Juanma Moreno, el presidente andaluz, por fin se ha reunido con Sánchez y casi parecía que quedaban para repartirse a Susana Díaz como las viandas magníficas y medio vivas de una matanza. Con Susana presente y turbadora entre los dos como un ave disecada, una máscara africana o una panoplia de hachas, Moreno le adelantó a Sánchez que no iba a convocar elecciones anticipadas. En El padrino se recomendaba aquello de no dejar que los adversarios sepan lo que piensas, pero a Moreno parece que le da igual. Yo creo que es porque tiene pensado ganarle otra vez al PSOE andaluz postsusanista o sanchista o redondista a base de ser presidencial, moderado, sincero y casi naif, o sea lo contrario a Susana y lo contrario a Sánchez. Incluso lo contario a Ayuso, a quien le recordó que el Rey no es un rey de Sissi, es un señor que sólo tiene adornos y obligaciones a cambio de no tener nada de poder.

Sánchez y Moreno tienen en común que tuvieron de enemiga a Susana, que es inquietante como tener de enemiga a la bruja Lola. El matiz es que Moreno, después de vencerla, ha sabido ocupar el sitio de Susana, hacer que la olviden (quizá simplemente desmintiendo todas sus brujerías sobre la derecha), mientras Sánchez aún no se sabe qué hará con el PSOE andaluz. De momento, Sánchez sólo tiene allí a un mandado con aire de sastre de nazarenos que ha ganado las primarias porque el militante está tieso, que diría Susana, tiritando y piando, y Sánchez es ahora el poder con bocamangas de oro europeo. Sánchez y Moreno tienen en común que vencieron a Susana, pero ya digo que eso no es suficiente. Quizá a Moreno no le importa descubrir sus cartas porque visita a Sánchez con esa autoridad de haber superado a Susana, mientras Sánchez sólo la ha apartado o abatido. Sánchez es el que está aún con el despiece de Susana, mientras Moreno ya maneja su herencia.

Moreno, al principio, no parecía en el PP andaluz ni pasado ni futuro, no aportaba ni mucha sustancia a la tradición ni mucha originalidad a la renovación. No es ya que pareciera un sobrino de Javier Arenas al que le dejan coger el volante del haiga familiar en su primera comunión, sino que no parecía tener más proyecto de partido ni más estrategia que presentarse allí con sus pantaloncitos cortos de zangolotino. Pero sea por habilidad, suerte, tiempo o carcoma, ganó a Susana, ganó al PSOE todopoderoso y babilónico. Ahí es cuando uno cree que empieza Moreno, el Moreno de ahora, el que llega a la Moncloa sin nada que ocultar ni temer, le cuenta sus planes a Sánchez, corrige a Ayuso y pide una mesa bilateral para fumarse un puro al lado de los indepes.

Moreno le arrebató al PSOE su santo viñedo, su cortijo lorquiano y lunero, pero no se ha quedado en poner el colchón y esperar a que se desinfle, como Sánchez"

Moreno no es que sea anticasadista ni antiayusista, no es que vaya de escolar por ser sorayista ni fuera sorayista por parecer un escolar, ni tampoco pretende ser el Feijóo andaluz con gaita en casa y pica en Madrid. Moreno, simplemente, es que le arrebató al PSOE su santo viñedo, su cortijo lorquiano y lunero, pero no se ha quedado en poner el colchón y esperar a que se desinfle, como Sánchez, sino que ha ido subiendo, consolidándose, haciéndose presidente o haciéndose mayor en ese haiga en el que le pusieron como para jugar. Moreno no creo que esté pensando en hacerse de una familia pepera o en ser él mismo una familia pepera, ni tampoco creo que esté trabajándose una personalidad de barón fronterizo, diferencial y folclórico. Yo creo que está intentando ser lo único que puede ser, o sea alternativa al PSOE andaluz, que no se ha ido a ningún lado, que no ha desaparecido aunque en vez de Susana esté un paje municipal.

Moreno no está contradiciendo al PP rearmado de ideología de Casado ni al PP rearmado de enaguas de Ayuso. Lo que está contradiciendo es la profecía del propio PSOE andaluz sobre la derecha, la profecía de la derecha ceniza, la derecha señorita y azahonada (en realidad, en el reinado del PSOE los señoritos azahonados eran los del PSOE), la derecha de ricos y pijos egoístas (en realidad, en el reinado del PSOE los ricos y pijos eran los del PSOE), la derecha beata y meapilas (en realidad, en el reinado del PSOE los más beatos y meapilas eran los del PSOE), la derecha broncas y gallita (en realidad, en el reinado del PSOE los más broncas y gallitos eran los del PSOE). Moreno se ha ido consolidando porque se ha dado cuenta de que tenía que ser presidente de Andalucía de una manera inversa a las presidencias socialistas, esas presidencias paternalistas y providentes que se acercaban al pueblo sólo después de bajarse trabajosamente de un trono como encharcado de pereza y obviedad, esas presidencias de alpiste al pobre y dóberman al enemigo. Esto es lo que marca el estilo de Moreno.

Juanma Moreno ya no es aquel azafato de Tío Pepe que parecía, se ha hecho más político con el poder, que es el trayecto contrario al de Susana o Sánchez. Quizá va de modesto o de naif porque en realidad se ve sobrado. A Moreno le da igual enseñar sus cartas pero, la verdad, a Sánchez también le dan igual las elecciones andaluzas: sólo quería esas primarias para terminar su venganza hongkonesa con Susana antes de que el militante empezara a ver cómo cae el ídolo de gafas de oro, pies de chancleta y colchón giratorio. Yo me imagino a Moreno en la Moncloa incluso un poco de vacile, pensando, divertido, que alguien le tendrá que explicar a Iván Redondo qué es el Clan de Alcalá o la pax chaviana. Sí, Susana estaba allí como un trofeo o un antepasado, pero sólo Moreno la ha vencido. Sánchez todavía la está masticando.

Juanma Moreno, el presidente andaluz, por fin se ha reunido con Sánchez y casi parecía que quedaban para repartirse a Susana Díaz como las viandas magníficas y medio vivas de una matanza. Con Susana presente y turbadora entre los dos como un ave disecada, una máscara africana o una panoplia de hachas, Moreno le adelantó a Sánchez que no iba a convocar elecciones anticipadas. En El padrino se recomendaba aquello de no dejar que los adversarios sepan lo que piensas, pero a Moreno parece que le da igual. Yo creo que es porque tiene pensado ganarle otra vez al PSOE andaluz postsusanista o sanchista o redondista a base de ser presidencial, moderado, sincero y casi naif, o sea lo contrario a Susana y lo contrario a Sánchez. Incluso lo contario a Ayuso, a quien le recordó que el Rey no es un rey de Sissi, es un señor que sólo tiene adornos y obligaciones a cambio de no tener nada de poder.

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