Todas las guerras son odiosas, pero la reciente invasión de Ucrania por parte de las tropas del sátrapa Putin, han roto todos los códigos, si es que las guerras tienen alguno, más allá de los tratados internacionales o de la Convención de Ginebra. Como siempre, además de muerte, destrucción y miseria, los conflictos bélicos conllevan graves divisiones entre las ‘clases políticas’ y también entre las opiniones, públicas y ‘publicadas’, sobre todo las pertenecientes a las naciones más cercanas a los actores confrontados. 

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