El sabotaje de la CUP a los presupuestos de la Generalitat va a tener más consecuencias de las que podrían pensarse porque al decidir Pere Aragonés apoyarse en los Comunes ha roto la alianza de hierro que desde el año 85 tenía unidos a los partidos independentistas ERC, Junts -los herederos de la antigua Convergència- y la CUP y no es fácil que esa alianza vuelva a producirse. Es más, la brecha abierta está condenada a ensancharse.

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