Una vez más, y son incontables a lo largo de la historia, cuando los valores supremos de la democracia liberal y el respeto a los Derechos Humanos parecían haber triunfado, incluso en los estados y en las zonas más refractarias a ellos, la torpeza cortoplacista de las potencias occidentales y en especial de la primera de ellas, los Estados Unidos de América, devuelven las fichas del tablero geopolítico a la casilla de salida. La retirada de las tropas estadounidenses, anunciada de manera desordenada y precipitada por la actual administración norteamericana y la toma de Kabul por los talibanes, ha sumido aquel país, 20 años después de su invasión, de nuevo en el infierno. El grueso de sus 38 millones de habitantes contienen el aliento aterrados mientras la opinión pública internacional asiste, con perplejidad, a la impotencia de la UE y de instituciones como la propia ONU que, más que nunca, se empeñan en demostrar que no son ya más que meras cáscaras burocráticas vacías sin poder ni 'autoritas' real.

Contenido Exclusivo para suscriptores

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

¿Ya estás suscrito? Identifícate aquí