magistrado habría que preguntarle si hubiese sido tan contundente en sus afirmaciones de ser el agresor un radical de derechas en lugar de serlo de izquierdas. A Pablo Iglesias pedirle que desaloje a los guardias civiles que custodian su chalet noche y día, porque no cree en el principio de autoridad de las fuerzas del orden, no tiene sentido tenerlas protegiendo su propiedad.

Hemos perdido el norte y el capitán de esta nave a la deriva nos gobierna.

La imagen se transmite por las televisiones de todo el mundo. Son las calles de Vallecas en Madrid, un joven patea con saña a un policía una y otra vez, antes le había provocado de todas las formas posibles, le insulta, se coloca a pocos centímetros de su cara en posición de guardia de boxeo, como si de un combate se tratara, animando a sus amigos a ponerse a su altura. Él es el líder que guía a los demás. Siguen durante largos minutos los insultos, se escucha "¡A por ellos como en Paracuellos!", recordando el asesinato histórico de cerca de 3.000 personas por parte del bando republicano en el 36.

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